5. LA BARBARIE COMUNISTA
Las
tragedias desencadenadas por el comunismo en el siglo XX no han
terminado. La Barbarie continúa, más letal que nunca, con un nuevo
modelo: Seductor, anestesiador e infiltrador. Nihilismo,
existencialismo, freudismo y deconstrucciòn son las vìas por donde
transita la revolución de siempre.
Se ha podido escribir
que la historia es la ciencia de la desgracia de los hombres. Nuestro
siglo de violencia (el S. XX) parece confirmar la veracidad de esta
frase de una manera contundente, superando al resto de siglos
anteriores. Un vistazo retrospectivo impone una conclusión
sobrecogedora: fue el siglo de las grandes catástrofes humanas -fue el
siglo de dos Guerras Mundiales , el nazismo, sin hablar de tragedias más
localizadas en Armenia, Biafra, Ruanda y otros lugares- El imperio
Otomano se entregó ciertamente al genocidio de los Armenios y Alemania
al de los judíos y gitanos. La Italia de Mussolini asesinó a los etíopes
etc. El comunismo se inserta en este tiempo histórico desbordante de
tragedias. Es este, el fenómeno trascendental de este breve siglo XX que
comienza en 1914 y concluye en Moscú en 1991, se encuentra en el centro
mismo del panorama del gran drama del siglo XX.
¿Qué es lo que
exactamente designamos bajo la denominación de comunismo? Es necesario
introducir aquí una distinción entre la doctrina y la práctica. Como
filosofía política, el comunismo existe desde hace milenios ¿Acaso no
fue Platón quien en “La República”, estableció la idea de una ciudad
ideal donde los hombres no serían corrompidos por el dinero y el poder,
donde mandaría la sabiduría, la razón y la justicia? O un pensador y
hombre de Estado tan eminente como Sir Tomas Moro, canciller de
Inglaterra en 1530 autor de la famosa Utopía ¿acaso no fue otro
precursor? La trayectoria utópica da la impresión de ser perfectamente
legítima como crítica útil de la sociedad en un sistema en donde existe
la libertad de pensamiento y expresión. Sin embargo el comunismo del que
hablamos aquí no se sitúa en el cielo de las ideas.Se trata de un
comunismo muy real que ha existido en una época muy determinada, en
países concretos, encarnadas por dirigentes célebres- Lenin, Stalin,
Mao, Ho Chi Minh, Castro etc. Sea cual sea el grado de implicación de la
doctrina comunista anterior a 1917en la práctica del comunismo real se
puso en funcionamiento una represión sistemática ¿Es inocente sin
embargo la ideología? Algunos espíritus apesadumbrados siempre podrán
defender que ese comunismo realmente no tenía nada que ver con el
comunismo ideal. Sin embargo como escribió Ignacio Silone
“verdaderamente las revoluciones como los árboles se reconocen por sus
frutos” No careció de razones el que los socialdemócratas rusos,
conocidos por el nombre de bolcheviques, decidieran en noviembre de 1917
denominarse comunistas. Tampoco se debió al azar, el que erigieran al
pie del Kremlin un monumento a la gloria de los que consideraban sus
precursores (T. Moro o Campanella).Superando los crímenes individuales,
los asesinatos puntuales circunstanciales, los regímenes comunistas, a
fin de asentarse en el poder erigieron el crimen en masa en un verdadero
sistema de gobierno. A los autores de este libro se nos replicará que
la mayoría de estos crímenes de este libro correspondían a una legalidad
aplicada por instituciones que pertenecían a regímenes en ejercicio
reconocidos en el plano internacional. Pero ¿acaso no pasó lo mismo con
el nazismo? Los crímenes que exponemos en este libro no se definen de
acuerdo a la jurisdicción de los regímenes comunistas, sino con la del
Código no escrito de los derechos naturales de la Humanidad.¿De qué
vamos a hablar? ¿De qué crímenes? El comunismo ha cometido innumerables:
primero crímenes contra el espíritu, pero también crímenes contra la
