Varias veces venimos informando acerca
del “Plan Maestro” del imperio o la decisión final sobre la Argentina. Como
dijo Henry Kissinger, en 1985: “La
Argentina acepta su papel de exportador de materias primas o
procederemos a su libanización”.
Ese momento ha llegado; la idea es
partirnos en cinco pequeñas repúblicas; cada una de las cuales con carencias
propias por su ubicación geográfica; lo que determinaría que todas serían
dependientes del exterior; es decir, ninguna autosuficiente.
Pero hay otro hecho fundamental y es
que para 2020 se ha determi-nado la emigración para estas playas de trescientas
millones de personas.
Para ello es imprescindible que la
mayor cantidad de habitantes posible desaparezca del país.
El primer paso fue la eliminación lisa
y llana de una generación pensante en los ´70. Independientemente del giro
ideológico, los desapa-recidos combatientes de armas llevar fueron el 20% del
total; el resto era gente pensante; a ellos se debe sumar los que se exiliaron
y no regresa-ron. Porque no debemos olvidar que el Ejército Revolucionario del
Pueblo (E.R.P.) fue creado por la
C.I.A.; sino pregunten a Nilda Garré para quien trabajó toda
su vida.
El segundo paso se dio cuando la gran
crisis del 2001; miles de ciudadanos se fueron y pocos regresaron.
El tercer paso es el que estamos
viviendo ahora; la guerra quími-ca o bacteriológica; vamos a explicar de que se
trata.
Los nuevos procedimientos de siembra y
la comercialización de ce-reales transgénicos producen que en el proceso de
siembra y cosecha se usen fertilizantes, pesticidas y fungicidas prohibidos en
el primer mundo. La mayoría de los productos de Monsanto no pueden usarse en
Europa.
En la zona sojera por excelencia hay
poblaciones enteras que han quedado en medio de los cultivos donde hubo un
alarmante crecimiento; por ejemplo de cáncer en niños; malformaciones al nacer;
intoxicaciones gra-ves y un sin número de afecciones.
Las empresas multinacionales que
manejan el mercado mundial de los cereales invierten fortunas en comprar
voluntades de todo tipo para frenar las demandas de los pobladores o la
difusión de dichos hechos.
Quien quiera interiorizarse puede
averiguar lo que acontece con el barrio de Ituzaingo en Córdoba, convertido en
el símbolo de la lucha contra la contaminación aérea.
La segunda forma de agresión química
es la que se lleva a cabo contaminando los ríos a través de las mineras a cielo
abierto. Aquí tenemos otro caso testigo; el embalse artificial mas grande de la República, Río Hondo,
completamente contaminado.
En todos aquellos lugares donde se ha
establecido una compañía minera de este tipo, sus cursos de agua bajan contaminados
destruyendo zonas agrícolas completas y produciendo graves trastornos de salud
a la población.
La tercera vía es el avance de los
estupefacientes alucinógenos sobre nuestra juventud. Cerca de tres millones de
consumidores, de los cuales un millón en serio riesgo, da la dimensión que ha
tomado este tema.
Sumado a ello la presencia en el país
de los peligrosos carteles mejicanos que siembran la muerte donde se asientan y
tienen armamento mas sofisticado que nuestras fuerzas de seguridad.
Para tener conciencia del desarrollo
de dicho fenómeno, basta con mencionar que en 2003 había algo mas de
trescientas pistas clandestinas; y hoy suman mas de mil trescientas.
Quien piense que esto es algo que se
va de las manos o es el pre-cio a pagar por el progreso no tiene la menor idea
de cómo se mueve el imperialismo a través de sus empresas multinacionales;
verdaderas avanza-das de de sus políticas sociales y económicas.
También hay que decir que en el caso
del tráfico de drogas la famosa D.E.A. no trabaja para combatir el tráfico sino
para defender los intereses de los carteles norteamericanos.
Franklin Delano Roosevelt, cuatro
veces presidente de los EE.UU. es bien claro en su mensaje: “En política nada
se hace por casualidad, todo ha sido minuciosamente planificado para provocar
los hechos.”
Todas las empresas comprometidas en el
envenenamiento de nuestros campos y ríos son multinacionales del imperio, sin
excepción.
La guerra bacteriológica ha comenzado
y somos nuevamente agredi-dos como nunca han dejado de hacerlo desde hace
doscientos años.
Dos preguntas hay para hacer:
1: Nos vamos a quedar con los brazos
cruzados viendo como destruyen la nación y a nuestros hijos?.
2:
Qué vamos a hacer con los cómplices que están apoltronados en el
gobierno?.
Si no resolvemos eso en un plazo
perentorio, preparémonos para el funeral de la patria; con nosotros
adentro.