En la publicación dominical El cohete a la luna
que dirige el montonero Horacio Verbitsky, escribió el también
montonero Luis “Vitín” Baronetto sobre la fraudulenta beatificación de
Angelelli y sus compinches:
“El reconocimiento del martirio y la beatificación significa
la revalidación de un compromiso que sin estridencias se viene
concretando en los sectores signados por las injusticias sociales y el abandono de las políticas públicas de derechos humanos y sociales. Y en esa tarea, el despertar de nuevas conciencias acerca de las causas profundas generadoras de las situaciones de explotación y miseria. Para quienes siguen –seguimos— estirando el hilo del carretel, representa una reivindicación al compromiso de vida que acarreó persecución y dolores. Más
importante, sin embargo, es si estas beatificaciones incentivan el
surgimiento de nuevas expresiones en la perenne lucha por la justicia,
la solidaridad y la fraternidad. Para eso, en definitiva,
la Iglesia pone a los mártires como faros que inspiren, alienten y
fortalezcan a quienes asuman el desafío de responder a las demandas de
hoy por “vida y vida en abundancia” (Jn.10,10) para todas y todos.
Los cuatro mártires riojanos fueron declarados “beatos”. La beatitud no es cosa de santulones, ni exclusiva de la religión. Como lo indica la palabra, señala el horizonte de “felicidad”, de “bienaventuranza” especialmente para los necesitados, pobres, enfermos, presos, carenciados y angustiados de todo tipo.
Ese horizonte –el reino de Dios, la nueva sociedad– tensiona la marcha.
Por eso son “felices los perseguidos por causa de la justicia”. (Mt.
5,10). Es un reconocimiento público a su compromiso y su lucha junto a los pobres.
Y son declarados “felices” para que sepamos valorar como bueno todo lo
que hacemos para avanzar y crecer, superando las dificultades que
siempre son muchas.
Personas
y organizaciones, muchas de ellas que se dicen no creyentes o que
tienen otras creencias, han compartido la alegría por la beatificación
del Pelado Angelelli. Los mismos que junto a comunidades de base y
grupos cristianos han reivindicado la memoria de los mártires desde la
fecha de su asesinato en 1976; cuando las cúpulas eclesiásticas avalaban
el terrorismo de Estado y las mayorías episcopales seguían con la
anteojera del “accidente fortuito”. La persistencia de esa
memoria arraigó, se expresó en los juicios por delitos de lesa humanidad
y se extendió a otras latitudes latinoamericanas, hasta ganar terreno
en la misma institución eclesiástica que ayer le negó apoyo, y ahora lo coloca en el lugar que siempre tuvo entre los pobres, con
reconocimiento en plazas, calles, establecimientos educacionales y en
tantos altares laicos que abundan en cárceles u hogares de niños y
ancianos.
Después de la muerte cruel y violenta que padecieron, los mártires ya
no necesitan nada. Están en otros mundos, quizás muy cerca y hasta
podamos sentir su fuerza y sus energías para ser valientes,
no achicarse ante los riesgos y jugarse la vida por todo lo que creemos
bueno, justo y digno para todas y todos. Así lo vivieron
los mártires ahora beatificados. Somos nosotros, los que seguimos
andando por la vida, quienes necesitamos recordarlos para que nos
contagien sus ganas y su voluntad de seguir caminando con alegría y
esperanza. Ellos nos desafían a no bajar los brazos, a tener
energías para sobreponernos a lo que nos limita o nos impide vivir
felices, porque todos estamos llamados a la beatitud. Es cuestión de
querer ser felices, pero nunca solos, siempre con otras y otros, como
comunidad, como pueblo”.
No hace falta ser un experto en política para saber lo que se esconde
detrás de toda esta logorrea “terciomúndica”,como la denominaría
Castellani Magno.
Estos nuevos “beatos” servirán para la revolución social, cuyo mascarón de proa es el
nefasto Jorge Mario Bergoglio, movido por su resentimiento y su
desequilibrio mental, rasgo este último que parece agravarse cada día.
¡Pobre Patria nuestra, que para colmo soporta al macrismo imbécil!
Notas catapúlticas
1)El ex seminarista Baronetto es el biógrafo cuasi oficial del “beato” Angelelli, con un prontuario más que significativo:
– estuvo vinculado a la columna
terrorista José Sabino Navarro. Ver el trabajo de Mónica Gordillo “La
vertiente “montonera” en la reconstrucción del sindicalismo cordobés en
democracia” en file:///C:/Users/Augusto/Downloads/21289-60479-1-SM%20(4).pdf
-también tuvo destacada actuación en el Cordobazo, secundando al activista gremial Héctor “La Perra” Castro
-fue detenido durante el gobierno
constitucional de la señora de Perón y salió en libertad en 1984.Luego
fue Secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba, cargo
que aprovechó para alentar los juicios de la venganza contra el III
Cuerpo de Ejército.
2)La mujer de Baronetto, Mónica Juana González, fue una montonera abatida por las fuerzas legales. http://www.robertobaschetti.com/biografia/g/190.html
3)Sobre Baronetto ver también http://catapulta.com.ar/?p=5541