Si
Maduro es peronista, yo soy Premio Nobel.
Fue increíble ver a
Nicolás Maduro en All Boys, rodeado de la crema del cristikirchnerismo
definirse como “peronista”, y encima
lo hizo sin sonrojarse y ante la aquiescencia de ese montón de progres de
pacotilla que nunca –ni por asomo- fueron ni van a ser peronistas. El pueblo
argentino debe sentirse agraviado en lo más profundo de su sentimiento nacional
al escuchar las verdaderas blasfemias de este ilegítimo presidente venezolano.
Ya debimos soportar en su momento a
Hugo Chávez Frías, el extinto mandatario de Venezuela, proclamarse “peronista”, y que muchos compañeros
desinformados le creyeran, luego pasado el tiempo y viendo lo que aquel
realizaba con la
hermana República de Venezuela fueron desengañándose, pues
comprobaron como lastimosamente aquel presidente despilfarró, no solo
gigantesca cantidad de petrodólares –con el barril a US$ 150-, sino que se robó
él y su séquito de seguidores aquella renta sin generar la verdadera “revolución nacional y popular” que
hubiere debido llevar a cabo de haber comprendido ideológicamente al General
Juan Domingo Perón.
Si hubiere leído en profundidad los
escritos del viejo líder argentino no podría haber desatendido la
reindustrialización venezolana, la diversificación productiva para no seguir 14
años después teniendo que importar hasta los más cruciales elementos básicos
alimenticios, y lo que es mucho más grave aún no habiendo incorporado a las “clases medias” a un porciento
significativo de las clases pobres venezolanas, así como incorporando a las
clases trabajadoras a los sectores lúmpenes de ese mismo y sufrido pueblo
hermano de Suramérica. Chávez no solo despilfarró una gigantesca riqueza en
clientelares y humillantes planes sociales, sino que contradiciendo en lo más
profundo a la doctrina peronista, abrazó un seudo socialismo pro cubano al que
denominó pomposamente –y muy equivocadamente- “socialismo bolivariano”, adoptando la figura de Simón Bolívar, un
colombiano de Bogotá que a diferencia del caraqueño Francisco Miranda
descuartizó a La Gran
Colombia.
No solo no llevó adelante ni una
pequeñísima fracción del pensamiento de Perón, sino que al abrazarse a los
hermanos Fidel y Raúl Castro cambió la “revolución nacional y popular peronista”
por una perimida, gastada y anticuada “revolución
socialista a la cubana”, a quien además debió subsidiar durante una década
con petróleo venezolano a precios ridículos –cuando los logró cobrar- mientras
su pueblo carecía de los elementos básicos de subsistencia. ¿Qué le dio Cuba y
el régimen castrista a cambio? Lo mismo que a Bolivia, maestros comunistas para
formar a sus niños y adolescentes y médicos que junto a la atención primaria de
la salud inculcaron ideología. ¡Muy pobre el negocio que logró llevar adelante
el “Comandante Chávez Frías”, pues
cambió riqueza tangible que hubiere permitido el “ascenso social” y una verdadera “redistribución de la riqueza en el pueblo venezolano más postergado”,
por una sutil y descarada “infiltración
ideológica” verdaderamente antiperonista! El marxismo (socialismo
bolivariano) impuesto por el extinto presidente venezolano fue el mismo que en
la Argentina del 55 y del 76 se aliaron con los sectores más reaccionarios y
oligarcas para derrocar al gobierno constitucional peronista.
Venezuela luego de 14 años de gobierno chavista,
no solo no logró mejorar el estándar social de los sectores más carenciados,
sino que aplicando la política del populismo más berretizado y clientelar,
mantuvo las viejas desventajas para la enorme mayoría del pueblo y generó
inmensas prebendas entre los allegados al régimen creando lo que se dio en
llamar la “boliburguesía chavista”, o
sea los “nuevos ricos del poder”, que
al igual que en el cristikirchnerismo se autoenriquecieron a costa de
corrupción desenfrenada y rampante, cercenaron las libertades de expresión,
expropiaron industrias, bancos, negocios y fábricas –grandes, medianas y hasta
chicas- e impusieron un “relato-discurso
seudo epopéyico” con el cual lograron convencer, ante la imposibilidad de
disenso ideológico (todo aquel que no se sumara al régimen era un enemigo,
traidor y oligarca pro imperialismo
yankee) a una porción importante del pueblo hermano de la República de
Venezuela a la cual la “publicidad
invasiva del régimen cautivó con la mentira”, y a la cual se le impidió
conocer la otra campana de lo que estaba sucediendo realmente con la riqueza
producida por los petrodólares.
Como cualquier argentino medianamente
informado, y más si es peronista y por lo tanto conoce y mamó la doctrina
legada por el viejo líder, lo que impuso Hugo Chávez Frías en Venezuela es
diametralmente opuesto a lo que se puede definir como “peronismo”, ya que como lo expresa una de las máximas de nuestra
ideología, y aquel conocido eslogan de los 70: “ni Yankees, ni marxistas: ¡Peronistas!”, aclaran definitivamente
con la falacia de autodenominarse peronistas mientras se abrazan al marxismo
castrista del régimen cubano. Pero para eso es necesario conocer la doctrina
del Movimiento Nacional Peronista, estar informado y no ideologizado por las doctrinas seudo
progresistas en boga en el mundo, y como bien definiera el ex Cardenal Jorge
Mario llevar a la práctica verdaderamente la Comunidad Organizada,
esa que brega y lucha por el “ascenso
social” y la “dignificación humana a
través del trabajo digno y bien remunerado” que son los pilares
fundacionales de la filosofía peronista. La Justicia Social, la Independencia Económica,
la Soberanía
Política y la Cultura Nacional fueron, son y seguirán siendo
las banderas inarriables del peronismo verdadero y único.
Y , justamente, ninguna de ellas fue
puesta en práctica por el chavismo venezolano, por el contrario, Chávez y sus
secuaces travistieron la
Justicia Social –al igual que el cristikirchnerismo- por el
más humillante y clientelar asistencialismo berretizado; la Independencia Económica
la subsumieron al “discurso-relato seudo
epopéyico” mientras seguían siendo una factoría del imperialismo
estadounidense (su petróleo solo se refina en EEUU, y el casi único cliente de
éste es la potencia imperial del norte) y dependiendo hasta para los alimentos
más básicos de las importaciones desde Colombia y Brasil, cuando no también
estadounidenses; la
Soberanía Política solamente fue “declamativa” ya que, más allá del discurso falaz y mentiroso,
estuvo y sigue estando dominado por el Imperio en lo económico y por el régimen
cubano en lo político. La
Cultura Nacional, en la que tanto hincapié hizo Perón a su
regreso descarnado y definitivo en 1973 a la Patria, como cuarta bandera del
peronismo, ellos, los chavistas lo cambiaron por la infiltración ideológica del
marxismo cubano, que además es un modelo de marxismo perimido y fallido, y muy
lejano al marxismo chino o vietnamita hoy poderosas naciones industrializadas.
¡De qué peronismo, me están hablando!
Solo se lo pueden vender a los imberbes de Unidos y Organizados y La Cámpora, o
a los traidores y antiperonistas expulsados por Juan Perón aquel 1º de Mayo de
1974 de la Plaza del Pueblo y del peronismo de Perón y que ahora se encuentran “colonizando con la expresa complicidad de
muchos dirigentes y funcionarios o gobernadores y legisladores” el Partido
Justicialista desde hace una década, y que la enorme mayoría de ellos fueron
también cómplices de la otra “colonización” llevada adelante por el menemato, del que el
cristikirchnerismo fue un actor principal y socio muy importante en la etapa
antinacional de las privatizaciones de las empresas del Estado, las pasibles de
ser privatizadas tanto como de las “estratégicas
que nunca debieron haber sido vendidas y privatizadas”. Esto, tanto como el chavismo está muy lejos
de representar o ser –aunque les pese y cueste aceptar- “Peronismo”. Por el contrario ambos regímenes, el chavismo de
Chávez y de Maduro tanto como el cristikirchnerismo de Néstor y de Cristina,
son apenas dos regímenes cleptocráticos, totalitarios, estalinistas y
fascistoides con un sentido de “populismo
berretizado” llevado a las máximas expresiones.
Por eso no debe extrañarnos a los
Argentinos y Peronistas –con mayúsculas- que ayer en All Boys acompañaran a
Nicolás Maduro, el incapaz y mentiroso presidente ilegítimo de Venezuela, Luis
D’Elía, Agustín Rossi, Emilio Pérsico, Edgardo Depetri, Hugo Yasky, Jorge
Taiana, Carlos Castagneto, Eduardo Sigal, Oscar Laborde, Francisco “Barba” Gutiérrez. Mariano West, Jorge
Ferraresi, Darío Díaz Pérez, Andrés “Cuervo”
Larroque, o sea lo más granado, obsecuente y destacado del cristikirchnerismo,
lo que más indignación me causó fue ver como en el escenario junto a las
figuras de San Martín y Bolívar y bajo el eslogan de “Hombres como ellos no mueren, se siembran” aparecían las imágenes
de Néstor Kirchner y Hugo Chávez en un parangón histórico e ideológico tan
desacertado como perversamente falaz y mentiroso. ¡No solo reescriben la
historia de América Latina, Argentina y Venezuela, sino que lo hacen mintiendo
y con comparaciones discepolianas! “¡¡¡La
Biblia junto al calefón!!!”
Maduro se autoengañó a la vez que
mentía y devolvía gentilezas al expresar con descaro denuncias de un supuesto “rebote de fuerzas de derecha fascistoides
que amenazan la democracia”, justo él que a la par de CFK pretenden “colonizar y dominar” la prensa, la
justicia, el derecho de las masas populares a expresarse libremente o a ahorrar
en la moneda que les parezca, a transitar, salir o entrar libremente y sin ser
tratados como delincuentes a quienes investigar, y tantas otras cosas más, hermanándose
así él con el oficialismo nacional en la “alerta”
enarbolada aquí en las últimas semanas por las voces intrusas y okupas del propio Consejo Nacional del
Partido Justicialista, que denunciaron “intentos
destituyentes” por parte de la oposición. Si intentáramos analogías –que no
haremos- en cuanto a la oratoria, no cabría ninguna duda de que Chávez era
Cristina y Maduro se asemeja más al decir y hablar rústico y atropellado de
Néstor Kirchner, valga la paradoja justo Chávez extinto con la Presidente que
desde la muerte de Néstor se ha ido chabacanizando y vulgarizando hasta llegar
a la rusticidad y el decir de una “matrona
de barrio”, y que desde hace ya casi un año su constante twiteo le va “desnudando totalmente su verdadera
personalidad” hasta llegar a ser un verdadero manual de psicoanálisis.
Definiéndose como un presidente “obrero, chavista, kirchnerista y peronista”
–definición que incluye una incongruencia absoluta por lo ya expresado
anteriormente- evocó a Néstor y a Hugo como “dos
gigantes con los que tuvimos la suerte de compartir el tiempo histórico”
repasando la década de la revolución (?) bolivariana, la misma década del
kirchnerato y se dedicó a fustigar los intentos “golpistas alentados por EEUU –su principal socio comercial y el
casi exclusivo proveedor de los petrodólares “bolivarianos”- y los medios
de comunicación perversos, manipuladores de la burguesía”, otro concepto
que lo aleja definitivamente del peronismo del que dice sentirse parte él y el
extinto ex Presidente venezolano, ya que Perón nos enseñó aquello de que “cuando tuve todos los medios a mi favor me
derrocaron, y cuando los tuve a todos en contra fue cuando mejor me y nos fue a
los peronistas”, además de contradecir otra de las inquietudes y de los
mandatos legados por Juan Perón de “generar
y crear una fuerte e importante burguesía nacional” generadora de
industrias creadoras de tecnología, trabajo agropecuario intensivo y por lo
tanto desarrolladora de puestos de trabajo cada vez mejor remunerados para el
pueblo argentino trabajador. Esa Argentina peronista del “pleno empleo” y de nula pobreza e indigencia.
Escucharlo a Maduro era casi como reverdecer
las cadenas nacionales de la alegría y las buenas noticias de “La Reina”, “La Morocha del Plata” alertando uno y otra la “nueva amenaza contra los procesos revolucionarios (?) enancados en el
rebrote poderoso de una derecha fascistoide que está sembrando el odio e
intolerancia y quiere destruir la democracia”, era verdaderamente un chiste
macabro escucharlo hablar justo a él de sembrar odio e intolerancia y de
avasallar o destruir la democracia, era tan ridículo y feliniano como
escucharla a nuestra Presidente cuando pretende erigirse en fiscal, juez y
verdugo de todos aquellos que no se doblegan ante sus mandatos y designios, lo
que pasa es que Cristina cada vez se parece más a Hugo y Nicolás es apenas un
muñeco del gran titiritero ausente. Ambos recorren el camino que señalara el
dictador venezolano –y lo defino así sin dejar de reconocerle las 17 victorias
electorales de sus 14 años de gobierno-, el mismo que amputó la libertad de
expresión, generó la mayor inseguridad jurídica de la historia venezolana y el
mismo que se logró rodear de una “justicia
adicta y a medida de sus requerimientos y veleidades de prócer y libertador”.
Ella, nuestra Cristina Fernández pretende emularlo en cada una de aquellas
cuestiones y logros de victorias pírricas.
¡Pero la historia nos enseñó, que nada
dura para siempre y que siempre, paradojalmente, “que llovió, paró” y de que no hay “mal que dure cien años, aunque también nos enseño, que no hay cuerpo
social que lo resista”, por lo que si Maduro y Cristina son peronistas, yo
soy el Premio Nobel de Medicina por haber descubierto la cura definitiva del
cáncer!
Buenos Aires, 9 de Mayo de 2013.
Arq. José M.
García Rozado
MPJIRucci – LIGA FEDERAL –