Al Dr. Juan Daniel AMELONG, El Colegio
de Abogados de Rosario le canceló la matricula por haber sido condenado por
delitos de lesa humanidad, sin que el fallo estuviere firme.
Su
abogado defensor apeló la decisión y la Cámara de Apelaciones falló a favor de
Amelong.
Pero
la venganza, montada en la ideología más que en la ecuanimidad de las leyes,
lamentable para un Colegio de Abogados pudo más.
El Colegio de abogados de Rosario
interpuso recurso ante la Corte,
llamando a expertos para que lo redacten: Querían que al Dr. Amelong, Soldado de
Ejército Argentino y cuyo padre,
empleado de Acindar en los 70 fue
acribillado por Montoneros en un
atentado en que casi muere también la
hermana del Dr. Juan Daniel Amelong, le fuera quitada su matrícula.
Bien,
ahora LA CORTE LES RECHAZO EL RECURSO a los abogados del Colegio de abogados de
Rosario, y CON COSTAS!
En los próximos días,
el Dr. Gonzalo Pablo Miño, defensor
del Dr. Juan Daniel Amelong,
iniciará una demanda por los daños y perjuicios correspondientes, "solicitando la responsabilidad
personal de los Directores del Colegio de Abogados de Rosario, pues el
colegiado no tiene por qué pagar el mamarracho jurídico que hicieron estos
tipos."
Así
mataron al Ing. Amelong, padre del Dr. Juan Daniel Amelong...
Así mataban los
Montoneros...
El ingeniero Raúl Amelong llevaba a su hija a la facultad… como casi
siempre.
Era Junio. Era 4. Y
corría el año 1.975.
Presidía
la Argentina la viuda de Perón.
Raúl
Amelong trabajaba en Acindar, tenía 10 hijos y junto a él viaja Inés, su hija
de 18 años.
Un semáforo en rojo. Amelong que frena. Inés que repasa con su padre unos ejercicios de matemática… y la
tragedia que se desata. Una explosión tras otra. Vidrios rotos, sangre a
borbotones. Gritos desesperados. Raúl
Amelong que cae sobre su hija. Inés
que reza. Silencio. “van a volver…”
suspira y avisa Raúl Amelong en
agonía.
Siempre volvían.
Había que rematar al moribundo. Así era la “valentía”
cobarde del terrorismo en Argentina.
Inés
entonces reza con más fuerza. También está herida de muerte, pero no es aún su
hora. Se salva de milagro. Así lo
dispuso Dios.
Otro poco de
silencio. Y otra vez la locura. El último puñado de tiros en la cabeza de su
padre moribundo. El remate. El sello terrorista. El broche final de la locura asesina.
¿El
gobierno?: Democrático.
¿Las
víctimas?: Civiles. Un padre y su hija.
El odio del
terrorismo, y su plan sistemático para acorralar de miedo a la sociedad.
Ese 4 de junio de
1.975… los Montoneros dejaban en
claro el mensaje de guerra: Contra la
democracia, y contra la población civil sin distingos.
Asesinar.
Caiga quien caiga y muera quién muera.
Horacio
R. Palma