lunes, 27 de mayo de 2019

La otra democracia



La otra democracia: Cuando el alcalde era elegido por sorteo o insaculación



img_rsune_20190517-123403_imagenes_lv_otras_fuentes_document_1708_2_marti_paola_4_6_2362651945-klBE-U462362670239WJI-992x558@LaVanguardia-Web.jpg
Mañana domingo, España está llamada a las urnas para elegir la formación de todas las corporaciones municipales y, por consiguiente, sus alcaldes. Se trata de una elección basada en la ley electoral que rige el proceso de selección de todos los representantes políticos. Y aunque este sistema, consolidado, se utiliza desde hace mucho tiempo, no es tan antiguo como podría suponerse.


Desde mediados del siglo XV, y a lo largo de más de 200 años, los representantes municipales de la mayoría de poblaciones de la Corona de Aragón eran elegidos mediante sorteo, más concretamente por el procedimiento conocido como la insaculación, consistente en extraer una de las bolitas previamente introducidas en un saco. De esta manera se elegía a los “bailes y cónsules”, los equivalentes a los actuales alcaldes y concejales, términos que se adoptaron en Catalunya finalizada la guerra de Sucesión.

Los gremios locales proponían a los aspirantes, escogidos por el procedimiento de la insaculación


A nuestros días ha llegado diversa documentación histórica que atestigua esta singular rifa. En el archivo municipal de Castelló d’Empúries se encuentran varios escritos donde se recoge la descripción detallada de algunos procesos celebrados a comienzos del siglo XVIII. En ellos es posible descubrir que se usaba una bolsa de tela azul llamada bolsa de batlle que se depositaba dentro de una cajita con cinco cerraduras con distintas llaves, caja que custodiaba también las otras bolsas destinadas a la elección de los cónsules y demás oficiales.

Para Josep Maria Torras, catedrático de Historia Moderna de la Universitat de Barcelona, “la insaculación era un proceso garantista que evitaba la manipulación de la elección, a la vez que velaba por la voluntad popular representada por la base social”.

La treta del batlle, con el método de elección en Castelló d'Empúries
La treta del batlle, con el método de elección en Castelló d’Empúries (LV)

El historiador destaca la seriedad y respeto con los que se custodiaba el material. La necesidad de abrir la caja con cinco llaves distintas significaba que todos los poseedores debían estar presentes durante el momento de la elección y dar fe del correcto funcionamiento del proceso.

La base social quedaba plasmada por un representante elegido por cada uno de los gremios que tenían derecho a ofrecer un candidato para el cargo. Así, la saca contenía los nombres propuestos por las diferentes comunidades profesionales en pequeños trozos de pergamino de cuatro por cuatro centímetros dentro de unas bolitas que, posteriormente, se sellaban con cera caliente para evitar su manipulación.

Torras explica que, aunque el recipiente formal fuera la bolsa de tela, el utensilio que finalmente se usaba para extraer el nombre era una palangana llena de agua. “Ahí un niño vertía las bolitas y, al flotar, quedaban a la vista de todos los presentes”, lo que aseguraba la transparencia del proceso.



Ejemplar de bolsa de tela con el que se efectuaba el sorteo de alcaldes
Ejemplar de bolsa de tela con el que se efectuaba el sorteo de alcaldes (Museu d’Història de Girona)

Este método comenzó a utilizarse a mediados del siglo XV en la mayoría de poblaciones de la Corona de Aragón


Según reza en el documento de 1708 de la villa ampurdanesa, en Castelló d’Empúries, el procedimiento de elección aún se complicaba un poco más, ya que en algunas poblaciones bajo jurisdicción señorial el noble se guardaba el derecho final de escoger al ganador. Es decir, al crío se le exigían tres nombres que acabarían componiendo la terna del alcalde y el conde de Empúries elegía al que más se ajustaba a su agrado.

eMarisa Roig, archivera municipal de Castelló d’Empúries, relata que el proceso de insaculación para los cargos públicos del municipio se efectuaba cada año y para ello se conjuraba el Consell General de la Universitat en el edificio de la Llotja del municipio la vigilia del domingo de Ramos. “En el caso de Castelló, los batlles eran oficiales del conde y ejercían en su nombre la jurisdicción en la villa y, como el resto de bailes de la Corona, además tenían funciones judiciales”, explica Roig. Unas competencias fuera del alcance de los alcaldes actuales.

La insaculación se practicó en la Corona de Aragón hasta la instauración del decreto de Nueva Planta. Algunos pueblos se hicieron los remolones y siguieron clandestinamente eligiendo a sus representantes por este procedimiento varios años después. Sólo los municipios de territorios bajo señorío pudieron seguir con esta tradición.
Martí Paola. Fuente La Vanguardia