Profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso (Siglo XVII)
(Repost)
Era el año 1634 cuando, a las 3 en punto de
la madrugada del 2 de febrero, la Madre Mariana de Jesús Torres, abadesa del
convento Concepcionista en la ciudad de Quito, vio la lámpara que ardía en el
santuario cerca del Santísimo Sacramento parpadear y apagarse, dejando la
iglesia en total oscuridad. Sus sentidos se entumecieron, y vio una luz
celestial que iluminaba toda la iglesia. Era la Reina del Cielo quien, después
de hacer a la mecha prenderse otra vez, dijo estas palabras a la Madre Mariana:
“Amada
hija de mi corazón, Yo soy María del Buen Suceso, su madre y protectora”.
Tras profetizar sobre la muerte de la vidente
y el futuro del monasterio, Nuestra Señora del Buen Suceso empezó a explicar a
la Madre Mariana los varios significados de que se hubiese apagado la lámpara: “En el siglo diecinueve, hacia su final, y a
través de la mayor parte del siglo veinte, muchas herejías abundarán en esta
tierra, que será entonces una república libre. La preciosa luz de la Fe se
extinguirá en las almas debido a la casi total corrupción de las costumbres.
Para entonces habrán grandes calamidades, físicas y morales, públicas y
privadas. Las pocas almas que preservarán la devoción a la Fe y las virtudes
sufrirán cruel e indescriptible congoja, algo así como un prolongado martirio;
muchos de ellos irán a la tumba debido a la violencia del sufrimiento y serán
considerados mártires que se sacrificaron a sí mismos por la Iglesia y la
Nación. Para obtener la libertad de la esclavitud de esas herejías, aquellos a
quienes el misericordioso amor de mi Santísimo Hijo haya destinado para tal
restauración necesitarán gran fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha
confianza en Dios. Para probar la Fe y
Confianza del Justo, momentos vendrán en que todo parezca perdido y paralizado,
pero ellos serán el feliz comienzo de la completa restauración”.
Profecías a cumplirse
Al indicar el agente de la crisis tan
catastrófica que describe en sus profecías sobre los siglos XIX y XX, Nuestra
Señora del Buen Suceso se refiere a las herejías en general y a las sectas, o
simplemente a la secta (Masonería).
Esas herejías o sectas tendrían el poder para
extender sus garras desde el recinto sagrado del Templo hasta el hogar,
influenciando perniciosamente todos los campos de la actividad humana.
Libertinaje,
impureza, corrupción de mujeres y niños
“...Se desbordarán las pasiones y habrá una total corrupción de
costumbres, por casi reinar Satanás con las sectas masónicas, tendientes
principalmente a corromper a los niños para sostener con ese medio la
corrupción general. ¡Ay de los niños de ese tiempo!: el sacramento del Bautismo
lo recibirán difícilmente, la Confirmación, de igual manera”.
“Habiéndose apoderado la secta de todas las clases sociales, tendrá
tanta sutileza para introducirse en los hogares domésticos, que perdiendo a la
niñez, se gloriará el demonio de alimentarse con el exquisito manjar de los
corazones de los niños. En esos aciagos tiempos, apenas se encontrará inocencia
infantil, de esa manera irán perdiéndose las vocaciones para el sacerdocio, que
será una verdadera calamidad”.
La
virginidad habrá casi desaparecido
“La atmósfera repleta del espíritu de impureza, el que a manera de un
mar inmundo correrá por calles, plazas y sitios públicos con una libertad
asombrosa de manera que casi no habrá en el mundo almas vírgenes. La delicada
flor de la virginidad, tímida y amenazada de completa destrucción, lucirá de
lejos”.
Puerta
abierta para el divorcio, el concubinato, los hijos ilegítimos, la educación
laica...
“El sacramento del matrimonio, el que representa la unión de Cristo con
la Iglesia, será atacado y profanado en toda la extensión de la palabra... [se
aprobarán] inicuas leyes procurando extinguirlo, facilitando a todos vivir mal
y propagándose la generación de hijos mal nacidos y sin la bendición de la
Iglesia, irá decayendo rápidamente el espíritu cristiano”.
“Apagándose la luz preciosa de la fe hasta llegar a casi una total y
general corrupción de costumbres; esto, unido con la educación laica, será
motivo de escasear las vocaciones sacerdotales y religiosas”.
Desestima
por la unción de los enfermos
“El sacramento de la extremaunción, por ese tiempo en el que faltará en
esta pobre Patria el espíritu cristiano, será poco acatado y muchas personas
morirán sin recibirlo, ya por descuido de las familias, como por un mal
entendido afecto hacia sus enfermos...”
La
Sagrada Eucaristía será profanada y pisoteada
Peor aún se dará con la Sagrada Comunión: “¡Ay, cuánto siento manifestarte que habrá
muchos y enormes sacrilegios públicos y también ocultos, profanando la Sagrada
Eucaristía!... Mi Hijo Santísimo se verá rodado por el suelo y pisoteado por
inmundas plantas”.
