jueves, 23 de mayo de 2019

“Santa Evita” Perón







“Santa Evita” Perón

Hace un par de días que, la Confederación General del Trabajo (CGT) junto con un grupo de sacerdotes pertenecientes al movimiento de “Curas villeros”, ha comenzado a mover el avispero para pedir la apertura del proceso de canonización de Eva Duarte de Perón, esposa del extinto presidente de la Argentina, el Gral. Juan Domingo Perón.

De nada sirve ahora ponerse a narrar la vida de “Evita”, como se hacía llamar la ex carismática actriz que llegó a ser una de las mujeres más influyentes de su tiempo; ni de su juventud turbia y un tanto desordenada; ni tampoco –vale decirlo– de su muy probable conversión al final de su vida, luego de conocer a Roncalli y su muerte con todos los sacramentos (como atestiguaba el padre Benítez, su confesor e incondicional defensor).
 
– “Al final de cuentas, María Magdalena fue prostituta y ahora es santa” – se dirá.
– “Sí, pero no sólo se convirtió, sino que pasó gran parte de su vida como penitente, viviendo en una cueva y purgando sus pecados”.
Ahora bien: ¿Santa Evita? ¿será verdad?
Y…, cosas “veredes Sancho que non crederes” decía Don Quijote.
La verdad que uno a veces no sabe qué pensar o qué decir cuando le preguntan por estos temas.
O es como en tiempos de los Cristeros, cuando los mártires decían que “el cielo está barato” o es que hay una gran confusión y los santos se han devaluado.
Si seguimos, por ejemplo, al actual Catecismo de la Iglesia Católica, leemos sobre las canonizaciones lo siguiente:
 
al canonizar a ciertos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que esos fieles han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en ella, y sostiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos como modelos e intercesores (cf. Lumen Gentium, 40; 48-51)”[1].
– ¿Y Evita? “¿clasifica?”.
Pues hoy por hoy ya no sabemos qué decir…; lo que sí podemos hacer es traer a la memoria ciertas frases o discursos que, seguramente, algunos nunca oyeron.
– “La religión es para el hombre y no el hombre para la religión; y por eso la religión ha de ser profundamente popular, olvidándonos de los ritos excesivos y de las complicaciones teológicas”[2].
– “Después de Perón todos somos iguales”[3].
– “Perón se parece más bien a otra clase de genios, a los que crearon nuevas filosofías o nuevas religiones”[4].
– “Yo no concibo el cielo sin Perón”[5].
Y más, de sus discursos:
 
– “No nos alcanzará el alambre de fardo para colgar a los contreras».
– «No dejaré piedra sobre piedra que no sea peronista».
– “Con las cenizas de los traidores construiremos la Patria de los humildes”.
– “Solamente los fanáticos -que son idealistas y son sectarios- no se entregan. Los fríos, los indiferentes, no deben servir al pueblo. No pueden servirlo aunque quieran”.
– «No dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista».

Porque una cosa es que alguien se haya ido al Cielo por pura misericordia divina y otra muy distinta que sea santo.

Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE

[1] CEC, n. 828.
[2] Eva Perón, Mi mensaje, Adrifer-Fabro, Buenos Aires 2007, 30-31.
[3] Eva Perón, Historia del Peronismo, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Sociología, Buenos Aires 1973, 13.
[4] Eva Perón, La razón de mi vida, Peuser, Buenos Aires 1951, 255.
[5] Eva Perón, Volveré y seré millones, Convocatoria Peronista, Buenos Aires 1983, 43.