Las razones-pretextos de Occidente
Irán, la destrucción necesaria
Ante la
visita histórica del presidente Barack Obama a Israel, es conveniente
ver con una mirada lúcida las fuerzas que impulsan, no sólo a Israel
sino también a todo el sistema occidental, a implementar una guerra
contra Irán. La Red Voltaire propone a sus lectores los primeros
capítulos de un ensayo del analista francés Jean-Michel Vernochet
publicado en francés por la editorial Xenia, en diciembre de 2012, bajo
el título Irán, la destrucción necesaria.
- Irán ocupa una posición clave en las rutas estratégicas de drenaje de las energías fósiles y sería esencial en el containment que Estados Unidos y sus aliados europeos tratan de imponer al espacio euroasiático.
La inercia sistémica
Aquí se trata de un concepto mayor sobre el cual debemos insistir,
convencidos de que el estudio de las sociedades humanas pertenece a un
campo del conocimiento vinculado al de la física de la materia. Así, la
inercia del sistema-mundo es tal que -como venimos diciendo– fuera de
una catástrofe mayor o de la improbable llegada de un «gran monarca»,
nada puede parar la orientación y la naturaleza de un mecanismo en
evolución –es decir en progresión–, que evoluciona según su propia
lógica inercial y cuya trayectoria parece tener que estar
inflexiblemente determinada. Aquí los hombres no tienen la palabra, pues
sólo les queda elegir entre llevar adelante su embarcación sobre las
temibles ondas agitadas que la empujan hacia lo desconocido o peor aún, a
lo demasiado previsible, el abismo de las orillas del mundo. La lógica
de la que estamos hablando aquí nos lleva a una nueva confrontación
este-oeste, esta vez más frontal que la anterior, ya no indirecta como
ocurrió durante los 44 años de la guerra fría, de 1947 a 1991, durante
la cual los dos bloques tuvieron sus encuentros sobre los campos de
batalla del Tercer Mundo o por mediación del mismo, trátese de Vietnam,
Angola o Afganistán.
A partir de ahí y en el mismo orden de ideas, hay que pensar en
primer lugar el sistema económico mundo como algo consubstancial con
las fuentes de energía sin las cuales no sabría funcionar, ni tan
existir … trátese de energías fósiles o físiles (uranio). Este enlace es
una de las tres o cuatro primicias mayores de la lógica sistémica que
ordena la marcha del mundo tal como la vislumbramos aquí. A esta lógica
sistémica también la llamaremos lógica inercial ya que ninguna decisión
humana puede, de un plumazo, abolir sus dinámicas obligadas, ni sus
consecuencias a largo plazo.
Este subconjunto trinitario –independientemente de las críticas y las
denegaciones que se formulen contra el mismo– asegura hasta ahora la
cohesión arquitectónica del edificio internacional y configura por su
manera de encajarse e imbricarse los tres momentos de un mismo concepto,
realidad única que se expresa en tres modos diferentes.
Evoquemos aquí brevemente la naturaleza y la ideología de estos tres
subconjuntos, geoeconómico, geoenergético y hegemónico, como
arquitectura dinámica del actual sistema mundo...
Convergencias: De la economía superestructural al fin de la historia
Los años 1970 marcan un giro en la historia del capitalismo con la
transformación del mismo, tal vez convenga hablar de mutación, en
capitalismo financiero. Asistimos a la financiarización de la economía,
modelo dominado por la exigencia de ciclos cortos y de rentabilidad a
corto plazo, salvo para el sector de fuerte inercia en que investigación
y desarrollo requieren enormes inversiones a lo largo de varios
decenios... energía y armamento forman parte de dicha inversión.
La economía especulativa se libera entonces poco a poco –pero a cierta velocidad, por lo cual podemos hablar de «mutación»,
durante los cuatro decenios siguientes, de casi todas las trabas
legales. Esto es la aplicación dogmática de las tesis del
anarcocapitalismo recomendado por la Escuela de Chicago, fundada a su
vez por el Premio Nobel Milton Friedmann. Doctrina y práctica se
convierten en «ciencia fría» y se liberan de cualquier vínculo
con la moral, ya que enriquecerse se convierte en un fin en sí mismo,
algo así como el arte por el arte.
Los decisores políticos (Carter, Reagan, Thatcher, Clinton, Bush,
Blair) no lo pensaron como tal, pues procuraban más que todo poner
nuevamente en marcha la maquinaria económica, sin imaginar las
consecuencias de semejante liberación de fuerzas. Pero en la práctica se
trató de una ruptura epistemológica fundamental, que nadie percibió
como tal cuando sucedió. El capitalismo financiero, tal como lo teorizó
Max Weber se libera primero en la esfera anglo-estadounidense, la
desregulación ocultó la ruptura definitiva con la ética protestante...
cuya transgresión por cierto no daba lugar a priori a ninguna sanción
pero no dejaba de tener peso en el sistema, como base de las
obligaciones jurídicas. Por supuesto, nada de esto sucedió de golpe, la
ruptura de los años 1970 vino anunciándose desde principios del siglo
XIX. Es la época en que la ética del protestantismo había empezado a
perder terreno paulatinamente.
Aquí es oportuno esbozar el nexo existente entre el momento
geoeconómico de la toma de posesión hegemónica. Esta toma de poder, el
sistema neoliberal lo extiende sobre la totalidad del campo económico
dentro y en la periferia de sus zonas de actividad e influencia.
El sociólogo y teólogo de la liberación, Michel Schooyans, profesor de la Universidad Católica de Sao Paulo, en su monografía Deriva totalitaria del liberalismo
(1991), formula la hipótesis de que una violencia estructural sería
algo consubstancial al liberalismo económico. Esta tendencia por cierto
se nota a través de los análisis del libertariano Milton Friedman,
máxime en su obra mayor Capitalismo y libertad, de 1962. Bajo el
pretexto de racionalizar el hecho de que se desdibuja la libertad
política en provecho de la emancipación económica, Friedman busca más
que todo legitimar una liberación total de la esfera mercantil, sin
aspirar a una comprensión holística de la realidad, lejos de los
presupuestos ideológicos, y esto en detrimento de las libertades
fundamentales porque para que la esfera especulativa sea libre de verdad
hay que someter a los pueblos de modo que acepten la inestabilidad
consustancial del sistema. Restructuración, deslocalización de
capitales, desindustrialización, desempleo, servicio de la deuda,
quiebra de los Estados, planes de ajuste estructural y austeridad,
desastrosos efectos sociales, disturbios civiles, guerras de expansión y
conquistas...
Por todo esto, ¡hay que acabar con Irán! Porque Irán, como obstáculo a
la integración del mercado único planetario, es un elemento perturbador
extrínseco a la lógica inercial del sistema-mundo. El mecanismo lógico
que aquí funciona sólo puede destrozar todo lo que entre en
contradicción con él y vaya en contra de su ley de desarrollo, o sea,
todo lo que impida su cumplimiento.
Traducción
Maria Poumier
Maria Poumier