La libertad de prensa es la libertad misma
Bastó que Jorge Lanata formulara su pedido final, casi una plegaria
en defensa mutua, para que las redes sociales estallaran en
consignas y propuestas.
No hicieron falta más de 45 minutos para que el mensaje fuera uno, firme y claro: Si intervienen Clarín la gente saldrá a las calles de manera espontánea, para manifestar su repudio, incluso para tomar las instalaciones y, simbólicamente, recuperar la libertad de expresión, que es lo mismo que recuperar la Libertad.
Hay dos personas que se la están jugando como pocas veces hemos visto en la historia reciente, mostrando admirables huevos y ovarios respectivamente. Jorge Lanata y Elisa Carrió. Un hombre y una mujer que le dan ejemplo a 40 millones.
Son los que desenmascaran a la banda mafiosa que nos gobierna; son los que denuncian sus ilícitos y sus atropellos, y los que le marcan la agenda a todo el arco político. Esa patética oposición que está más ocupada en sacarse una foto que en defender las instituciones de la república.
Tanto Lanata como Carrió enviaron mensajes claros y que resonaron fuerte. "Vienen por la libertad, no se la entreguen".
Nunca como en estas circunstancias un gobierno democrático había puesto tan en riesgo la libertad. Jamás.
Venimos diciendo que en su huida hacia adelante Cristina Kirchner no tiene reparos en destrozar la república misma. La eventual intervención de Clarín es un símbolo. Se llama Clarín como podría llamarse de cualquier otra forma. Pero la libertad de expresión no es otra cosa que la libertad en su estado primitivo y natural. Es el hombre y su palabra, uno de sus bienes más preciados.
Cuando el 80% de los medios ha caído bajo la pauta o la directa financiación oficial, es poco lo que queda para que los que se quieren expresar libremente, puedan hacerlo.
La gente está aprestada para salir a defender la libertad de expresión, porque entendió de modo cruel que lo que viene del otro lado es mera barbarie.
Ojalá queden fiscales y jueces que imiten a Lanata y Carrió y jueguen sus gónadas por el país y por la gente.
Ojalá el gobierno tome nota de esta reacción, pocas veces verificada, y descarte cualquier intento de avasallar la libertad. Pueden llegar a provocar una reacción que nadie quiere.
Fabián Ferrante
No hicieron falta más de 45 minutos para que el mensaje fuera uno, firme y claro: Si intervienen Clarín la gente saldrá a las calles de manera espontánea, para manifestar su repudio, incluso para tomar las instalaciones y, simbólicamente, recuperar la libertad de expresión, que es lo mismo que recuperar la Libertad.
Hay dos personas que se la están jugando como pocas veces hemos visto en la historia reciente, mostrando admirables huevos y ovarios respectivamente. Jorge Lanata y Elisa Carrió. Un hombre y una mujer que le dan ejemplo a 40 millones.
Son los que desenmascaran a la banda mafiosa que nos gobierna; son los que denuncian sus ilícitos y sus atropellos, y los que le marcan la agenda a todo el arco político. Esa patética oposición que está más ocupada en sacarse una foto que en defender las instituciones de la república.
Tanto Lanata como Carrió enviaron mensajes claros y que resonaron fuerte. "Vienen por la libertad, no se la entreguen".
Nunca como en estas circunstancias un gobierno democrático había puesto tan en riesgo la libertad. Jamás.
Venimos diciendo que en su huida hacia adelante Cristina Kirchner no tiene reparos en destrozar la república misma. La eventual intervención de Clarín es un símbolo. Se llama Clarín como podría llamarse de cualquier otra forma. Pero la libertad de expresión no es otra cosa que la libertad en su estado primitivo y natural. Es el hombre y su palabra, uno de sus bienes más preciados.
Cuando el 80% de los medios ha caído bajo la pauta o la directa financiación oficial, es poco lo que queda para que los que se quieren expresar libremente, puedan hacerlo.
La gente está aprestada para salir a defender la libertad de expresión, porque entendió de modo cruel que lo que viene del otro lado es mera barbarie.
Ojalá queden fiscales y jueces que imiten a Lanata y Carrió y jueguen sus gónadas por el país y por la gente.
Ojalá el gobierno tome nota de esta reacción, pocas veces verificada, y descarte cualquier intento de avasallar la libertad. Pueden llegar a provocar una reacción que nadie quiere.
Fabián Ferrante