domingo, 12 de mayo de 2013

LA GUERRA BACTEREOLOGICA




         Varias veces venimos informando acerca del “Plan Maestro” del imperio o la decisión final sobre la Argentina. Como dijo Henry Kissinger, en 1985: “La Argentina acepta su papel de exportador de materias primas o procederemos a su libanización”.

         Ese momento ha llegado; la idea es partirnos en cinco pequeñas repúblicas; cada una de las cuales con carencias propias por su ubicación geográfica; lo que determinaría que todas serían dependientes del exterior; es decir, ninguna autosuficiente.

         Pero hay otro hecho fundamental y es que para 2020 se ha determi-nado la emigración para estas playas de trescientas millones de personas.

         Para ello es imprescindible que la mayor cantidad de habitantes posible desaparezca del país.

         El primer paso fue la eliminación lisa y llana de una generación pensante en los ´70. Independientemente del giro ideológico, los desapa-recidos combatientes de armas llevar fueron el 20% del total; el resto era gente pensante; a ellos se debe sumar los que se exiliaron y no regresa-ron. Porque no debemos olvidar que el Ejército Revolucionario del Pueblo (E.R.P.) fue creado por la C.I.A.; sino pregunten a Nilda Garré para quien trabajó toda su vida.

         El segundo paso se dio cuando la gran crisis del 2001; miles de ciudadanos se fueron y pocos regresaron.

         El tercer paso es el que estamos viviendo ahora; la guerra quími-ca o bacteriológica; vamos a explicar de que se trata.

         Los nuevos procedimientos de siembra y la comercialización de ce-reales transgénicos producen que en el proceso de siembra y cosecha se usen fertilizantes, pesticidas y fungicidas prohibidos en el primer mundo. La mayoría de los productos de Monsanto no pueden usarse en Europa.

         En la zona sojera por excelencia hay poblaciones enteras que han quedado en medio de los cultivos donde hubo un alarmante crecimiento; por ejemplo de cáncer en niños; malformaciones al nacer; intoxicaciones gra-ves y un sin número de afecciones.

         Las empresas multinacionales que manejan el mercado mundial de los cereales invierten fortunas en comprar voluntades de todo tipo para frenar las demandas de los pobladores o la difusión de dichos hechos.

         Quien quiera interiorizarse puede averiguar lo que acontece con el barrio de Ituzaingo en Córdoba, convertido en el símbolo de la lucha contra la contaminación aérea.

           La segunda forma de agresión química es la que se lleva a cabo contaminando los ríos a través de las mineras a cielo abierto. Aquí tenemos otro caso testigo; el embalse artificial mas grande de la República, Río Hondo, completamente contaminado.

         En todos aquellos lugares donde se ha establecido una compañía minera de este tipo, sus cursos de agua bajan contaminados destruyendo zonas agrícolas completas y produciendo graves trastornos de salud a la población.

          La tercera vía es el avance de los estupefacientes alucinógenos sobre nuestra juventud. Cerca de tres millones de consumidores, de los cuales un millón en serio riesgo, da la dimensión que ha tomado este tema.

         Sumado a ello la presencia en el país de los peligrosos carteles mejicanos que siembran la muerte donde se asientan y tienen armamento mas sofisticado que nuestras fuerzas de seguridad.

         Para tener conciencia del desarrollo de dicho fenómeno, basta con mencionar que en 2003 había algo mas de trescientas pistas clandestinas; y hoy suman mas de mil trescientas.

          Quien piense que esto es algo que se va de las manos o es el pre-cio a pagar por el progreso no tiene la menor idea de cómo se mueve el imperialismo a través de sus empresas multinacionales; verdaderas avanza-das de de sus políticas sociales y económicas.

         También hay que decir que en el caso del tráfico de drogas la famosa D.E.A. no trabaja para combatir el tráfico sino para defender los intereses de los carteles norteamericanos.

         Franklin Delano Roosevelt, cuatro veces presidente de los EE.UU. es bien claro en su mensaje: “En política nada se hace por casualidad, todo ha sido minuciosamente planificado para provocar los hechos.”

         Todas las empresas comprometidas en el envenenamiento de nuestros campos y ríos son multinacionales del imperio, sin excepción.

         La guerra bacteriológica ha comenzado y somos nuevamente agredi-dos como nunca han dejado de hacerlo desde hace doscientos años.

         Dos preguntas hay para hacer:

         1: Nos vamos a quedar con los brazos cruzados viendo como destruyen la nación y a nuestros hijos?.

         2:  Qué vamos a hacer con los cómplices que están apoltronados en el gobierno?.

         Si no resolvemos eso en un plazo perentorio, preparémonos para el funeral de la patria; con nosotros adentro.