CARTA DE CAPERUCITA AL LOBO
MISTERIOS DE INIQUIDAD
LA INGENUIDAD FRENTE AL CONCILIARISMO ES SUICIDA Y MUY PELIGROSA
Carta abierta a Bergoglio de conversos al conciliarismo decepcionados
Una carta dirigida a Decimejorge por un grupo de conversos del Islam ya ha sido firmada por más de 2.600 personas.
En ella
plantean una clara cuestión a Bergoglio: ¿para qué arriesgar
literalmente la vida para hacerse católicos si el islam “es una buena
religión en sí misma”?
Al presente, no ha habido acuse de recibo desde Santa Marta.
Lo mismo
podrían preguntar ortodoxos, protestantes, judíos, budistas…, que
estuviesen convencidos de haberse convertido al Catolicismo, cuando en
realidad pasaron de una falsa religión al falso catolicismo o iglesia
conciliar.
Por ejemplo,
¿qué sentido tendría que un luterano abandonase hoy la secta fundada
por aquél a quien la jerarquía conciliar ha llamado “testigo del
Evangelio” y a quien ha honrado con una estampilla o sello de correo?
Aunque el
verdadero peligro es el que amenaza la salvación eterna de las almas,
los subscriptores también hacen referencia a los peligros físicos a los
que los expone la actitud irenista y traidora del Vaticano frente a la
fe musulmana.
Y se preguntan: ¿Dónde iremos entonces a buscar refugio?
Les respondemos: Sobre todo NO a la Neo-F$$PX…
He aquí el texto completo de la misiva:
Santísimo Padre:
Muchos de
entre nosotros, en diversas oportunidades y desde hace varios años,
hemos tratado de contactarlo sin que hasta ahora hayamos recibido el
menor acuse de recibo de nuestras cartas o de nuestras solicitudes
pidiendo ser recibidos.
Sabemos que
usted no ama lo mundano y nosotros tampoco, así es que permítanos
decirle muy francamente que no comprendemos su enseñanza sobre el islam,
tal como lo leemos por ejemplo en los párrafos 252 y 253 de Evangelii Gaudium,
porque este no da cuenta del hecho de que el islam viniendo DESPUÉS de
Cristo, no puede ser sino un Anticristo (Cf I Jn. 2, 22), ni que es uno
de los más peligrosos que puedan existir, ya que él se presenta como el
cumplimiento de la Revelación (y Jesús no habría sido sino un profeta).
Si el islam
es en sí mismo una buena religión como usted pareciera enseñarlo, ¿para
qué nos habremos convertido nosotros al catolicismo? ¿Acaso vuestras
enseñanzas no ponen en duda la bien fundada elección que hemos hecho…
con riesgo de nuestras propias vidas? ¿Ignora usted que el Corán
prescribe la muerte de los apóstatas? (Corán 4.89 ; 8.7-11).
¿Es posible
comparar la violencia islámica con la pretendida violencia cristiana?
¿Qué relación hay entre Cristo y Satanás? ¿Qué unión entre la luz y las
tinieblas? Qué participación entre el fiel y el infiel? (II Cor., 6,
14-17).
De acuerdo
con las enseñanzas de Cristo, lo hemos preferido a Él a nuestra propia
vida. ¿No estaremos entonces bien situados para hablarle del islam?
En realidad
desde el momento en que el islam nos quiere hacer sus enemigos, lo
somos, y ninguna intención de amistad de nuestra parte cambiará nada.
Como buen Anticristo, el islam no existe sino siendo enemigo de todos.
“Entre nosotros y vosotros existirá la enemistad y el odio para siempre
hasta que no creáis únicamente en Alá” (Corán 60.4). Para el Corán, los
cristianos “no son sino impureza” (Corán 9.28), “los peores de la
Creación” (Corán 98.6), condenados al infierno (Corán 4,48), también Alá
debe exterminarlos (Corán 9,30).
No hay que
engañarse con los versículos coránicos conocidos como tolerantes, puesto
que todos han sido derogados por los versículos del Sable (Corán 9.5).