cultura universal y contra las culturas nacionales. Stalin hizo demoler
centenares de iglesias en Moscú. Ceaucescu destruyó el corazón histórico
de Bucarest. Pol pot ordenó desmontar piedra a piedra la catedral de
Phnom Pehn Durante la revolución cultural maoísta, los guardias rojos
destrozaron tesoros innumerables. Sin embargo por graves que pudieran
ser a largo plazo estas destrucciones para las naciones implicadas y
para la Humanidad en su totalidad ¿qué peso puede tener frente al
asesinato masivo de personas, de hombres de mujeres y de niños?. El
asesinato por métodos diversos (fusilamientos, horca, ahogamiento,
apaleamiento, gas militar, veneno o accidentes automovilísticos), la
destrucción por hambre (hambrunas provocadas y /o no socorridas) y la
deportación, o sea la muerte que podía acontecer en el curso de
transporte (marchas a pie o en vagones de ganado) trabajos forzados
(agotamiento enfermedad, hambre, frío). El caso de los periodos llamados
“de guerra civil” es más complejo: no resulta fácil distinguir lo que
deriva de la lucha entre el poder y los rebeldes y lo que es matanza de
poblaciones civilesNo obstante podemos establecer un primer balance
numérico que aún sigue siendo una aproximación mínima y que necesitará
largas precisiones (que se harán a lo largo de los siguientes
artículos):- URSS, 20 millones de muertos - China, 65 millones de
muertos - Vietnam, 1 millón de muertos - Corea del Norte, 2 millones de
muertos - Camboya, 2 millones de muertos - Europa occidental, 1 millón
de muertos - América latina, 150 000 muertos - África, 1,7 millones de
muertos - Afganistán, 1,5 millones de muertos - Movimiento comunista
internacional y partidos comunistas no situados en el poder , 10 000
muertos - En total la cifra se acerca a los cien millones de muertosEste
grado de magnitud oculta grandes diferencias entre las distintas
situaciones. Resulta indiscutible que en términos relativos “la palma”
se la lleva Camboya, donde Pol Pot mató en menos de tres años a la
cuarta parte de la población total del país de la forma más atroz. Sin
embargo la “experiencia” maoísta sobrecoge por la magnitud de la masa.
En cuanto a Rusia, hiela la sangre por su aspecto experimental pero
perfectamente reflexionado, “lógico” y político.En un libro publicado en
Berlín en 1924 titulado “El terror rojo en Rusia” el historiador ruso y
socialista Serguei Melgunov, citaba a Latzis, uno de los primeros jefes
de Cheka (la policía política soviética) que el 1 de noviembre de 1918
proporcionó directrices a sus esbirros “No hacemos la guerra contra las
personas en particular. Exterminamos a la burguesía como clase. No
busquéis durante la investigación documentos o pruebas sobre lo que el
acusado ha cometido, mediante acciones o palabras, contra la autoridad
soviética. La primera pregunta que le debéis formular es la de a qué
clase pertenece, cuáles son sus orígenes, su educación, su instrucción y
su profesión”. De entrada Lenin y sus camaradas se situaron en el marco
de una guerra de clases sin compasión en la que el adversario político,
ideológico o incluso la población recalcitrante eran considerados –y
tratados- como enemigos y debían ser exterminados. Los bolcheviques
decidieron eliminar toda resistencia (incluso pasiva) de grupos y
colectivos enteros de poblaciónEn los años 20 los cosacos fueron
eliminados por su condición de tal (genocidio). Los hombres fueron
fusilados y las mujeres, los niños y los ancianos fueron deportados.
Lenin asimilaba a los cosacos con la Vendée durante la Revolución
Francesa. La deskulakización de 1930-1932 fue una reanudación a gran
escala de la descosaquización. Por lo que se refiere a la gran hambruna
ucraniana de 1932 –1933, vinculada a las resistencias de las poblaciones
rurales, provocó en unos meses la muerte de seis millones de personas.
