6.5. Jacques Derrida

En esa Babel moderna, por supuesto,
no existe la posibilidad de comunicarnos objetivamente con los demás, ni
de alcanzar un conocimiento objetivo de la realidad. Una vez más vemos
cómo la negación de la verdad absoluta sumerge al hombre en un laberinto
de contradicciones, ya que para negar el significado de las palabras,
los deconstruccionistas tienen que valerse de palabras a las cuales
asignan un significado. Como alguien ha dicho: “Negar que nosotros
podemos comunicarnos es comunicar que no podemos comunicarnos. Es usar
palabras para negar que nosotros podemos entender palabras”. Los
deconstruccionistas intentan que sus palabras sean comprendidas de
cierta manera. Y es que el hombre, como un ser creado a la imagen de
Dios, posee la capacidad de conocer la realidad y definirla con bastante
precisión (como vemos en Génesis 2:19-20 cuando, por mandato de Dios,
el hombre pone nombre a los animales). El hecho de que no podamos
conocer y comunicar la verdad exhaustivamente, no quiere decir que la
verdad objetiva no exista o que no podamos conocerla objetivamente. Pero
el hombre necesita un punto de apoyo racional fuera de sí mismo sobre
el cual construir su conocimiento de la realidad. Ese punto de apoyo no
puede ser Otro que el Dios de verdad que se revela a través de Sus obras
y de Su Palabra.