Mientras el
Evangelio anuncia la buena noticia de Jesús muerto y resucitado por la
salvación de todos, cumplimiento de la alianza comenzada con el pueblo
hebreo, Alá no tiene otra cosa que proponer sino la guerra y la matanza
de los “infieles” a cambio de su paraíso: “Ellos combaten en el camino
de Alá, ellos matan y son matados” (Corán 9.111).
Nosotros no
confundimos el islam con los musulmanes, pero si para vosotros el
“diálogo” es el camino de la paz, para el islam es otra manera de hacer
la guerra. Del mismo modo que el angelismo ha sido frente al nazismo y
al comunismo, frente al islam es suicida y muy peligroso. ¿Cómo hablar
de paz y avalar el islam como usted parece hacerlo? “Arrancar de
nuestros corazones la enfermedad que envenena nuestras vidas (…) Que
quienes son cristianos lo hagan con la Biblia y quienes son musulmanes
con el Corán? (Roma, 20 de Enero de 2014)”?
¿Acaso no es inquietante que el Papa parezca proponer el Corán como camino de salvación? Deberíamos nosotros volver al islam?
Os
suplicamos de no buscar en el islam un aliado en el combate que usted
lleva adelante contra las potencias que buscan dominar y someter el
mundo a la esclavitud, puesto que están todos en una misma lógica
totalitaria, fundada en el rechazo a la realeza de Cristo (Lucas 4. 7).
¡Alá lo prohíbe (Corán 5.51)!
Nosotros
sabemos que la Bestia del Apocalipsis que busca devorar a la Mujer y a
su Hijo tiene muchas cabezas… Aparte de que Alá prohíbe tales alianzas
(Corán 5.51) Pero sobretodo los profetas siempre reprocharon a Israel su
voluntad de hacer alianza con potencias extranjeras, en detrimento de
la confianza absoluta que hay que tener en Dios.
Es cierto,
la tentación es fuerte en el sentido de que mantener un discurso pro
islam ahorrará añadir sufrimientos a los cristianos en países
convertidos en musulmanes, pero además que Jesús no nos ha indicado
jamás otro camino que el de la cruz, de tal suerte que es en ella donde
encontraremos nuestra felicidad, y no en rehuirla con los condenados.
Nosotros no dudamos que la Verdad trae con ella la salvación y la
libertad (Juan 8.32). Nuestro deber es dar testimonio de la verdad “en
tiempo y a contratiempo (II Timoteo 4, 2) y nuestra gloria es decir con
San Pablo: “pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste
crucificado” (I Corintios 2, 2).
Concordante
con el discurso de Su Santidad sobre el islam y al mismo tiempo en que
el Presidente Erdogan, entre otras cosas, solicita a sus compatriotas de
no integrarse en los países en que han sido acogidos, Arabia Saudita y
las petromonarquías, no acogen a ningún refugiado, lo que es una
manifestación entre otras del proyecto de conquista y de islamización de
Europa, oficialmente proclamado por la OCI y otras organizaciones
islámicas, hace algunos decenios.
Santísimo
Padre, usted predica la acogida de inmigrantes sin tener en cuenta del
hecho de que se trata de musulmanes, lo que el mandamiento apostólico lo
prohíbe: “Si alguno viene a vosotros rechazando el Evangelio, no le
recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda se hace solidario
de sus malas obras” (II Juan 1, 10-11); “Pero aun cuando nosotros
mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que
os hemos anunciado, ¡sea anatema!” (Gálatas 1, 8-9).
Del mismo
modo que: “Porque tuve hambre, y no me disteis de comer” (Mt. 25, 42),
no quiere decir que Jesús hubiese deseado ser un parásito; y cuando dice
“Yo era un forastero y me acogisteis” tampoco quiere decir yo fui un
invasor y vosotros me acogisteis. Esto solo quiere decir Yo tuve
necesidad de vuestra hospitalidad por un tiempo y vosotros no me la
habéis dado.
