Me formulo la pregunta porque hombres de la política, periodistas,
legisladores, etc., se muestran azorados por las pintadas agraviantes
realizadas en el frente de la casa de un periodista del golpista diario Clarín.
¡Che, que somos gente grande!… ¿De qué carajo se asombran?… ¿Acaso se
supone que poniendo “el grito en el cielo” la van a cortar cuando recién
comenzaron? ¿Acaso se olvidan de que ya hubo periodistas que sufrieron
agresiones de hecho? ¡Les digo más: yo prefiero que me pinten el frente
de mi casa con aerosol, a que me peguen una foto de Diana Conti o de
Carlos Kunkel… de ambos ni hablar!; algo así como casos testigos de la
existencia de efectos paranormales a través de los espejos.
En tanto las denuncias de corrupción se siguen sucediendo con nuevos
testimonios y La Señora, “como si nada”, lo más campante, convencida de
que las causas serán llevadas hacia “atrás” por aquellos jueces que
forman parte del entramado patético de la mafia. Ergo: más allá de que
se case Oyarbide dejando un espacio vacío -como dice la canción del
amigo que se va- comenzarán a surgir los “reservistas” hasta el día de
hoy mantenidos a buen recaudo pero recibiendo una ínfima parte de “lo
recaudado” que ha hecho, hace, y hará sangrar tu toor como si de golpe hubiera sufrido un ataque compulsivo de hemorroides internas y externas.
Para un mejor entendimiento, se aconseja la lectura del manual del
guerrillero que se encuentra a la venta en la mayoría de las librerías
de la Ciudá y del resto del país.
Ricardo Jorge Pareja
