FALLIDOS "10 PUNTOS" DE MACRI
Nació un jueves y murió durante el fin de semana
En
2002, cuando la barrera de $1,40 por dólar había superado y se acercaba
a $4, Eduardo Duhalde estaba desolado y convocó a la Quinta de Olivos a
los gobernadores peronistas para un acuerdo más allá de sus simpatías
internas en el PJ. El temor al derrumbe y la certeza de que Duhalde no
continuaría más allá de su plazo provisional, lograron un entendimiento.
En 2009, luego de la derrota electoral de Néstor Kirchner en Provincia
de Buenos Aires, Cristina Fernández de Kirchner convocó a toda la
oposición a una ronda de diálogo. Elisa Carrió se opuso y hasta rompió
sus acuerdos con Margarita Stolbizer porque ésta aceptó. La
intransigencia de los K y la convicción de que sólo querían ganar tiempo
para llegar a 2011, cuando Néstor K intentaría continuar en el poder,
defenestró la propuesta. Estos recuerdos aparecieron durante las últimas
horas entre los memoriosos de la política. Vamos al editorial dominical
de Claudio Chiaruttini.
- CLAUDIO CHIARUTTINIPeriodista. Licenciado en Ciencias Políticas y de Gobierno (UCES). Conductor de Sin Saco y Sin Corbata (http://www.sinsacoweb.com.ar/) por EcoMedios AM 1220. Director de la newsletter En Coordenadas.
Contenido
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata).
Los Gobiernos fuerte sólo llaman a firmar pactos para sostener o
incrementar su poder. Por lo general, es una propuesta donde el más
poderoso somete al resto.
Por el contrario, cuando los gobiernos débiles llaman a un acuerdo es para asegurar su continuidad, la gobernabilidad.
No son reglas. En las Ciencias Políticas no existen las reglas, pero si la regularidades históricas.
Por eso, despierta grandes dudas qué es lo que quiso hacer la Casa Rosada, proponiendo un pacto justo cuando el riesgo-país ronda los 1.000 puntos, la salida de dólares no cesa y todas las encuestas dicen que Cristina Fernández de Kirchner será, nuevamente, Presidente de la Nación.
Pese a que el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio, sostenga que el Gobierno intentó llamar a un pacto luego de las elecciones legislativas de 2017, algo que nunca tomó forma; el macrismo se ha mostrado lejano a cualquier tipo de diálogo político durante 36 meses. Incluso, se negó a institucionalizar “Cambiemos” y jamás coparticipó a radicales y “lilitos” de las decisiones económicas y política que tomó. ¿Ahora que “la papas, queman” buscan el diálogo y el acuerdo?
Lejos estuvo de la intención de la Casa Rosada de negociar algún tipo de pacto.
En todo caso, trató de
** enviar una señal a los inversores extranjeros, dado que en el punto 10 se asegura que no habrá default;
** pero sobre todo, quiso poner al desnudo las divisiones internas en “Alternativa Federal” y
** confirmar que el kirchnerismo, si vuelve al poder, volverá a declarar el cese del pago de las deudas externas.
Desde ese punto de vista, la maniobra macrista, tuvo éxito.
La idea nació de Martín Lousteau, quien se lo dijo a Mauricio Macri, cara a cara. Lo planteó en una nota en Infobae. Luego se lo dijo a Roberto Lavagna, también en personal. Pero, más tarde, sostuvo: “Estoy afuera de ‘Cambiemos’” y se apartó de la idea. Entonces, cuando trastabilló el economista, la Casa Rosada anunció el Plan de los 10 Puntos.
Los pasos que dio la Casa Rosada confirman su estrategia. Macri llamó a Roberto Lavagna, a Miguel Ángel Pichetto (a quién voceros del Gobierno, en un primer momento, responsabilizó por presentar la idea; pero luego lo “despegó” del plan) y a Juan Manuel Urtubey.
Pero no a Sergio Massa. Por ese motivo, el “tigrense” argumentó que no se podía llamar a un acuerdo nacional por WhatsApp, la forma en que se habría comunicado el Presidente de la Nación con su compañero de viaje a Davos (Suiza) en enero 2016. Un papelón si se quería hacer algo serio. Por eso, el sábado 04/05 el Mandatario lo llamó por teléfono, la primera vez que hablan en más de 2 años y medio.