La palabra
ξένος (Xénos) en el Nuevo Testamento no se traduce solamente por
extranjero sino también por huésped (Rom 16, 23; I Cor 16, 5-6 ; Col 4,
10 ; III Jn 1, 5). Y cuando en el Antiguo Testamento YHWH ordena de
tratar bien a los extranjeros, porque los hebreos fueron ellos mismos
extranjeros en Egipto, es con la condición de que el extranjero se
asimile tan bien al pueblo elegido que adopte la religión y la práctica
del culto… ¡Nunca ha sido cuestión de acoger al extranjero que guarda su
religión y sus costumbres! Así nosotros tampoco comprendemos que usted
abogue porque los musulmanes practiquen su culto en Europa.
El sentido
de la Escritura no debe ser dado por los jefes del mundialismo, sino por
la fidelidad a la tradición. El Buen Pastor, saca al lobo, no lo hace
entrar en el redil de las ovejas.
El discurso
pro islam de Vuestra Santidad nos lleva a deplorar el hecho de que los
musulmanes no sean invitados a abandonar el islam, que numerosos ex
musulmanes como Magdi Allam, abandonen la Iglesia, descorazonados por la
cobardía y heridos por gestos equívocos, confundidos por la falta de
evangelización, escandalizados por el elogio del islam… Así se pierden
las almas ignorantes y los cristianos no se preparan a una confrontación
con el islam, a la que los llamó san Juan Pablo II (Ecclesia in Europa,
n°57).
Tenemos la
impresión que vuestro hermano en el sacerdocio Mons. Nona Amel,
arzobispo católico caldeo, exiliado de Mosul, habla en el desierto:
“Nuestros sufrimientos actuales son el preludio de los que vosotros,
Cristianos europeos occidentales vais a sufrir en un futuro próximo. Yo
he perdido mi diócesis. La sede de mi arzobispado y de mi apostolado ha
sido ocupada por islamistas radicales que desean que o nosotros nos
convirtamos o que muramos… Vosotros acogéis en vuestro país un creciente
número de musulmanes. Vosotros estáis también en peligro. Debéis tomar
decisiones fuertes y valientes… Vosotros creéis que todos los hombres
son iguales, pero el islam no dice que todos los hombres sean iguales…
Si vosotros no comprendéis rápidamente esto, vosotros seréis las
víctimas del enemigo que habéis acogido en vuestra casa (9 de Agosto del
2014)”.
Es cosa de
vida o de muerte y toda complacencia frente al islam es traición.
Nosotros no queremos que el Occidente continúe islamizándose ni que
vuestra acción contribuya a ello. ¿Dónde podríamos buscar nuevamente un
refugio?
Permitidnos
solicitar a Vuestra Santidad, que convoque rápidamente un sínodo sobre
los peligros del islam. ¿En efecto, qué queda de la Iglesia donde el
islam se ha instalado? Si ella tiene allí aún derecho de ciudadanía, es
en “dimitud”, bajo condición de no evangelizar, debiendo renunciar a
ella misma… En un afán de justicia y de verdad, la Iglesia debiera
revelar por qué son falsos los argumentos que expone el islam para
blasfemar la fe cristiana. Si la Iglesia tuviera el coraje de hacerlo,
no dudaríamos que millones de musulmanes y otros hombres y mujeres que
buscan al Dios verdadero, se convertirían a la fe cristiana. Como usted
lo ha recordado: “Quien no reza a Cristo reza al diablo. (14.03.13)”. Si
la gente supiera que van al Infierno, darían sus vidas a Cristo (Cf.
Corán 3.55).
Con el más
profundo amor a Cristo que por medio vuestro conduce su Iglesia,
nosotros católicos que venimos del islam, apoyados por numerosos
hermanos en la fe, particularmente los cristianos de oriente y por
nuestros amigos, venimos en pedir a Su Santidad confirmar nuestra
conversión a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, único
Salvador, por medio de un discurso franco y recto sobre el islam.
Asegurándole nuestras oraciones en el corazón de la Inmaculada,
solicitamos vuestra bendición apostólica.