Se pone en funcionamiento un instrumento peculiar de los regímenes
comunistas, la utilización sistemática del “arma del hambre”. El régimen
tiende a controlar la totalidad de alimentos disponibles y, mediante un
sistema de racionamiento a veces muy sofisticado, solo la redistribuye
en función del mérito o del “demérito” de unos y de otros. Este salto
puede llegar a provocar gigantescas hambrunas. Recordemos que en el
periodo posterior a 1918, solo los paises comunistas conocieron hambres
que llevaron a la muerte (*nota de Juan Trenado, “gracia” me hace al
saber esto, que uno de los axiomas sobre el que se asienta el marxismo-
teórico- es que el hambre es el elemento de explotación y de alienación
del trabajador en el capitalismo)Además de la cuestión de la
responsabilidad directa de los comunistas en el poder, se plantea la de
la complicidad y si son estos igualmente asimilados a los crímenes
contra la Humanidad. De los años 20 a los 50 los comunistas de todo el
mundo aplaudieron hasta romperse las manos la política de Lenin y de
Stalin. En 1969 escribía Conquest “El hecho de que tanta gente “avalara”
de manera efectiva la gran purga fue sin duda uno de los factores que
la posibilitaron”. Centenares de miles de personas entraron en las filas
de la internacional comunista y de las secciones locales del “partido
mundial de la revolución”. En los 50 a 70, centenares de miles de
personas incensaron al gran timonel de la revolución China y cantaron
los méritos de la revolución cultural. En una época aún más cercana
fueron numerosos los que se felicitaron porque Pol Pot había tomado el
poder. Muchos responderán que no sabían nada.... en muchos casos era
cierto, pero en otros muchos fue la consecuencia de una ceguera
provocada por una fe militante (a partir de los 50 muchos de estos
hechos eran ya de sobra conocidos e indiscutibles). Ahora bien, si
muchos de estos turiferarios han abandonado hoy sus ídolos de antaño, lo
han hecho de manera silenciosa y discreta ¿Qué debe pensarse de la
amoralidad profunda que se da en renunciar a un compromiso público en el
secreto de las almas sin extraer ninguna lección de ello? Que cada
conciencia responda.Los métodos represivos puestos en funcionamiento por
Lenin y sistematizados por Stalin y sus émulos no solo recuerdan los
métodos nazis sino que muy a menudo los precedieron. A este respecto
Rudolf Hess, el encargado de crear el campo de Auschwitz señalaba el
carácter sistemático copiado de los rusos, por el cual se eliminaban a
poblaciones enteras empleándolas a la vez en trabajos forzados. Desde
finales de los veinte, la GPU (nueva denominación de la Cheka) inauguró
un método de cuotas: cada región, cada distrito debía detener y fusilar o
deportar un porcentaje dado de personas que pertenecieran a segmentos
sociales enemigos. Estos porcentajes eran definidos por la dirección del
partido. La locura planificadora y estadística no solo afectaba a la
economía sino que también se apoderó del ámbito del terror (normalmente
se superaba estas cuotas –como es comprensible, había que hacer méritos
ante el partido-)¿Qué se sabía de los crímenes del comunismo? ¿Qué se
quería saber? ¿Por qué ha sido necesario esperar a finales del S.XX para
que este tema acceda a la condición de objeto de estudio
científico?¿Por qué no se le ha otorgado la misma atención que a los
crímenes Hitlerianos?¿Por qué mientras los nombres de Himmler o Eichman
son conocidos mundialmente como símbolos de la barbarie contemporánea ,
los Dzerzhinsky, Yagoda, o Yezhov son ignorados?. En cuanto a Lenin Ho
chi minh o incluso Stalin aún siguen teniendo (aunque parezca mentira)
derecho a alguna sorprendente reverencia en Europa y América LatinaLas
razones de esta ocultación son múltiples y complejas. En primer lugar ha
tenido su papel la voluntad de los verdugos de borrar las huellas de
sus crímenes y de justificar lo que no podían ocultar. El informe
secreto de Jruschov de 1956 que constituyó el primer reconocimiento de
los crímenes por los mismos dirigentes comunistas, es el intento de un
verdugo que intenta salvarse el, imputándoselos todos a Stalin-
posteriormente continuó con las mismas estructuras, los mismos hombres y
las mismas ideas asesinas-.Cuando no podía ocultar los hechos los
verdugos se las ingeniaron para justificar los hechos maquillándolos
groseramente. Después de haber reivindicado el terror, lo erigieron en
figuras alegóricas de la Revolución así por ejemplo “cuando se corta la
madera, saltan astillas” “no se puede hacer una tortilla sin cascar los
huevos”, etc.Sin duda lo peor fue alcanzado por la perversión del
lenguaje. Ahora bien, la propaganda comunista es fácil de corregir...