Las reacciones fueron inmediatas.
** Sergio Massa, una “operación de prensa”.
** Miguel Ángel Pichetto se apartó de la idea.
** El presidente del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, Fernando Gray, dijo que era “oportunismo electoral”.
** Por diversas fuentes, el kirchnerismo habló de “comprometer a la oposición para mantener el ajuste”.
** El único opositor que se ofreció a colaborar con el acuerdo y cómo llevarlo a cabo, “poniendo toda mi experiencia al servicio del país”, dijo; fue Daniel Scioli, el eterno dialoguista que siempre busca diferenciarse.
** Todo el sindicalismo antimacrista (encabezados por Hugo Moyano, Francisco Gutiérrez, Omar Plaíni y Hugo Yasky) criticaron duramente la idea. Pesado silencio de la Confederación General del Trabajo.
** Apoyo abrumador del G6 y de la Bolsa de Cereales, la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales.
Para salvar la idea, Rogelio Frigerio dijo que se comunicó con varios gobernadores, pero no dio sus nombres ni las respuestas que obtuvo, una confirmación de que se cosecharon más rechazos que adhesiones.
Además, salvo Gildo Insfran, quien impugnó la idea, ningún otro gobernador habló del tema. Incluso, se hizo trascender de un potencial encuentro entre Macri y CFK, algo que, hoy, es una fantasía política.
Pero hubo un “efecto rebote”.
En medio de la maniobra de la Casa Rosada, Alfredo Cornejo, no se sabe bien si en su rol del titular de la Unión Cívica Radical o de gobernador de Mendoza, propuso sumar a “Cambiemos” a los miembros de “Alternativa Federal”.
De inmediato, muchos radicales rechazaron la idea, lo mismo que la Casa Rosada.
Elisa Carrió optó por el silencio.
Al final, la idea inicial que había presentado Lousteau terminó siendo “torpedeada” por sus mismo promotores radicales.
Lo interesantes es que, en cuestión de poco tiempo, pasamos de los 14 puntos de Massa al pacto trunco de 10 puntos de Macri, lo que permitió que conociéramos los 10 puntos que Lavagna ya tiene acordado con el socialismo santafesino, el GEN de Margarita Stolbizer (quien, al mismo tiempo, analiza volver a cerrar una alianza con Massa) y la UCR que sigue a “Ricardito” Alfonsín, además de algunos “sellos de goma”.
De esta forma, la maniobra política que lanzó la Casa Rosada logró polarizar y debilitar al peronismo no kirchnerista. Quedó claro que Lavagna está más cerca de cerrar un acuerdo con fuerza “progresistas” que con “Alternativa Federal” y el peronismo no kirchnerista quedó dividido entre la rama dialoguista, de Pichetto y Urtubey; y la más confrontativa, de Massa; lo que abre muchas dudas cómo terminará esa masa de egos, un dato no menor para saber cómo se distribuirá los votos de casi 40% del electorado.
Pero más allá de conseguir un éxito al impactar sobre “Alternativa Federal” y de polarizar con el kirchnerismo, la maniobra de la Casa Rosada presenta un flanco débil: Cuando se lanza la propuesta de alcanzar un pacto, se suma capital político si se logra firmar el acuerdo; pero si no, se pierde.
Entonces, los estrategas electorales del macrismo pudieron crear una maniobra que mostró las divisiones de la oposición o la división agonal con el kirchnerismo; en el fondo, “quemaron” parte del escaso capital político que hoy le queda a un Mauricio Macri, hoy golpeado por las encuestas.
Lo que el Gobierno no aprovechó es, ante la negativa de todos de apoyar la propuesta oficial, fue confrontar con la idea de un “Pacto de la Moncloa a la Argentina", con el fin de asegurar la continuidad de ciertas políticas macroeconómicas y política en el mediano y largo plazo. Se quedaron con el objetivo menor (electoral) y perdieron la oportunidad de ganar un round en la “Batalla Cultural” y de tender un sólido puente al “Círculo Rojo”, que necesita, casi con desesperación, que le aseguren que ciertas políticas macro no van a cambiar, para poder hacer inversiones.
