martes, 2 de junio de 2015

Profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso (Siglo XVII)


Profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso (Siglo XVII)

  (Repost)

 
 Era el año 1634 cuando, a las 3 en punto de la madrugada del 2 de febrero, la Madre Mariana de Jesús Torres, abadesa del convento Concepcionista en la ciudad de Quito, vio la lámpara que ardía en el santuario cerca del Santísimo Sacramento parpadear y apagarse, dejando la iglesia en total oscuridad. Sus sentidos se entumecieron, y vio una luz celestial que iluminaba toda la iglesia. Era la Reina del Cielo quien, después de hacer a la mecha prenderse otra vez, dijo estas palabras a la Madre Mariana: “Amada hija de mi corazón, Yo soy María del Buen Suceso, su madre y protectora”.
 
  Tras profetizar sobre la muerte de la vidente y el futuro del monasterio, Nuestra Señora del Buen Suceso empezó a explicar a la Madre Mariana los varios significados de que se hubiese apagado la lámpara: “En el siglo diecinueve, hacia su final, y a través de la mayor parte del siglo veinte, muchas herejías abundarán en esta tierra, que será entonces una república libre. La preciosa luz de la Fe se extinguirá en las almas debido a la casi total corrupción de las costumbres. Para entonces habrán grandes calamidades, físicas y morales, públicas y privadas. Las pocas almas que preservarán la devoción a la Fe y las virtudes sufrirán cruel e indescriptible congoja, algo así como un prolongado martirio; muchos de ellos irán a la tumba debido a la violencia del sufrimiento y serán considerados mártires que se sacrificaron a sí mismos por la Iglesia y la Nación. Para obtener la libertad de la esclavitud de esas herejías, aquellos a quienes el misericordioso amor de mi Santísimo Hijo haya destinado para tal restauración necesitarán gran fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios. Para probar la Fe y Confianza del Justo, momentos vendrán en que todo parezca perdido y paralizado, pero ellos serán el feliz comienzo de la completa restauración”.

