Argentina, una salida tortuosa
Se cumplen 10 años de una familia en el poder de la Nación. Fueron
tiempos de extrema bonanza desperdiciados. Más allá del presente y del
futuro cercano, el futuro se cobrará y muy caro tantos errores,
autoritarismo e ilícitos en todos los órdenes. La reconstrucción llevará
muchos años. Este tema es tratado sintéticamente en esta nota.
"El temor se ha apoderado de buena parte de la sociedad y por lo tanto
la vida se ha convertido en un verdadero calvario, donde el vértigo de
la mala noticia ha trastocado el humor social. La inexistencia de reglas
de juego estable lastiman la inversión. La corrupción ahuyenta la
llegada de capitales serios. El cepo cambiario evita entre otras cosas
el giro de utilidades al extranjero, con lo cual el que sufre es el
trabajador que encuentra menos posiciones laborales."
por JORGE HÉCTOR SANTOS
Twitter: @santosjorgeh
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Es demasiado difícil
para el argentino común, agobiado por el presente, poder tomar acabada
dimensión del momento que vive y de las dificultades que deberá
enfrentar en el futuro, algunas de las que aún están debajo de la
alfombra, algunas otras se visualizan abstractas y otras tantas se
ofrecen como posibilidades oscuras.
Es una conducta humana, común y comprensible, evitar pensar en aquello
que uno intuye viene mal; es por eso que se mantiene viva la esperanza
que algún viento favorable podrá torcer el derrotero de un tornado que
puede llegar a tener que enfrentar.
Lamentablemente, más allá de cualquier fracción en que ha sido dividida
la sociedad nacional; el futuro es complejo.
Importa quién gane las elecciones legislativas de octubre; sí, claro.
Si gana el oficialismo todo se complicará aún más.
Si gana la oposición -siendo este el mejor de los escenarios posibles-
la situación política, social y económica desatará la furia de los
revanchismos contenidos, mostrará aún más lo que la falta de diálogo
fue cultivando, presentará aún más sin tapujos la falta de escrúpulos de
un gobierno acosado y carente de calidad técnica, ética y moral;
además, destapará un cuadro descarnado de todos los innumerables
problemas que esperan solución y no han sido siquiera atendidos.
Argentina se ha degradado en todos los aspectos de la vida. No hay uno,
de los valores esenciales para la convivencia social que esté a salvo.
La ley ha sido pisoteada. Las mafias se han multiplicado. La impunidad
ha erosionado los tejidos de la credibilidad social. Nadie cree en nada,
ni en nadie.
Los fanatismos, por conveniencia o convicción, se ha enquistado en
partes trascendentes como las propias estructuras familiares, amicales y
empresariales.
El desencanto de una década desperdiciada, perdida, malgastada; ni aún
hoy se puede dimensionar en su total dimensión.
El agua hoy llega a la cintura sin que muchos lo perciban.
La inundación en su esplendor dejará ver la dimensión del enorme daño
causado por gobernantes ávidos de acumular todo el poder del Estado, de
beneficiarse descaradamente en forma personal con los dineros de todos y
descubrirá más lo irreverente de un relato montado para engañar de la
forma más vil a quienes dicen representar.
El clásico "hecha la ley, hecha la trampa"; pasó a mejor vida. Todo es
tramposo.
La inseguridad frente al criminal, la ladrón parece empequeñecer frente a
la que provocan los funcionarios del gobierno nacional.
El temor se ha apoderado de buena parte de la sociedad y por lo tanto la
vida se ha convertido en un verdadero calvario, donde el vértigo de la
mala noticia ha trastocado el humor social.
La inexistencia de reglas de juego estable lastiman la inversión. La
corrupción ahuyenta la llegada de capitales serios. El cepo cambiario
evita entre otras cosas el giro de utilidades al extranjero, con lo cual
el que sufre es el trabajador que encuentra menos posiciones laborales.
Ni queriendo se pueden hacer las cosas peor; salvo cuando la sociedad,
en parte, ha sido cómplice de vivir ignorando la idoneidad y la decencia
de sus representantes respecto del beneficio circunstancial del
bolsillo.
La salida de esta situación no será silenciosa ni fácil.
Una vez que se comience a salir, costarán muchos años volver a poner en
el mismo camino a un pueblo dividido, menos tiempo poder rehacer los
pilares básicos de la economía; muchos más años demandarán otros
aspectos esenciales y estratégicos de la misma, como la infraestructura,
la energía, etc.
No menor será la área de reinsertar a la nación en el mundo.
Un camino de muchos sacrificios habrá que recorrer para restañar tanto
despropósito, tanto entierro del sentido común y tanta corrupción con
escandalosa impunidad.