¿Vendrá un Antipapa? (1967)
- Por Alberto Ezcurra Medrano
Dice San Pablo: “Entre tanto, hermanos, os
suplicamos por el advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión
al mismo, que no abandonéis ligeramente vuestros sentimientos, ni os dejéis
alarmar por algún espíritu, ni por cierta palabra, ni por cartas que se
supongan enviadas por nosotros, como si el día del Señor estuviera muy cercano.
No os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá sin que
primero haya acontecido la apostasía, y aparecido el hombre del pecado, el hijo
de la perdición, el cual se opondrá y se alzará contra todo lo que se dice Dios
o se adora; hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, mostrándose
como si fuese Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba todavía entre vosotros os
decía estas cosas? Ya sabéis vosotros lo que ahora lo detiene, hasta que sea
manifestado en su tiempo. El hecho es que ya está obrando el misterio de
iniquidad. Entre tanto, ¡el que lo detiene ahora deténgalo hasta que sea
quitado de en medio. Entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor
Jesús matará con el aliento de su boca, y destruirá el resplandor de su venida.”
(Tesal. II, 1-8)
¿Qué
es “lo que detiene”, el “obstáculo”, el katejón, que impide la manifestación
del Anticristo? San Agustín y los antiguos padres vieron en él al Imperio
Romano. “Esa creencia – dice Straubinger – quedó desvirtuada por la experiencia
histórica y no parece posible mantenerla”. Se la mantiene, a pesar de todo. Se
cree ver en ella, ya que no el imperio Romano, el “orden romano”. Pero lo
cierto es que a partir de la Revolución Francesa, llevamos ya casi dos siglos
de desorden y aún no se ha
manifestado el Anticristo.
A nuestro
juicio, el katejón no es el Imperio Romano sino el Imperio Espiritual de
Roma, el Pontificado Romano. No significa esto que haya de desaparecer. Pero puede sobrevenir un cisma, un antipapa
poderoso que arrastre a una gran parte de la jerarquía y de los fieles, en una
palabra la apostasía anunciada por San Pablo, mientras el verdadero Papa sólo
gobierna a una minoría de “elegidos”.
En
los siglos XIVy XV el Pontificado sufrió una grave crisis. Destierro en
Avignon, Cisma de Occidente. Pareció que iba a ser “quitado de en medio”. San
Vicente Ferrer anunció el fin de los tiempos y probó la verdad de su
anuncio resucitando un muerto. ¿Se equivocó? No, Santa Catalina de Siena y una
pléyade de grande santos impidieron entonces. Pero ese hecho, nos demuestra,
hasta qué punto el advenimiento del Anticristo y el fin de los tiempos parece
estar ligado a la suerte del Pontificado Romano.
La
posibilidad de un cisma e inclusive de un antipapa en los últimos tiempos tiene
un firme respaldo en el Apocalípsis. “Entonces
se me dio una cala a manera de una vara y díjoseme: Levántate y mide el templo,
y el altar, y los que adoran en él. Pero el atrio exterior del templo, déjalo
fuera, y no lo midas, por cuanto está dado a los gentiles, lo cuales han de
hollar la ciudad santa cuarenta y dos meses” (Ap. XL, 1-2). Este texto
significa – según el P.Castellani en su obra “El Apokalypsis” – “la reducción
de la iglesia fiel a un pequeño grupo perseverante y la vasta adulteración de
la verdad religiosa en todos los restantes; y en esto están unánimes todos los
Santos Padres”. Lo mismo puede verse en la Bestia de la Tierra: “Vi después que otra bestia que salía de la
tierra, y que tenía dos cuernos, semejantes a los del cordero, más su lenguaje
era como el del dragón” (Ap. XIII; 11). Para Castellani, “la fiera de la
tierra es una religión falsa (falsificada) o una herejía máxima, con su jefe y
conductor: quizás un obispo apóstata que es también un mago (Solovief)”. En
otro lugar de su obra admite que este obispo apóstata puede ser “incluso un
antipapa”. Eyzaguirre, en su “Interpretación literal del Apocalipsos”, si bien
identifica a la Bestia de la Tierra con la Masonería, llega a sospechar que un
antipapa pueda ser el jefe supremo de la secta (Gentilini, “El Anticristo” pág.
104).
En
varias profecías privadas abundan referencias o indicios respecto de este
presunto antipapa…
Tiempos difíciles parecen aproximarse para la Iglesia. No queremos señalar
nombres ni tendencias que por desgracia hacen verosímil en nuestros tiempos el
cumplimiento de esas profecías, y que por otra parte son demasiado evidentes.
Nada
deseamos más que equivocarnos y que todo esto sea sólo una terrible pesadilla. Y
rogamos a Dios y a la Santísima Virgen, que tan directamente está interviniendo
en estos últimos tiempos en los acontecimientos humanos con sus apariciones,
milagros y mensajes, quieran impedir, o al menos atenuar, los grandes peligros
que parecen cernirse sobre la Santa Iglesia.
ALBERTO EZCURRA MEDRANO – Revista
Jauja N° 2. 2 de Febrero de 1967
Nacionalismo Católico San Juan Bautista

