"EN POLÍTICA SÓLO SE VE LO QUE NO ES VERDAD"
"En política solo se ve lo que no es verdad". Esta frase del prócer cubano José Martí, uno de los héroes de las luchas por la independencia de la isla, escritor, poeta y guerrero. Es decir, un hombre de verdad. No sé si su hombría llegó hasta el ápice de ser católico sincero. Pero la nobleza de sus sentimientos que alguien calificará de románticos, y la belleza de sus versos me hacen pensar o, mejor dicho desear, que lo haya sido.
En la argentina de hoy no hay ni uno solo de esos hombres. Ni siquiera hay alguno que cumpla con otra de sus sentencias: "si no luchas, ten al menos la decencia de respetar a quienes lo hacen".
Es más, creo que en un país que diviniza a los pifios "autores consagrados", todos marxistas, obscenos o ateos, o todo eso junto, no hay ni uno solo que pueda apreciar sus "Versos sencillos" de los cuales cito primero una cuarteta:
"Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere."
Siento lo mismo en mi pecho tímido pero igualmente herido porque formo parte de un pueblo esclavo que al contrario del verso, calla y vive, no muere, porque prefiere degradarse como esclavo antes que morir por una buena causa.
"Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada."
Aquí ya no se funden espadas, ni hay valientes a quienes agrade la tarea de los que la funden y menos aún, la de quienes la blanden. Sólo se fundan prostíbulos y cuevas de ladrones y se inciensa a los exitosos -que no es lo mismo que los vencedores en una lucha leal- aunque su éxito se deba al fraude, a la mentira y a la apostasía para agradar a los sacerdotes de Baal.
En medio de una orgía de mediocridad malvada, transcurre la política de este año electoral. Los personajes que aparecen en el escenario representando sus repulsivos libretos son todos vomitivos. ¿Cómo puede escribirse sobre esa tragedia bufa sin rebajarse más de lo permitido por la decencia intelectual?
Hasta los que mueren, como víctimas de la tiranía que nos esclaviza, lo hacen sin clamar contra los asesinos. Por eso han dejado de darme lástima, aunque tal vez debería tenérselas doblada porque no hay suerte más triste que la de morir injustamente sin dar, por lo menos, un rugido de rechazo a la iniquidad de sus cobardes verdugos y, peor aún, dando la espalda a quien pretenda rugir por ellos.
En la caverna donde trafican los mercenarios políticos no hay lugar para la Verdad, ni el Bien, ni la Belleza. Sólo caben la mentira y el trueque vil entre inferiores degenerados. Los hay de todos los pelajes y costumbres, todos repugnantes. Y si quiere saber cual es el futuro político del país, haga un examen de conciencia en vez de leer los diarios.
Cosme Beccar Varela
