miércoles, 15 de mayo de 2013

CONSEJOS PARA LOS AMIGOS


Revista Cabildo Nº 102
Mes de Abril 2013-3era.Época Por: Antonio Caponnetto 

Les diré al menos, y por si sir­viera de algo, lo que yo es­toy haciendo y pienso hacer:

1 - Mientras no se pruebe de modo fehaciente la nulidad del Cónclave —y en principio no pare­ce probable tal alternativa, siendo delicadísimo que así sucediera— Francisco es Papa, y se debe proce­der ante él como ante todos los Vi­carios de Cristo: veneración y obe­diencia. Si algo malo se supiera mañana al respecto, no me ha de alegrar la noticia, ni el haber conje­turado desde el principio tan espan­tosa hipótesis. Se me dirá que es­toy condicionando mi adhesión al Pontífice. No, porque creo en el Espíritu Santo, como repito cada mañana. "Cuando anochece, decís: Buen tiempo-, porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tem­pestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, . Que el mundo, empezando por el "católico", festeje los arreboles falsos. Nosotros tratemos de estar atentos a las señales de los tiempos.
 2 - Si alguien se preguntara có­mo un prelado tan visiblemente li­gado por sus antecedentes a la pro­moción de la herejía, pudo haber si­do elegido Papa, no encontramos,otra respuesta más que lo dicho en la Primera Carta de San Juan, capí­tulo 2, versículos 18 y 19. Léase atentamente su contenido con lon­ganimidad, fortaleza y confianza en Dios. ..Y Dios permita que nos sea dado ver muy pronto que son ellos, .los heréticos, quienes tendrán que decir de Francisco: salió de noso­tros pero no era de nosotros. He aquí el texto de Juan: "Mijitos míos; es la última hora. Se les di­jo que tendría que llegar el Anti­cristo; pues bien, ya han venido varios anticristos, por donde com­probamos que esta es la última hora. Ellos salieron de entre no­sotros mismos, aunque realmente no eran de los nuestros.Si hubieran sido de los nuestros se ha­brían quedado con nosotros. Al salir ellos, vimos claramente que no todos los que están dentro de nosotros son de los nuestros"
 
3 - Rezaré y rezaré intensamen­te; rezaré como nunca antes en mi vida, pidiendo el milagro de que Francisco se convierta de sus erro­res pasados y de sus conductas cra­pulosas, constituyéndose en el Pa­pa santo y sabio que necesita la Iglesia para ser restaurada. Será un honor servirle entonces. Defenderé y predicaré pública y gozosamente cuanto de bueno, bello y verdadero sostenga y obre desde su sede, sin confundir cualquier opinión vertida por él a lo dicho ex cathedra, si lo hubiere, que bien sabernos obliga a otra conducta.  Y desde ya que me place y conforta haberle escuchado decir en estos días algunas de esas verdades simples que solía decir en privado, cuando era apenas Monse­ñor Bergoglio o el Padre Jorge. 
4-Seguiré insistiendo, y con más énfasis que lo habitual, en el deber que tenemos lo subditos de resistir los errores, las confusiones y las felonías de los Pastores, y aún las del mismo Sumo Pontífice, lle­gado el durísimo trance. Esto es doctrina católica y no su contraria; y tiene una antiquísima tradición dentro de la Iglesia. Nos asistan en esta tarea Santa Catalina de Siena, San Atanasio, San Sofronio, San Norberto, San Cesáreo de Arles, y cuantos varones y mujeres extraor­dinarios han tenido que obrar o en­señar que la opugnación filial, amo­rosa y respetuosa al Papa, puede ser un acto de servicio para custo­diar a la Iglesia de su derrumbe, y hasta al mismísimo Santo Padre.
 5 - Insistiré oportuna e inopor­tunamente en la obligación moral que nos asiste a "los subditos de celo y libertad, para que no teman corregir a los prelados, especial­mente si el crimen es público y co­rre peligro la mayoría de los fie­les". Es enseñanza de Santo Tomás de Aquino (In Gal. 2, 11, ne 76-77), pero podríase sobre el par­ticular citar una multitud de textos escriturísticos, patrísticos, escolásti­cos, conciliares, canónicos y ponti­ficios de todos los tiempos, confor­mando todos ellos un corpus doc­trinal, que en buena hora redondeó admirablemente Melchor Cano — teólogo de Carlos V en Trento— di­ciendo: "cuando los pastores duer­men, los perros deben ladrar".
 6 - Distinguiré, en la medida de mis posibilidades, la vera realidad de las horribilísimas campañas multimediáticas puestas ya en marcha sobre el nuevo Pontificado. No lo que digan los medios, sino lo que diga y obre el Papa deberemos ana­lizar. La mayor restricción que ha­gamos al influjo de los medios ma­sivos, será para nuestro bien. Tam­bién lo será el mayor uso que haga­mos de los diálogos y pedidos de consejo entre los sabios. No vale aquí ningún argentinismo, ninguna papolatría, ni menos aún ninguna
papoclasia. Pero que tampoco aparezca un extranjero a querer en­señarnos quién es Monseñor Bergoglio. Veamos los frutos de Fran­cisco, pues ya se sabe que el árbol se conoce por sus frutos (San Lu­cas, 6, 39-45). No nos fijemos un tiempo cronológico sino un lapso espiritual. Midamos la espera en maitines y en vísperas, no en horas calendáricas.
7 - Estaré atento a las enseñan­zas de Libro del Apocalipsis, expli­cadas principalmente por los Pa­dres y nuestro cura Castellani; y a las pocas revelaciones marianas aceptadas formalmente por la Igle­sia. Depuremos nuestro diagnósti­co de la multitud de aparicionismos, videntes o revelaciones privadas. Más conducen a la demencia que a la salud. Pero no olvidemos la ne­cesidad de una perspectiva parusíaca, sobre todo ante esta extraña si­tuación de dos Papas conviviendo en Roma. Orante y monástico uno, activista y pragmático el otro.
(Fragmento de la nota "Respuestas al Padre Iraburu"