El
titular del bloque de Unión Celeste y Blanco en la Cámara
Baja bonaerense, Gonzalo Atanasof y Francisco de Narváez presentarán
proyectos
para defender la libertad de prensa, Atanasof manifestó: "es el momento
de que todos los dirigentes nos acompañen en esta
iniciativa, necesitamos su apoyo para poder respetar uno de los derechos
básicos de todos los argentinos". Por otro lado La Unidad Fiscal de
Derechos Humanos de Bahía Blanca pidió a un Juez Federal detener al
titular del
diario "La Nueva Provincia" buscando silenciar voces opositoras. Al
finalizar "como se realizaba la censura en la Unión Soviética comunista"
más lecturas recomendadas.
El presidente del bloque de Unión Celeste y Blanco en la
Cámara de Diputados bonaerense, Gonzalo Atanasof, presentó este miércoles un
proyecto de ley para “proteger la libertad de prensa” en todo el territorio de
la Provincia. Además, el jefe de la bancada radical, Walter Carusso, formalizó
una iniciativa similar.
La propuesta presentada por el titular de la bancada denarvaísta
y firmada en conjunto por Fernando Rosas, Guillermo Britos y Mauricio
D’Alessandro prohíbe “censurar o controlar previamente la veracidad,
oportunidad o imparcialidad, revisar, aprobar, intervenir, interferir,
obstaculizar, modificar, alterar, sugerir o imponer la línea editorial,
noticias, información, contenidos, grillas, programas u opiniones que difundan
los habitantes de la Provincia y los medios de comunicación en ella
domiciliados, cualquiera sea su soporte o modalidad”.
Además, se establece que “no
podrán restringirse las libertades de imprenta, prensa y expresión de los
medios de comunicación con domicilio o instalaciones en la Provincia, ni el
derecho al libre acceso a la información de los habitantes de la Provincia”.
Los diputados de Unión Celeste y Blanco fundamentaron su
proyecto de ley en el artículo 14 de la Constitución Nacional, que establece
que todos los argentinos tienen derecho de publicar sus ideas por la prensa sin
censura previa.
“Tenemos que jugarnos
por la libertad de expresión”, sostuvo Gonzalo Atanasof y consideró que “es el momento de que todos los dirigentes
de la provincia de Buenos Aires nos acompañen en esta iniciativa, necesitamos
su apoyo para poder respetar uno de los derechos básicos de todos los
argentinos”.
Por otra parte, el proyecto de Carusso argumenta que “todas las personas tienen derecho a buscar,
acceder y recibir libremente por cualquier medio expresiones, información,
opiniones e ideas de toda índole, sin ningún tipo de restricción directa o
indirecta, ni censura de ninguna clase. Como así también, elegir libremente,
cómo, dónde y respecto de quién informarse”.
Además, subraya que “la
libertad de prensa tiene como único límite, sólo las normas derivadas de la
Constitución, tratados internacionales con jerarquía constitucional y la Constitución de la Provincia, la
división de poderes, la independencia judicial, para salvaguardar la exactitud
y objetividad de la información, para garantizar los derechos al honor, la
intimidad de la vida privada, la imagen y la palabra de los ciudadanos y para
defender el interés público y el orden democrático”.
VICENTE MASSOT Y EL
DIARIO LA NUEVA PROVINCIA, BAJO PERSECUCIÓN POLÍTICA GRAMSCIANA
La Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Bahía Blanca pidió a
un juez federal detener al titular del diario "La Nueva Provincia", Vicente Massot, y al periodista Mario
Gabrielli, ex secretario de Redacción del matutino, indicando que habrían
formado parte de un plan criminal implementado en la ciudad durante la última
Dictadura Militar.
En realidad, lo que el Gobierno está buscando es silenciar
voces opositoras, y en este caso busca involucrar a dos periodistas con una
causa política, en el marco de la guerra cultural gramsciana que lleva a cabo
el oficialismo.
