Los elemento religiosos del peronismo (6ta. parte)
UNA FÉ POLÍTICA
A la hora de buscar ejemplos, quizás uno de
los casos más paradigmáticos de una religión política junto al marxismo
sea el nacional-socialismo, que exhibe como ya se ha hecho notar una
exuberante parafernalia de símbolos operativos de una liturgia política
evidentemente muy distinta, aunque con llamativas similitudes con la
peronista.
Se puede discutir si el peronismo reúne o no
las características estrictas de una ideología. Se ha considerado así
que el peronismo no puede ser caracterizado como una "ideología" o, en
otros términos, que su continuidad histórica y su coherencia discursiva
no reposan en la permanencia de ciertos contenidos que configurarían
algo así como la "ideología peronista".
En un examen de los presupuestos ideológicos
de la doctrina, la nota de inmanencia está ausente en el planteo
principista, si se tiene en cuenta su inicial inspiración
socialcristiana. Sin embargo, aparecen también unos contenidos que
pueden eventualmente cristalizar en una verdadera ideología que tomaría la forma de una religión política. El peronismo se constituyó en un fenómeno político-religioso. Dos autorizadas voces de nuestra cultura así han querido certificarlo.
Perón protagonizó un fenómeno
para-religioso más que político, representó el modo de religiosidad
propio de un pueblo indiferente a la religión como el nuestro. Esta
apatía aumentó la entusiasta fe colectiva que creció en torno a su
nombre.