Punto género. Por Miguel De Lorenzo
En esta deshilachada y sinuosa
decadencia hacia donde nos arrastra la pos verdad, ninguno debería
asombrarse de que la maquinaria de la muerte, continúe avanzando y
pretenda ampliar los plazos y condiciones del aborto, o sea del crimen
contra los más pequeños, hasta extremos insospechados y si esto fuese
posible, aún más aberrantes.
Antes de lo imaginado llegará la
eutanasia y sus diversas variantes. Finalmente también serán los
diputados y el estado los que decidirán, quienes, cómo, y cuándo
debemos morir.
Difícil no darse cuenta de que después
de la derrota legislativa, el ruido y la furia abortera no solo no se
detuvieron, sino que los medios aprovechan cualquier oportunidad para
difundir la idea que las prácticas abortivas, representan el progreso,
la sociedad del futuro, la grandiosa forma de la liberación.
Por ejemplo, desde el canal de
diputados, canal que pagamos todos y que no obstante parece ser
autónomo de los ciudadanos, representa solo una ideología, desde diputados tv,
y casi en exclusiva, es posible escuchar continuamente la apología del
género, el fanatismo feminista, la preeminencia de la ESI, el ataque a
la familia y la promoción el aborto. Tal el caso de “Punto género”
uno de sus verdes programas, que difunde el tema de género, ampliado
hacia el aborto como si tratase de una verdad indiscutible, sin una
sola voz alternativa.
Asistimos al relativismo hecho tiranía.
Lo que nos lleva a dos conclusiones
preliminares más o menos sorprendentes. Antes decían que los diputados
representaban las opiniones de los ciudadanos. Eso no va más, parece
que ahora es al revés, son los diputados los que instruyen a la gente
acerca de lo que deben opinar, y para eso y para el autobombo, armaron
un canal.
Esto nos abre camino a la segunda
deducción, teníamos la íntima convicción de que los diputados no
pensaban, ante todo por cierta imposibilidad natural, y además por
innecesario, ellos funcionan como en los remates, venden al que
paga mejor, sin dudas y sin culpa. Hasta acá nada nuevo, pero seamos
justos, la oferta del FMI, del Banco Mundial, de la F. Ford, por muy
revolucionario y muy progre, por muy cambiemos o muy socialista que uno
tenga el corazón, esa oferta, hay que decirlo, viene envuelta con
atractivos papeles.
A
los pañuelos verdes, los medios los incorporaron a lo políticamente
correcto y casi a diario, les dedican pantallas y tiempo, aún en
actos que nada tienen que ver con la cuestión. Ese símbolo con tanto de
nefasto y demasiado de exterminio es, a pesar de eso, exhibido con
orgullo por mujeres y jóvenes, y hasta niñas que no saben de que se
trata, a las que les hicieron creer que, llevando los verdes, nadie te
gana.
No les contaron que ese verde es un disfraz, oculta a una multitud de chicos muertos.
Todos sabemos que desde el gobierno de
Cambiemos quieren la ley y siguen empeñados en sacarla, con más
necesidad ahora, atados como están, a las imposiciones del FMI y el
resto de los organismos pro muerte.
Banderas, las de siempre, pregonar una
libertad sin límites ni condicionantes, donde cada uno hace lo que se le
ocurre. La libertad así entendida colisiona naturalmente con la
libertad de los otros y pronto degenera en anarquía. Lo que sigue es
conocido
Será paulatino, pero en la medida que
avance el progresismo y la liberación y los derechos humanos, se
despeje la mente de las mujeres de los antiguos prejuicios, se liberen
de esa cosa tenebrosa llamada maternidad, los tiempos del aborto legal
llegarán y se irán ampliando, podría ser por ejemplo, hasta que el
chico se de cuenta de que lo van a matar y pueda escapar.
No deberíamos extrañarnos que siguiendo
esa línea y dentro de la llamada educación sexual integral, dejen de
impulsarse los métodos anticonceptivos – en la medida que la industria
farmacéutica lo autorice – dado que la felicidad de la mujer consistirá
en embarazarse, pero menos para parir que para abortar.
De
acuerdo al relato de las mujeres que abortaron, la experiencia en
cierto modo conducirá a las nuevas generaciones por el camino del
aborto feliz, que como sabemos, de acuerdo a las directivas de Gates,
Ford, Planned Parenthood, y un sinfín de etcéteras, estará totalmente a
cargo del estado. Limitarían de esa manera el número de pobres en el
país y el mundo, en la medida que el consumo y Soros consideren
apropiado, y se desarrollarán nuevos laboratorios – de Soros claro –
para investigar, experimentar, y por supuesto vender las células,
los órganos, los huesos, la piel, etc., de los bebes abortados.
En época de Herodes la matanza de niños
tenía un motivo. Bien siniestro, no hay duda, pero había una razón,
por ejemplo el temor del poderoso al ver amenazado su poder. El ansia
de matar niños de esta época es menos clara, y aún más inhumana.
Herodes era un demonio y hasta podríamos
imaginar la distancia que separaba su corazón de una gota de
misericordia, ahora en cambio las que toman la posta del demonio son
ciertas mujeres, que tal vez fueron o serán madres, sin que nada de
eso las detenga, quieren abortar y ver a muchas hacer lo mismo A
Herodes no le importaba, ni sabía a quiénes sacrificaban sus sicarios,
en cambio estas mujeres y diputados tv, sí lo saben.