El planteo fue presentado por los fiscales José Nebbia y
Miguel Palazzani ante el juez Santiago Martínez, en el marco de la causa
abierta luego del primer juicio por delitos de Lesa Humanidad realizado en
Bahía Blanca en 2012 Al momento de dictar sentencia, el Tribunal a cargo de los
jueces Jorge Ferro, Martín Bava y José Triputti ordenó que se investigue
"la posible comisión de delitos de acción pública por parte de los directivos
de “La Nueva Provincia” durante la última dictadura militar".
Anteayer el diario publicó una editorial en la que afirmó
que se trata de un "embate contra 'La Nueva Provincia'", realizado a
pesar de que Massot se presentó voluntariamente en la causa a principios de
este año.
El artículo también cuestiona que medios periodísticos de
Buenos Aires hayan tenido acceso a datos reservados del expediente antes que
los propios imputados, algo que "evidencia el matiz ideológico, carente
de objetividad que gobierna y condiciona la actuación de los dos
fiscales".
Ftes: ANDigital/ Diario Pregón de La Plata
MARXISMO
El marxismo en la práctica aboga por una completa
intervención del Estado en el mercado y por la abolición de la propiedad
privada para individuos y sociedades. Es una economía centralmente planificada
que pretende acabar con las clases sociales, haciendo a todos iguales
económicamente, pero para ello, en lugar de "distribuir
equitativamente" la riqueza, los empobrece a todos concentrando el capital
en manos del gobierno, lo que constituye un "capitalismo de Estado".
No obstante, dentro de la teoría marxista, existe una
segunda fase hipotética hacia la consecución de la "sociedad comunista", en la
que se llegaría a un equilibrio económico, parecido al que existe hoy en día en
el capitalismo, que no requeriría de intervención estatal alguna. Es a lo que
se le ha llamado una especie de equilibrio económico buscado.
La imposibilidad práctica de alcanzar esta hipotética fase
ha motivado a los marxistas a incorporar en su discurso apologético la
afirmación de que el comunismo nunca se ha constituido como régimen económico,
y que por ello, regímenes como la URSS, el estalinismo o el castrismo en Cuba,
no representan al verdadero comunismo, y en su lugar reivindican a figuras como
Trotsky y Ernesto Guevara.
Aparente oposición al capitalismo
Según el marxismo, una minoría ilustrada en la sociedad
capitalista es la única que tiene acceso al conocimiento y dicho conocimiento
es el único que puede o dominar si se trata de las clases que detentan el poder
económico o ser utilizado como combustibles sociales para conducir a la
sociedad marxista.
Los sectores burgueses son los que dentro de esta teoría
conducen a la dictadura del proletariado y son a su vez los mismos que llevaron
las teorías comunistas a los proletarios.
A pesar de que el marxismo surgió como una crítica o antítesis
del capitalismo, y ante la opinión pública en general suele presentarse como
una ideología o sistema opuesto a él, en realidad comparten bases doctrinales
materialistas y ambos buscan la desaparición del Estado, aunque por distintos
medios. Además, Marx y posteriormente la Revolución Rusa, fueron financiados,
al igual que otros revolucionarios, por banqueros judeo-norteamericanos de Wall
Street y de la banca Británica.
CENSURA EN LA UNIÓN SOVIÉTICA
"Un marxista es una persona que ha leído a Marx. Un antimarxista es una persona que lo ha entendido". (Ronald Reagan)
La censura en la Unión Soviética fue un fenómeno persuasivo
de presión ideológica estatal que tuvo vigencia a lo largo de toda la historia
de ese país (1922-1991), aunque con ciertos altibajos. Hubo dos períodos de
relajamiento: el primero, luego de la muerte del dictador comunista de origen judío Iosif David Vissarionovich Dzhugashvili http://www.anajnu.cl/raicesjudiaslenin.htm más conocido como Iósif
Stalin en 1953, y el segundo durante la política glásnost o
("transparencia") lanzada por Mijaíl Gorbachov en 1986.
La censura se
realizaba de dos maneras principales:
La protección de los secretos estatales eran manejados por
la Administración Principal para la Salvaguarda de los Secretos de Estado en la
Prensa (más conocida por su sigla Glavlit), la cual era la responsable de
censurar cualquier intento de publicación o transmisión de secretos sensibles.
