jueves, 17 de octubre de 2013

¿QUE SENTIDO TIENE MANTENER INUTILES FUERZAS DE JUSTICIA Y SEGURIDAD?

En las actuales circunstancias, ¿Qué sentido tiene mantener una inútil Justicia y también a las Fuerzas de Seguridad?

 

El sostenimiento de estos ahora inexistentes servicios estatales, debería ser replanteado por la ciudadanía. Pagar por algo que no sirve y que además provoca muertes …
EPÍGRAFE: Alejandro Granados, algo menos “duro” en esta fotografía, y Sergio Berni. ¡Imágenes lamentables …!
¿Qué papel juegan hoy las Policías, cuando al llamárselas dicen no poder actuar, en la mayoría de los casos …?. Hay peligrosos delincuentes sueltos, según la propia e insólita manifestación del principal responsable de la Seguridad en el país, quien ahora actúa como si fuera un Cronista periodístico y no el Funcionario a quien se le paga para que solucione los problemas en ese ámbito. Además, SERGIO BERNI, a quien se alude en este comentario, da cifras precisas de los criminales sueltos, de modo que para contar con ese dato los ha de conocer … saber que existen y en donde están …

 No se trata esta nota, de un llamado a la rebelión cívica o fiscal, sino de un intento de conseguir que la ciudadanía reflexione acerca de que está depositando sus esfuerzos en cuanto a temas dinerarios se refiere, en un balde sin fondo, porque cada vez el sistema reclama mayores recursos, bajo cualquier vana excusa, como lo es la foto de nuevos móviles patrulleros, que luego de ser adquiridos, suelen terminar estacionados en las inmediaciones de las Comisarías, por no contar con combustible o con personal para ser utilizados. Mucho más visibles son estas presentaciones ahora, en plena campaña electoral.

 La calle, el país todo, ha sido tomado por los vándalos, y las personas pacíficas prefieren recluirse en sus hogares, retroalimentando un fenómeno tan negativo. Es difícil no sentirse vulnerable en plena calle con un comportamiento tan agresivo, de parte de muchos sujetos que disfrutan de la permisividad que les brinda el actual Gobierno, por una cuestión demagógica y supuestamente ideológica, aunque muchos ya hablan de cierta perversidad que forma parte del estilo vengativo de los integrantes del Gobierno, basado en un resentimiento que es fácil advertir.

 La agresividad y la desvergüenza se notan en cualquier lugar y posición personal que se tenga, en la calle, en los locales comerciales, o en cualquier lugar público. Es fácil de apreciar entre el mismo pasaje de los transportes, o manifestado hasta por los peatones. Nadie queda exento de la agresividad en la vía pública hoy, como causante original de la misma, o por responder a ella.

 La situación, además, se manifiesta a nivel nacional, aunque con mayor fuerza, en los grandes centros poblados. Es decir, que el caso no respeta jurisdicciones ni distritos, ni Gobiernos.

 Lo que se puede percibir es un descontrol absoluto acerca de un comportamiento del público que debería ser civilizado, para conseguir una vida armónica y disfrutable, y  que sirva para crear un marco adecuado para el trabajo y la educación, cosa difícil de poner hoy en práctica porque si de trabajo se trata, los problemas emergen por todas partes, y en cuanto a la educación, los Maestros y Profesores hoy enfrentan el nuevo desafío de esquivar los golpes que les propinan los padres de los alumnos que merecen aplazos. Es evidente que detrás de todo este escenario emerge la responsabilidad del Gobierno, con sus actitudes autoritarias, confrontativas e injustas; sus mentiras y los desafíos y provocaciones que le hacen constantemente a la población.

 La que se encuentra con las manos atadas, porque el Estado no la defiende ni la deja defenderse, ya que las armas las pueden utilizar sólo los amigos del Gobierno, para lo cual este ha puesto directivos militantes, en sus órganos de control, a nivel federal y locales.

 Por su parte, la Policía debe permanecer ajena a todo, ya que puede ser castigada si comete el enorme error de apresar a un delincuente kirchnerista, o con contactos con alguien del Gobierno.

 De allí que con sólo mirar la expresión de cualquier integrante de alguna Fuerza de Seguridad a quien se apela para denunciar un hecho, uno puede advertir el miedo que este demuestra, por no cometer ese fatal error de responder de algún modo que se oponga a la actual tendencia de no confrontar con nadie, ni siquiera con los criminales más peligrosos, y recibir una sanción, sencillamente por cumplir con su deber.

 ¿Quiénes llevaron a esta situación, y cómo se consiguió llegar a la misma?. Por lo pronto hay que asumir que se trata de un resultado que sólo puede ser promovido por un claro y definido enemigo de la Nación. Alguien que quiere destruir al país, desde sus bases.

 Es ciertamente asombrosa la inseguridad “ganada” en la década. Un Médico puesto a manejar el tema a nivel de todo el país, y un Gastronómico a cargo de la seguridad en la principal y más compleja provincia del mismo. Además, este último disfrazado de “Sheriff duro”. Cuantas ridiculeces están soportando los argentinos. Y las han de merecer, porque no hay reacción visible desde sus lugares de alta exposición ante un fenómeno cada vez más grave y peligroso.

 Finalmente, a partir de ahora, cuando desde el Gobierno hablen sobre la década ganada, habría que preguntarles ahí nomás, sin siquiera entrar en otros graves problemas que han generado en el país, en qué porcentaje creció el narcotráfico en la Argentina, desde 2003, y qué políticas se han creado y aplicado, y en especial cómo se ha conducido la cuestión de la prevención para disminuir el consumo de estupefacientes en la población.

 No resistirían ni un round, ante estos elementales cuestionamientos.
 
Fuente: Enfoques Positivos