Profecías a cumplirse

  Al indicar el agente de la crisis tan catastrófica que describe en sus profecías sobre los siglos XIX y XX, Nuestra Señora del Buen Suceso se refiere a las herejías en general y a las sectas, o simplemente a la secta (Masonería).
  Esas herejías o sectas tendrían el poder para extender sus garras desde el recinto sagrado del Templo hasta el hogar, influenciando perniciosamente todos los campos de la actividad humana.
Libertinaje, impureza, corrupción de mujeres y niños
  “...Se desbordarán las pasiones y habrá una total corrupción de costumbres, por casi reinar Satanás con las sectas masónicas, tendientes principalmente a corromper a los niños para sostener con ese medio la corrupción general. ¡Ay de los niños de ese tiempo!: el sacramento del Bautismo lo recibirán difícilmente, la Confirmación, de igual manera”.
  “Habiéndose apoderado la secta de todas las clases sociales, tendrá tanta sutileza para introducirse en los hogares domésticos, que perdiendo a la niñez, se gloriará el demonio de alimentarse con el exquisito manjar de los corazones de los niños. En esos aciagos tiempos, apenas se encontrará inocencia infantil, de esa manera irán perdiéndose las vocaciones para el sacerdocio, que será una verdadera calamidad”.
La virginidad habrá casi desaparecido
  “La atmósfera repleta del espíritu de impureza, el que a manera de un mar inmundo correrá por calles, plazas y sitios públicos con una libertad asombrosa de manera que casi no habrá en el mundo almas vírgenes. La delicada flor de la virginidad, tímida y amenazada de completa destrucción, lucirá de lejos”.
Puerta abierta para el divorcio, el concubinato, los hijos ilegítimos, la educación laica...
  “El sacramento del matrimonio, el que representa la unión de Cristo con la Iglesia, será atacado y profanado en toda la extensión de la palabra... [se aprobarán] inicuas leyes procurando extinguirlo, facilitando a todos vivir mal y propagándose la generación de hijos mal nacidos y sin la bendición de la Iglesia, irá decayendo rápidamente el espíritu cristiano”.
  “Apagándose la luz preciosa de la fe hasta llegar a casi una total y general corrupción de costumbres; esto, unido con la educación laica, será motivo de escasear las vocaciones sacerdotales y religiosas”.
Desestima por la unción de los enfermos
  “El sacramento de la extremaunción, por ese tiempo en el que faltará en esta pobre Patria el espíritu cristiano, será poco acatado y muchas personas morirán sin recibirlo, ya por descuido de las familias, como por un mal entendido afecto hacia sus enfermos...”
La Sagrada Eucaristía será profanada y pisoteada
  Peor aún se dará con la Sagrada Comunión: “¡Ay, cuánto siento manifestarte que habrá muchos y enormes sacrilegios públicos y también ocultos, profanando la Sagrada Eucaristía!... Mi Hijo Santísimo se verá rodado por el suelo y pisoteado por inmundas plantas”.
Muchas naciones serán castigadas por los pecados de sacerdotes y religiosos
“Sabe aún que la Justicia Divina acostumbra descargar castigos terribles sobre naciones enteras, no tanto por los pecados del pueblo, cuanto por los de los sacerdotes y religiosos, porque estos últimos son llamados, por la perfección de su estado, a ser la sal de la Tierra, los maestros de la verdad y los pararrayos de la Ira Divina”.
Por servirle a medias, renegará Dios de muchas almas
  El Niño Jesús reveló a la madre Mariana que muchas almas religiosas y sacerdotales “quieren servirme a medias, conservando sus caprichos y genios, satisfaciendo en todo sus voluntades y tomando libertades incompatibles con su estado y profesión. Yo no las tolero; nada por la mitad me agrada. Yo las abandono y dejo que sigan todos los deseos de su corazón pervertido para desconocerlas delante de mi Padre Celestial. ¡Ay de aquéllos y de aquéllas!”
Quien debía hablar, callará
  “Casi no se encontrará inocencia en los niños ni pudor en las mujeres, y en esta suprema necesidad de la Iglesia, callará quien a tiempo debió hablar”.
  Esta grave omisión es repetida por la Santísima Virgen en la siguiente aparición, el 2 de febrero de 1610: “Campearán los vicios de impureza, la blasfemia y el sacrilegio en aquel tiempo de depravada desolación, callando quien debería hablar”.
  Los que deberían defender los derechos de la Iglesia, darán la mano a sus enemigos
  Nuestra Madre Santísima hace a su hija dilecta esta terrible declaración:
“Tiempos funestos sobrevendrán, en los cuales... aquellos que deberían defender en justicia los derechos de la Iglesia, sin temor servil ni respeto humano, darán la mano a los enemigos de la Iglesia para hacer lo que éstos quieran”.
Cuando todo parezca perdido, será el inicio del triunfo de María
  Como en Fátima, después de la previsión de catástrofes para la Iglesia y la civilización cristiana, la previsión de una espléndida victoria.
  Así, al tratar de la propagación de las herejías en los siglos XIX y XX, María del Buen Suceso revela a la madre Mariana de Jesús Torres:
  “El corto número de almas en las cuales se conservará el culto de la fe y de las buenas costumbres sufrirá un cruel e indecible al par que prolongado martirio; muchas de ellas descenderán al sepulcro por la violencia del sufrimiento y serán contadas como mártires que se sacrificaron por la Iglesia y por la Patria”.
  “Para libertar de la esclavitud de estas herejías, necesitarán gran fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios aquéllas a quienes destinará para esta restauración. El amor misericordioso de mi Hijo Santísimo, para poner a prueba en los justos esta fe y confianza llegarán momentos en los cuales, al parecer, todo estará perdido y paralizado, y entonces, será feliz principio de la restauración completa”.
  Y, después de referirse a la prevaricación en las filas eclesiásticas, Nuestra Señora afirma:
  “Ora con instancia, clama sin cansarte y llora con lágrimas amargas en el secreto de tu corazón, pidiendo a nuestro Padre Celestial, que por el amor al Corazón Eucarístico de mi Hijo Santísimo ponga cuanto antes fin a tan aciagos tiempos, enviando a esta Iglesia el Prelado que deberá restaurar el espíritu de sus sacerdotes”.
  “A ese hijo mío muy querido lo dotaremos de una capacidad rara, de humildad de corazón, de docilidad a las divinas inspiraciones, de fortaleza para defender los derechos de la Iglesia y de un corazón tierno y compasivo. En su mano será puesta la balanza del Santuario, para que todo se haga con peso y medida, y Dios sea glorificado”.
  Para que esto no suceda, el demonio y sus secuaces incitarán “todos los vicios”, provocando así “toda clase de castigos, entre ellos la peste, el hambre, la pendencia entre propios y ajenos, la apostasía, perdiendo a un número considerable de almas... Habrá una guerra formidable y espantosa... Esa noche será horrorosísima, porque al parecer humano será triunfante la maldad”.
  “Entonces es llegada mi hora en la que Yo, de una manera asombrosa destronaré al soberbio y maldito Satanás, poniéndole bajo mi planta y encadenándole en el abismo infernal, dejando por fin libres a la Iglesia y la Patria de su cruel tiranía”.
 
FUENTES:
1) Vida Admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, escrita alrededor de 1790 por Fray Manuel de Sousa Pereira O.F.M.
2) Madera para Esculpir la Imagen de una Santa, por Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida. Foundation for a Christian Civilization, Nueva York, 1987.
3) Mensaje Profético de la Sierva de Dios Sor Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa, Quito, 1989, de Mons. Luis E. Cadena y Almeida.
4) http://sempefidelis.blogspot.com.es/2009/10/yo-soy-maria-de-el-buen-suceso.html
5) http://www.fatima.org.pe/seccion-verarticulo-460.html
 
Nacionalismo Católico San Juan Bautista