¡BUSCAR LA PAZ COMO CATÓLICO SIN DUDAS ES SUBORDINARLO TODO A CRISTO, SIN CRISTO NO SE PUEDE CONSTRUIR LA PAZ!
Por: Juan Rosi
A propósito del llamado de Bergoglio a
los lideres Palestino e Israelí a orar por la paz en el Vaticano, sin
dudas que debería hablar como un verdadero vicario de Cristo, pero solo
escuchamos un mensaje mundano, un mensaje donde solo el hombre queda
reducido todo a su pasaje y su único fin el terrestre o sea carente de
una visión sobrenatural, carente de unirse a aquel que venció a la
muerte y la promesa de vida eterna para quien fue hecho a su imagen y
semejanza. Decía San Agustín: La paz es la tranquilidad en el orden.
Dentro del orden temporal la política tiene por finalidad el gobierno de
la ciudad como lo definían los sabios griegos y su fin es el bien
común. Dentro de lo que es el bien común, la política para desarrollar
la paz, necesita vivir en el orden y la seguridad es uno de los pilares
fundamentales ¿puede el pueblo Palestino vivir seguro con quienes los
han venido masacrando sistemáticamente desde la creación del Estado de
Israel?
El orden es la recta disposición de las
cosas para alcanzar su fin. El orden moral - orden propio de la especie
humana- se realiza en virtud del conocimiento que los hombres tienen de
sus leyes o normas y de la libre adhesión que las normas jurídicas
tienen cuando abarcan la actividad individual y social. El orden social
es, a su vez, el orden moral aplicado a las relaciones entre los hombres
que viven en sociedad; de ahí que el orden social dependa del orden
moral, como la parte depende del todo. El orden social es, por lo tanto,
el sistema de leyes morales que rigen la estructura y la vida de la
sociedad, con el objeto de realizar el bien común, para facilitar a los
hombres la consecución de sus fines materiales, intelectuales y morales,
coordinado y supeditados al fin último (Dios).
La paz es la realización de los fines
naturales en el orden Jurídico, así la paz tiende a asegurar la
prosperidad o felicidad temporal del hombre. Bien, es cierto que esta
prosperidad y esa paz reconocen una escala de valores, en cuya cima
están los espirituales, porque el orden moral es anterior y superior al
orden material.
Como lógica consecuencia y en razón
inversa al criterio expresado la falta de cumplimiento de la ley
superior (ley divina, natural e inmutable) trae aparejado el desorden,
la anarquía y el nihilismo.
La justicia es un valor esencial para la
paz, sin justicia no puede existir paz. El mundo moderno que todo lo ha
vaciado, fundamentalmente en esta guerra semántica que ha llevado a una
perdida de los conceptos y en esa definición tergiversada, subvertida,
Paz hoy insisto, en esta desconstrucción de los conceptos, es ausencia
de guerra, ¡pero sí existe una guerra declarada a la verdad, a Cristo
hombre y verdadero Dios! Que ninguno esta dispuesto a abandonar.
Quienes serán los actores fundamentales
en esta oración, es decir el Presidente israelí y el jefe de gobierno de
la autoridad Palestina, ambos no reconocen al Dios verdadero y no
tienen ninguna intención de reconocerlo como tal, entonces ¿puede haber
paz entre estos pueblos? En absoluto. Deberían reconocer al Verbo
Encarnado que es la verdad de Dios que se hizo hombre y que predica esa
Verdad: hacéos uno, uno entre vosotros y conmigo, como yo soy con el
Padre. Porque solo la Verdad es fundamento de unidad. Solo la Verdad
une, de una manera que es una identificación por dentro. La Verdad y el
error no pueden coexistir. La unidad es de Dios y la división, la
fragmentación es del demonio. Lógicamente, el sentido de la vida es dar
vida, pero esa vida tiene que ser para Cristo, para la verdad y en esta
reunión que en nada se pregona y se pide el reconocimiento de la verdad,
termina siendo vida que solo servirá a la contra iglesia, a la sinagoga
de Satanás como lo dijera San Juan.