jueves, 16 de mayo de 2013

EL DESAFIO DE LA BLANCURA




CFKenotra 
Hay que reconocer que la Presi tiene un timing precioso a la hora de comunicar medidas de gobierno. Ella está para las buenas noticias, la inauguración de una línea de producción de la marca de indumentaria obrera Lacoste, la puesta en marcha de un autito nacional y popular de ciento cuarenta lucas, la ampliación de una fabrica de pomos o la apertura de un carro choribondiolero al paso en costanera. A falta de obras concretas, siempre se puede prometer y, si bien ya no estamos para apertura de licitaciones –y la compra directa se les da muy bien- las promesas televisadas siempre garpan, como el anuncio de alguna obra que, tal vez, si pinta, en una de esas, alguna vez llevarán a cabo. Es cierto que las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic fueron anunciadas más veces que la despedida de los Chalchaleros –y convengamos que uno de los interesados anda con un par de problemitas con la justicia- pero siempre, siempre se pueden dar buenas noticias.

El tema es que, para las malas, la Presi manda al matadero a los más impresentables que pueda hallar, cosa que, en este gabinete, es algo tan sencillo como levantar el dedo y hacer ta-te-ti. Por eso nunca pone la caripela a la hora de abordar temas escabrosos, de esos que hacen que la lógica militante entre en colapso nervioso al no saber qué putear y qué aplaudir. La técnica tiene lógica: Guillote Moreno y Ricardo Echegaray cosechan menos simpatías que la defensa de Boquita, Axel Kicillof no logra hablar sin señalar con el dedo entablillado, Hernán Lorenzino sólo era junado por su fonoaudiólogo hasta que tuvo ese inconveniente con una periodista griega, y Mechita Marcó del Pont que, si no fuera por estas conferencias de prensa, integraría el padrón de NN de la planta de gabinete nacional. Si a esto le sumamos que la única vez que la Presi apareció en medio del caos fue insultada de arriba a abajo -durante la inundación platense- el cuadro cierra perfectamente.

Lo que realmente resulta interesante es que nosotros seguimos siendo ese factor X del que necesitan y al que desprecian. No pueden vivir sin nosotros, aunque darían cualquier cosa –que no sea de sus bolsillos- para que no rompamos los gobelinos. Y eso que no exigimos demasiado. Es más, nuestras pretensiones han caído tan bajo que, últimamente, con tal de que nos garanticen la vida para gozar de lo que producimos, nos alcanza.

5Grandes del Humor 
Por eso es que nos tratan de gorilas inconformistas por quejarnos del impuesto a las ganancias, mientras aseguran sin sonrojarse que sólo el 19% de los laburantes paga dicho impuesto, haciéndose los boludos con ese otro 81% que ni califica para el piso bajísimo que tiene ganancias. Por eso es que no nos dejan comprar dólares en blanco, dado que nuestros aportes –esos que deducen como astronómicos- no se condicen con lo que queremos comprar. Por eso es, también, que pueden presumir que, si cobramos determinado monto de dinero, segurísimo tenemos personal doméstico, si tenemos más de tres macetas contamos con servicio de jardinería, y si disponemos de un sistema de grifería, seguramente, tenemos un plomero con cama adentro. Es por eso, seguro. Porque como dijo De Vido, nosotros nos quejamos para ir a gastar plata a Miami. Lo que no pueden explicar es por qué el kiosquero de Laferrere, el remisero Floresta o el administrativo de Villa Soldati debe financiar esos pasajes que Aerolíneas Argentinas efectúa a Miami, para que el argentino con ganas vaya a delirarse la guita allá, con el dólar a cotización oficial y una retención que, así y todo, resulta conveniente.

El tema pasa cuando se acaba la tarasca y todos esos insultos de cacerolos golpistas, de cipayos vendepatrias y de gorilas destituyentes se convierten en brazos abiertos para que, aquellos que prefirieron pagar de más en el mercado negro por el terror a la pérdida del poder adquisitivo, ahora le entreguen alegremente ese sacrificio a los que, con la economía recalentada, pusieron quinta y pisaron el acelerador tan al mango, que hasta Paraguay tiene que aumentar sus controles fronterizos para evitar el contrabando proveniente de nuestro país.

Cada vez que sucede algo que preocupa, Cristina se guarda y entrega a los que nadie vota. Podría decirse que es para cuidar su imagen aunque, si fuera por eso, no daría más cadenas nacionales al pedo. Cuando murió más de medio centenar de personas en el choque de un tren oxidado y sin frenos, apareció primero Schiavi para afirmar que si hubiera pasado en la Luna, la escasa fuerza de gravedad habría puesto en órbita a los pasajeros y no habrían muerto. Luego vino el traspaso de jurisdicción y le dieron el manejo de los transportes a Randazzo, quien propició una revolución que, por lo pronto, recién nos tiene en Sierra Maestra luchando contra los mosquitos. ¿Cris? Bueno, la Presi se limitó a pucherear en un acto y gritar que ahora sí vamos por todo. Un año después, dijo que la muerte es fea y que ella sabe lo que es perder a alguien, pero “que se le va a hacer, así es la vida”. Es un mecanismo al menos raro para una persona que repite a cada rato que ella es la que da todas las órdenes y que nada, absolutamente nada, se hace sin su consentimiento.

 NestorJaimeDeVidoAhora, lo in en la moda Cristinista de la temporada otoño-invierno, pasa por un blanqueo general que excede a la economía. Un lavado de cara gubernamental. Al menos eso es lo que se desprende de la actitud adoptada por el Juez Casanello, que el lunes por la mañana, a horas del listado de funcionarios enriquecidos que exhibió Lanata en su programa, reunió a buena parte de su personal para ordenar que despierten de la siesta a la causa de Ricardo Jaime y lo procesen en menos de un mes. Es el mismo Juez que tardó más días en allanar La Rosadita que en desestimar la denuncia contra la Procuradora Gils Carbó por irregularidades en la designación de fiscales.

Entre tanto, la militancia entró en la encrucijada de quien banca a muerte todo lo que tenga que ver con el kirchnerismo y, al mismo tiempo, daría su vida para que muchas cosas nunca hubieran pasado. Podemos verlo en algunas notas de Página donde, ante la imposibilidad de obviar el tema, no tienen tapujos en afirmar que lo que importa es el modelo, por encima de algunos actos de corrupción. Aparentemente, está más que claro que no importan unos pocos miles de millones de billetes gringos kirchnereados. Lo que vale es que la monada tomó consciencia del trabajo solidario y hoy participa en la contención de los dramas que podrían solucionarse con unos miles de millones de billetes gringos que ya no están. Habría que tenerles piedad, dado que no es fácil pasar del aguante permanente a la cultura de la pesificación en defensa del modelo, impulsada por quienes le rezan a la estampita del Washington verde, a tener que aplaudir una ley que pide, ruega de rodillas, implora que saquemos los verdes del colchón y se los entreguemos, por el bien del modelo.

Pero a los que no comulgamos con ellos, nos piden coherencia y argumentos para justificar nuestra oposición, a los que responden alegremente con una afirmación tan de maqueta que daría risa, si no fuera porque proviene de la boca de alguien que realmente cree en esta joda.