La censura, de acuerdo a los lineamientos ideológicos y
políticos impuestos por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), fue
implementada a través de varios departamentos estatales especializados, a
saber:
Goskomizdat censuraba todo lo relativo a material impreso:
ficción, poesía, etc.
Goskino, a cargo del control de la cinematografía.
Gosteleradio, a cargo de las emisiones o transmisiones
radiales y televisivas.
El Primer Departamento (en varias agencias e instituciones,
como el Comité Estatal de Estadísticas (Goskomstat), era responsable de
asegurarse de que los secretos estatales y la información sensible sólo
alcanzasen las pocas manos autorizadas.
Censura de imágenes
No sólo las referencias a las personas incluidas en las
listas negras eran rutinariamente eliminadas de los textos, sino que también
sus fotografías y retratos eran eliminados.
Traducciones
Las pocas traducciones de obras occidentales, salvo que
proviniesen de autores comunistas extranjeros confiables, se habían de una
manera truncada y con omisiones (resultando por lo tanto en un producto final
sesgado), acompañadas en todo caso de eventuales notas al pie
"correctivas" de la supuesta tendenciosidad de los autores
"burgueses".
Control sobre el flujo de información
Absolutamente todos los medios dentro de la Unión Soviética
estaban estrictamente controlados por el Estado, ya se tratase de la radio,
televisión, libros, revistas y periódicos.
(ver más del 90% de los medios en Argentina son estatales http://www.clarin.com/politica/nuevos-medios-estatales_0_911909035.html ) Esto se lograba mediante la
exclusiva propiedad estatal de todas las instalaciones dedicadas a la
producción, por lo que necesariamente sus miembros debían ser empleados del
Estado. Esto se extendía también hacia las bellas artes, incluyendo el teatro,
la ópera y el ballet. Los conciertos de música y las exhibiciones de arte sólo
podían realizarse en lugares controlados y previamente autorizados por el
Estado.
En algunas oportunidades, la censura hacia tal o cual autor
que no contaba con la benevolencia del régimen soviético era apoyada por
campañas contra su material "ofensivo" en los medios de comunicación
(sobre todo, en los periódicos). Asimismo, se solían aplicar otras sanciones
adicionales, como la expulsión de las organizaciones profesionales respectivas
(por ejemplo, de los círculos de escritores oficiales). En el caso de la
publicación de libros, los manuscritos o redacciones a máquina originales de
los autores debían pasar por el filtro de la férrea censura ideológica.
Usualmente las editoriales estatales sólo publicaban los de los autores
plenamente identificados con el gobierno. Los libros que contaban con el visto
bueno oficial (por ejemplo, la colección de discursos del líder Leonid
Brézhnev) eran impresos en grandes cantidades, mientras que otra material no
tan "importante" era publicado en números mucho menores y no era
adecuadamente distribuido.
Por otro lado, la literatura popular "escapista",
como los principales éxitos editoriales (best sellers) occidentales, como
novelas de romance y misterio eran virtualmente inexistentes dentro de la Unión
Soviética.[2]
La posesión de máquinas de escribir y, como más razón, de
imprentas era estrictamente controlada, para intentar prevenir la circulación
de las ilegales copias samizdat, ya se tratase de revistas o libros. Otra cosa
que disgustaba bastante a las autoridades era la publicación de libros
prohibidos en el extranjero. Tal fue el caso de Archipiélago Gulag, escrito por
el célebre disidente Aleksandr Solzhenitsyn, el cual fue inicialmente publicado
en Occidente en 1973. Era una práctica relativamente común en las bibliotecas soviéticas
restringir el acceso a los diarios y periódicos que tuviesen más de tres años
de antigüedad.
Referencias
↑ The Commissar vanishes ("El comisario desaparece"), The Newseum ("Museo de noticias")
↑ Villiers, Down with Volga ("Abajo con el Volga"), páginas 46-47
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