pero es difícil restaurar si es que por propia voluntad se ve
defectuosamente. Frente a la propaganda comunista, occidente dio
muestras de una ceguera excepcional, enredado a la vez por la ingenuidad
frente a un sistema particularmente retorcido y criminalAdemás de todo
esto, la ocultación de la dimensión criminal del comunismo se relaciona
con razones más específicas:1. La primera tiene que ver con la idea
misma de revolución y sus símbolos. Todavía hoy -bandera roja,
internacional, puño en alto- resurgen en cada movimiento social de
envergadura. El Ché Guevara vuelve a ponerse de moda. Se tiene por tanto
una verdadera falta de conciencia del significado de símbolos y la
historia de estos2. La segunda razón tiene que ver con la participación
en la victoria sobre el nazismo, que permitió a los comunistas
enmascarar bajo un patriotismo ardiente sus objetivos finales que tenían
como meta la toma del poder. El antifascismo se convirtió en una
etiqueta definitiva y le ha sido fácil, en nombre del antifascismo hacer
callar a todo aquel que se opusiera a el.3. La última razón, la más
sutil y la más delicada de expresar. El genocidio de los judíos ocupó
todo el espacio reservado a la percepción del terror en masa durante el
s. XX. Sin lugar a dudas fue horroroso, pero en medio siglo todo el
espacio trágico fue ocupado por el drama judío (películas, reportajes,
etc.).El primer gran cambio se da en 1956 con el informe Jrushchov. Su
objetivo de fondo, salvarse él. En 1961 propuso erigir un monumento a
las victimas de Stalin y la publicación de “un día en la vida de Iván
Denissovich” de Aleksandr Solzhenitsyn. En 1964 Jruschov fue brutalmente
depuesto de todos sus cargos. El informe de 1956, transformó de golpe
la condición de la idea comunista en el universo. Ahora la voz no
procede de occidente sino de Moscú. Hubo que esperar hasta 1979 a que el
partido comunista de Mao reconociera grandes errores, lo que hasta 1957
eran “grandes” méritos, los vietnamitas no abordan la cuestión y Castro
aún hoy, sigue en su paraíso comunista con 11 millones de presos
políticos (en la isla) millones de exiliados, y miles de fusilados o
encarcelados. Hasta este momento la denuncia de crímenes comunistas solo
había procedido de “los enemigos”, los anarquistas o los disidentes
trotskistas. La voluntad de testificar a los huidos de las matanzas era
grande... sin embargo se les escuchó poco o nada. En los años ochenta la
gran obra de A.Solzhenistsyn –Archipielago Gulag y después el “Ciclo de
los nudos” de la revolución rusa- provocó un verdadero trauma en la
opinión pública. Pese a todo a Solzhenistsyn le fue difícil atravesar la
costra de la mentira que invadía a la opinión pública.A día de hoy no
solamente los archivos confirman estos hechos y testimonios, sino que
permiten ir mucho más allá. Los archivos internos del sistema de
represión de la antigua URSS, de las antiguas democracias populares y de
Camboya, arrojan luz sobre una realidad aterradora: el carácter masivo y
sistemático del terror.