Muchas
naciones serán castigadas por los pecados de sacerdotes y religiosos
“Sabe aún que la Justicia Divina
acostumbra descargar castigos terribles sobre naciones enteras, no tanto por
los pecados del pueblo, cuanto por los de los sacerdotes y religiosos, porque
estos últimos son llamados, por la perfección de su estado, a ser la sal de la
Tierra, los maestros de la verdad y los pararrayos de la Ira Divina”.
Por
servirle a medias, renegará Dios de muchas almas
El Niño Jesús reveló a la madre Mariana que muchas almas religiosas y
sacerdotales “quieren servirme a medias, conservando sus caprichos y genios,
satisfaciendo en todo sus voluntades y tomando libertades incompatibles con su
estado y profesión. Yo no las tolero; nada por la mitad me agrada. Yo las
abandono y dejo que sigan todos los deseos de su corazón pervertido para desconocerlas
delante de mi Padre Celestial. ¡Ay de aquéllos y de aquéllas!”
Quien
debía hablar, callará
“Casi no se encontrará inocencia en los niños ni pudor en las mujeres, y
en esta suprema necesidad de la Iglesia, callará quien a tiempo debió hablar”.
Esta grave omisión es repetida por la
Santísima Virgen en la siguiente aparición, el 2 de febrero de 1610: “Campearán
los vicios de impureza, la blasfemia y el sacrilegio en aquel tiempo de
depravada desolación, callando quien debería hablar”.
Los que deberían defender los derechos de la
Iglesia, darán la mano a sus enemigos
Nuestra Madre Santísima hace a su hija
dilecta esta terrible declaración:
“Tiempos funestos sobrevendrán, en
los cuales... aquellos que deberían defender en justicia los derechos de la
Iglesia, sin temor servil ni respeto humano, darán la mano a los enemigos de la
Iglesia para hacer lo que éstos quieran”.
Cuando
todo parezca perdido, será el inicio del triunfo de María
Como en Fátima, después de la previsión de
catástrofes para la Iglesia y la civilización cristiana, la previsión de una
espléndida victoria.
Así, al tratar de la propagación de las
herejías en los siglos XIX y XX, María del Buen Suceso revela a la madre
Mariana de Jesús Torres:
“El corto número de almas en las cuales se conservará el culto de la fe
y de las buenas costumbres sufrirá un cruel e indecible al par que prolongado
martirio; muchas de ellas descenderán al sepulcro por la violencia del
sufrimiento y serán contadas como mártires que se sacrificaron por la Iglesia y
por la Patria”.
“Para libertar de la esclavitud de estas herejías, necesitarán gran
fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios aquéllas a
quienes destinará para esta restauración. El amor misericordioso de mi Hijo Santísimo,
para poner a prueba en los justos esta fe y confianza llegarán momentos en los
cuales, al parecer, todo estará perdido y paralizado, y entonces, será feliz
principio de la restauración completa”.
Y, después de referirse a la prevaricación en
las filas eclesiásticas, Nuestra Señora afirma:
“Ora con instancia, clama sin cansarte y llora con lágrimas amargas en
el secreto de tu corazón, pidiendo a nuestro Padre Celestial, que por el amor
al Corazón Eucarístico de mi Hijo Santísimo ponga cuanto antes fin a tan
aciagos tiempos, enviando a esta Iglesia el Prelado que deberá restaurar el
espíritu de sus sacerdotes”.
“A ese hijo mío muy querido lo dotaremos de una capacidad rara, de
humildad de corazón, de docilidad a las divinas inspiraciones, de fortaleza
para defender los derechos de la Iglesia y de un corazón tierno y compasivo. En
su mano será puesta la balanza del Santuario, para que todo se haga con peso y
medida, y Dios sea glorificado”.
Para que esto no suceda, el demonio y sus
secuaces incitarán “todos los vicios”, provocando así “toda clase de castigos, entre
ellos la peste, el hambre, la pendencia entre propios y ajenos, la apostasía,
perdiendo a un número considerable de almas... Habrá una guerra formidable y
espantosa... Esa noche será horrorosísima, porque al parecer humano será
triunfante la maldad”.
“Entonces es llegada mi hora en la que Yo, de
una manera asombrosa destronaré al soberbio y maldito Satanás, poniéndole bajo
mi planta y encadenándole en el abismo infernal, dejando por fin libres a la
Iglesia y la Patria de su cruel tiranía”.
FUENTES:
1)
Vida Admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, escrita alrededor de
1790 por Fray Manuel de Sousa Pereira O.F.M.
2)
Madera para Esculpir la Imagen de una Santa, por Mons. Dr. Luis E. Cadena y
Almeida. Foundation for a Christian Civilization, Nueva York, 1987.
3)
Mensaje Profético de la Sierva de Dios Sor Mariana Francisca de Jesús Torres y
Berriochoa, Quito, 1989, de Mons. Luis E. Cadena y Almeida.
4)
http://sempefidelis.blogspot.com.es/2009/10/yo-soy-maria-de-el-buen-suceso.html
5)
http://www.fatima.org.pe/seccion-verarticulo-460.html
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista