jueves, 9 de mayo de 2013

SI MADURO ES PERONISTA, YO SOY PREMIO NOBEL

Si Maduro es peronista, yo soy Premio Nobel.
 
Fue increíble ver a Nicolás Maduro en All Boys, rodeado de la crema del cristikirchnerismo definirse como “peronista”, y encima lo hizo sin sonrojarse y ante la aquiescencia de ese montón de progres de pacotilla que nunca –ni por asomo- fueron ni van a ser peronistas. El pueblo argentino debe sentirse agraviado en lo más profundo de su sentimiento nacional al escuchar las verdaderas blasfemias de este ilegítimo presidente venezolano.

Ya debimos soportar en su momento a Hugo Chávez Frías, el extinto mandatario de Venezuela, proclamarse “peronista”, y que muchos compañeros desinformados le creyeran, luego pasado el tiempo y viendo lo que aquel realizaba con la hermana República de Venezuela fueron desengañándose, pues comprobaron como lastimosamente aquel presidente despilfarró, no solo gigantesca cantidad de petrodólares –con el barril a US$ 150-, sino que se robó él y su séquito de seguidores aquella renta sin generar la verdadera “revolución nacional y popular” que hubiere debido llevar a cabo de haber comprendido ideológicamente al General Juan Domingo Perón.
Si hubiere leído en profundidad los escritos del viejo líder argentino no podría haber desatendido la reindustrialización venezolana, la diversificación productiva para no seguir 14 años después teniendo que importar hasta los más cruciales elementos básicos alimenticios, y lo que es mucho más grave aún no habiendo incorporado a las “clases medias” a un porciento significativo de las clases pobres venezolanas, así como incorporando a las clases trabajadoras a los sectores lúmpenes de ese mismo y sufrido pueblo hermano de Suramérica. Chávez no solo despilfarró una gigantesca riqueza en clientelares y humillantes planes sociales, sino que contradiciendo en lo más profundo a la doctrina peronista, abrazó un seudo socialismo pro cubano al que denominó pomposamente –y muy equivocadamente- “socialismo bolivariano”, adoptando la figura de Simón Bolívar, un colombiano de Bogotá que a diferencia del caraqueño Francisco Miranda descuartizó a La Gran Colombia.
No solo no llevó adelante ni una pequeñísima fracción del pensamiento de Perón, sino que al abrazarse a los hermanos  Fidel y Raúl Castro cambió la “revolución nacional y popular peronista” por una perimida, gastada y anticuada “revolución socialista a la cubana”, a quien además debió subsidiar durante una década con petróleo venezolano a precios ridículos –cuando los logró cobrar- mientras su pueblo carecía de los elementos básicos de subsistencia. ¿Qué le dio Cuba y el régimen castrista a cambio? Lo mismo que a Bolivia, maestros comunistas para formar a sus niños y adolescentes y médicos que junto a la atención primaria de la salud inculcaron ideología. ¡Muy pobre el negocio que logró llevar adelante el “Comandante Chávez Frías”, pues cambió riqueza tangible que hubiere permitido el “ascenso social” y una verdadera “redistribución de la riqueza en el pueblo venezolano más postergado”, por una sutil y descarada “infiltración ideológica” verdaderamente antiperonista! El marxismo (socialismo bolivariano) impuesto por el extinto presidente venezolano fue el mismo que en la Argentina del 55 y del 76 se aliaron con los sectores más reaccionarios y oligarcas para derrocar al gobierno constitucional peronista.
Venezuela luego de 14 años de gobierno chavista, no solo no logró mejorar el estándar social de los sectores más carenciados, sino que aplicando la política del populismo más berretizado y clientelar, mantuvo las viejas desventajas para la enorme mayoría del pueblo y generó inmensas prebendas entre los allegados al régimen creando lo que se dio en llamar la “boliburguesía chavista”, o sea los “nuevos ricos del poder”, que al igual que en el cristikirchnerismo se autoenriquecieron a costa de corrupción desenfrenada y rampante, cercenaron las libertades de expresión, expropiaron industrias, bancos, negocios y fábricas –grandes, medianas y hasta chicas- e impusieron un “relato-discurso seudo epopéyico” con el cual lograron convencer, ante la imposibilidad de disenso ideológico (todo aquel que no se sumara al régimen era un enemigo, traidor y oligarca  pro imperialismo yankee) a una porción importante del pueblo hermano de la República de Venezuela a la cual la “publicidad invasiva del régimen cautivó con la mentira”, y a la cual se le impidió conocer la otra campana de lo que estaba sucediendo realmente con la riqueza producida por los petrodólares.
Como cualquier argentino medianamente informado, y más si es peronista y por lo tanto conoce y mamó la doctrina legada por el viejo líder, lo que impuso Hugo Chávez Frías en Venezuela es diametralmente opuesto a lo que se puede definir como “peronismo”, ya que como lo expresa una de las máximas de nuestra ideología, y aquel conocido eslogan de los 70: “ni Yankees, ni marxistas: ¡Peronistas!”, aclaran definitivamente con la falacia de autodenominarse peronistas mientras se abrazan al marxismo castrista del régimen cubano. Pero para eso es necesario conocer la doctrina del Movimiento Nacional Peronista, estar informado  y no ideologizado por las doctrinas seudo progresistas en boga en el mundo, y como bien definiera el ex Cardenal Jorge Mario llevar a la práctica verdaderamente la Comunidad Organizada, esa que brega y lucha por el “ascenso social” y la “dignificación humana a través del trabajo digno y bien remunerado” que son los pilares fundacionales de la filosofía peronista. La Justicia Social, la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Cultura Nacional fueron, son y seguirán siendo las banderas inarriables del peronismo verdadero y único.
Y , justamente, ninguna de ellas fue puesta en práctica por el chavismo venezolano, por el contrario, Chávez y sus secuaces travistieron la Justicia Social –al igual que el cristikirchnerismo- por el más humillante y clientelar asistencialismo berretizado; la Independencia Económica la subsumieron al “discurso-relato seudo epopéyico” mientras seguían siendo una factoría del imperialismo estadounidense (su petróleo solo se refina en EEUU, y el casi único cliente de éste es la potencia imperial del norte) y dependiendo hasta para los alimentos más básicos de las importaciones desde Colombia y Brasil, cuando no también estadounidenses; la Soberanía Política solamente fue “declamativa” ya que, más allá del discurso falaz y mentiroso, estuvo y sigue estando dominado por el Imperio en lo económico y por el régimen cubano en lo político. La Cultura Nacional, en la que tanto hincapié hizo Perón a su regreso descarnado y definitivo en 1973 a la Patria, como cuarta bandera del peronismo, ellos, los chavistas lo cambiaron por la infiltración ideológica del marxismo cubano, que además es un modelo de marxismo perimido y fallido, y muy lejano al marxismo chino o vietnamita hoy poderosas naciones industrializadas.
¡De qué peronismo, me están hablando! Solo se lo pueden vender a los imberbes de Unidos y Organizados y La Cámpora, o a los traidores y antiperonistas expulsados por Juan Perón aquel 1º de Mayo de 1974 de la Plaza del Pueblo y del peronismo de Perón y que ahora se encuentran “colonizando con la expresa complicidad de muchos dirigentes y funcionarios o gobernadores y legisladores” el Partido Justicialista desde hace una década, y que la enorme mayoría de ellos fueron también cómplices de la otra “colonización”  llevada adelante por el menemato, del que el cristikirchnerismo fue un actor principal y socio muy importante en la etapa antinacional de las privatizaciones de las empresas del Estado, las pasibles de ser privatizadas tanto como de las “estratégicas que nunca debieron haber sido vendidas y privatizadas”.  Esto, tanto como el chavismo está muy lejos de representar o ser –aunque les pese y cueste aceptar- “Peronismo”. Por el contrario ambos regímenes, el chavismo de Chávez y de Maduro tanto como el cristikirchnerismo de Néstor y de Cristina, son apenas dos regímenes cleptocráticos, totalitarios, estalinistas y fascistoides con un sentido de “populismo berretizado” llevado a las máximas expresiones.
Por eso no debe extrañarnos a los Argentinos y Peronistas –con mayúsculas- que ayer en All Boys acompañaran a Nicolás Maduro, el incapaz y mentiroso presidente ilegítimo de Venezuela, Luis D’Elía, Agustín Rossi, Emilio Pérsico, Edgardo Depetri, Hugo Yasky, Jorge Taiana, Carlos Castagneto, Eduardo Sigal, Oscar Laborde, Francisco “Barba” Gutiérrez. Mariano West, Jorge Ferraresi, Darío Díaz Pérez, Andrés “Cuervo” Larroque, o sea lo más granado, obsecuente y destacado del cristikirchnerismo, lo que más indignación me causó fue ver como en el escenario junto a las figuras de San Martín y Bolívar y bajo el eslogan de “Hombres como ellos no mueren, se siembran” aparecían las imágenes de Néstor Kirchner y Hugo Chávez en un parangón histórico e ideológico tan desacertado como perversamente falaz y mentiroso. ¡No solo reescriben la historia de América Latina, Argentina y Venezuela, sino que lo hacen mintiendo y con comparaciones discepolianas! “¡¡¡La Biblia junto al calefón!!!”
Maduro se autoengañó a la vez que mentía y devolvía gentilezas al expresar con descaro denuncias de un supuesto “rebote de fuerzas de derecha fascistoides que amenazan la democracia”, justo él que a la par de CFK pretenden “colonizar y dominar” la prensa, la justicia, el derecho de las masas populares a expresarse libremente o a ahorrar en la moneda que les parezca, a transitar, salir o entrar libremente y sin ser tratados como delincuentes a quienes investigar, y tantas otras cosas más, hermanándose así él con el oficialismo nacional en la “alerta” enarbolada aquí en las últimas semanas por las voces intrusas  y okupas del propio Consejo Nacional del Partido Justicialista, que denunciaron “intentos destituyentes” por parte de la oposición. Si intentáramos analogías –que no haremos- en cuanto a la oratoria, no cabría ninguna duda de que Chávez era Cristina y Maduro se asemeja más al decir y hablar rústico y atropellado de Néstor Kirchner, valga la paradoja justo Chávez extinto con la Presidente que desde la muerte de Néstor se ha ido chabacanizando y vulgarizando hasta llegar a la rusticidad y el decir de una “matrona de barrio”, y que desde hace ya casi un año su constante twiteo le va “desnudando totalmente su verdadera personalidad” hasta llegar a ser un verdadero manual de psicoanálisis.
Definiéndose como un presidente “obrero, chavista, kirchnerista y peronista” –definición que incluye una incongruencia absoluta por lo ya expresado anteriormente- evocó a Néstor y a Hugo como “dos gigantes con los que tuvimos la suerte de compartir el tiempo histórico” repasando la década de la revolución (?) bolivariana, la misma década del kirchnerato y se dedicó a fustigar los intentos “golpistas alentados por EEUU –su principal socio comercial y el casi exclusivo proveedor de los petrodólares “bolivarianos”- y los medios de comunicación perversos, manipuladores de la burguesía”, otro concepto que lo aleja definitivamente del peronismo del que dice sentirse parte él y el extinto ex Presidente venezolano, ya que Perón nos enseñó aquello de que “cuando tuve todos los medios a mi favor me derrocaron, y cuando los tuve a todos en contra fue cuando mejor me y nos fue a los peronistas”, además de contradecir otra de las inquietudes y de los mandatos legados por Juan Perón de “generar y crear una fuerte e importante burguesía nacional” generadora de industrias creadoras de tecnología, trabajo agropecuario intensivo y por lo tanto desarrolladora de puestos de trabajo cada vez mejor remunerados para el pueblo argentino trabajador. Esa Argentina peronista del “pleno empleo” y de nula pobreza e indigencia.
Escucharlo a Maduro era casi como reverdecer las cadenas nacionales de la alegría y las buenas noticias de “La Reina”, “La Morocha del Plata” alertando uno y otra la “nueva amenaza contra los procesos revolucionarios (?) enancados en el rebrote poderoso de una derecha fascistoide que está sembrando el odio e intolerancia y quiere destruir la democracia”, era verdaderamente un chiste macabro escucharlo hablar justo a él de sembrar odio e intolerancia y de avasallar o destruir la democracia, era tan ridículo y feliniano como escucharla a nuestra Presidente cuando pretende erigirse en fiscal, juez y verdugo de todos aquellos que no se doblegan ante sus mandatos y designios, lo que pasa es que Cristina cada vez se parece más a Hugo y Nicolás es apenas un muñeco del gran titiritero ausente. Ambos recorren el camino que señalara el dictador venezolano –y lo defino así sin dejar de reconocerle las 17 victorias electorales de sus 14 años de gobierno-, el mismo que amputó la libertad de expresión, generó la mayor inseguridad jurídica de la historia venezolana y el mismo que se logró rodear de una “justicia adicta y a medida de sus requerimientos y veleidades de prócer y libertador”. Ella, nuestra Cristina Fernández pretende emularlo en cada una de aquellas cuestiones y logros de victorias pírricas.
¡Pero la historia nos enseñó, que nada dura para siempre y que siempre, paradojalmente, “que llovió, paró” y de que no hay “mal que dure cien años, aunque también nos enseño, que no hay cuerpo social que lo resista”, por lo que si Maduro y Cristina son peronistas, yo soy el Premio Nobel de Medicina por haber descubierto la cura definitiva del cáncer!

Buenos Aires, 9 de Mayo de 2013.
Arq. José M. García Rozado
MPJIRucci – LIGA FEDERAL