Rodríguez Larreta quiere todo. Por Miguel De Lorenzo
El inquieto jefe de Gobierno pretende que traspasen a la ciudad, la justicia penal.
Es por demás llamativo que el mismo
artífice del vale todo en la justicia contravencional, en la que cada
quién hace lo que le venga en gana, sin nadie que los controle, ni
verifique el correcto comportamiento de los jueces y fiscales de la
ciudad, ni los sancione, ni los expulse – Dios no lo permita – cuando
dejan de lado el derecho y se meten en el lado tenebroso del jardín.
Se trata de la persona que antes
reclamaba por el traspaso de la policía federal a su jurisdicción. Y
acá si, debemos reconocerlo, el éxito fue grande, sin duda le debemos
el florecimiento de los criminales de todo calibre, de los chorros y
moto chorros en la ciudad autónoma de Larreta.
Nunca podríamos olvidar como ese mágico
“hacerse cargo de”, fue el que acabó con las actitudes policiales de
neto corte represivo. Por fin los integrantes de la fuerza pudieron ser
saludables, gozosamente apedreados en las plazas y en las calles de la
ciudad, sin que se les permitiera levantar un dedo para defenderse,
tan solo en caso de peligro extremo, mover levemente los escudos, cuando
los cascotes les apunten derechamente a la cabeza.
Por otra parte, quién se animaría, donde
estaría el hombre capaz de hacerle sombra a Larreta, en aquello de
ordenar el fútbol, solo él encontró la manera de que los partidos
tengan en las canchas la armoniosa forma de aquellos encuentros de
amor y paz
Por cierto, como no valorar, cuando con
mano firme cambió al vacilante encargado de la seguridad porteña por
otro, todavía más inútil y – si esto fuese posible – aún con menor
calificación para el cargo.
Es
claro que Larreta es un hombre ambicioso de gloria y éxito, pragmático,
ejecutivo, que no vacila en querer controlar también el suministro
eléctrico en CABA. Es decir a la manifiesta esterilidad de Cambiemos
en energía, él como alternativa nos propone darle un toque larretiano
al asunto, gracias al cual probablemente pasaríamos a ser la primera
gran ciudad, rigurosamente a oscuras del planeta.
No nos atrevemos a soñar tan alto, pero
sería lindo, de verdad lo sería, que la transferencia de la in-justicia
penal llegase de la mano, fuese conducida por el mismísimo Zaffaroni.
Ya sabemos, es pedir demasiado, pero nosotros a Rodríguez Larreta, le ponemos una ficha.