La Argentina tiene una larga tradición pactista. Entre 1820 y 1852 se firmaron más de media docena de tratados que llevaron a que tuviéramos una Constitución Nacional, entre ellos, los “Tratados de Pilar” (1820), el “Tratado del Cuadrilátero” (1822), el “Pacto Federal” (1831) y el “Acuerdo de San Nicolás” (1852). En 1859, se firmó el “Pacto de San José de Flores”, que declaró parte integrante de la Confederación Argentina a la Provincia de Buenos Aires. El “Tratado de Puntas del Rosario” (1864) llevó a la Argentina a la Guerra contra el Paraguay.
Más acá en el tiempo, en 1970 se firmó “La Hora de los Pueblos”, un acuerdo multipartidario contra la “Revolución Argentina”, que provocó el regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina. El “Acta de Compromiso Nacional para la Reconstrucción, la Liberación Nacional y la Justicia Social”, más conocido como Pacto Social, firmado en 1975, guió a la Argentina a una de sus mayores crisis económicas y el posterior golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976. Por fin, en 1993, el “Pacto de Olivos” llevó a la Reforma Constitucional de 1994, que eliminó el Colegio Electoral y convirtió a la Provincia de Buenos Aires en el territorio que decide quién será el futuro Presidente de la Nación.
Desde entonces, ya no hubo acuerdos políticos, sino redistribuciones de dinero, que suelen ser el efecto secundario de todo pacto que redistribuye el poder político. Así, entre 1994 y 2018, la Argentina firmó no menos de 5 “pactos fiscales” que van a asegurar equilibrios o desequilibrios de poder y dinero entre la Nación y las provincias, que en algunos casos, llevará a renuncias anticipadas de 2 Presidentes de la Nación (Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde, pese que el mandatario interno, o sea senador nacional a cargo, renunció por los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán).
Mal se puede plantear negociar y firmar un pacto al estilo del español, del portugués o del brasileño que alcanzaron Fernando Enrique Cardoso e Inacio Lula da Silva. En la Argentina no hay diálogos políticos, no hay partidos políticos y existen proyectos personalistas que encabezan aglutinamientos políticos, más o menos ordenados, que disputan el poder. Es decir, en el “Reino de La Grieta”, un acuerdo político destruye el único sentido que le da identidad y sentido al kirchnerismo y al macrismo.
Pero la idea lanzada por la Casa Rosada adquiere otra dimensión si tenemos en cuenta que, después de los “papelones” que protagonizó Carrió en Córdoba, el macrismo sale al auxilio de Mario Negri; por eso, la semana pasada, Horacio Rodríguez Larreta estuvo en Córdoba y; en la semana que comienza, María Eugenia Vidal hará la propio, luego de suspender su viaje hace dos semanas.
Hoy se entiende la ausencia de Vidal en Córdoba: Tenía que estar en la Provincia cuando se conociera el pedido de renuncia al cargo y de licencia del presidente de la Cámara de Diputados bonaerenses, Manuel Mosca, por una denuncia de acoso sexual. El tema no es menor. Además del negociador central del vidalismo en la Cámara Baja provincial, el caso impactó en la senadora nacional Gladys González, esposa del Legislador acusado que renunció a su precandidatura a intendenta de Avellaneda.
Sin embaro, también hay que enlazar la idea del pacto político con el fallo que emitió la jueza federal María Romilda Servini (viuda de Cubría), quien declaró inconstitucional 1 de los 2 Decretos sobre reforma electoral que firmó Macri hace menos de 1 mes. Aquel que permitiría a los argentinos residentes en el exterior votar, por correo, en las elecciones nacionales. La maniobra de la Casa Rosada era obvia: con 650.000 argentinos en condiciones de votar viviendo fuera del país, se cree que la mayoría de ellos lo harían por “Cambiemos”. En una elección donde cada voto va a ser clave, es una pésima noticia.
No obstante, el blanco de atención de todos es el 2do. Decreto que firmó Macri el mismo día, eliminando la posibilidad de “Listas Colectoras” o “Listas Espejos” en las elecciones. Con esta norma, el Gobierno buscó evitar que se plasmara el acuerdo que estaban negociando Massa con “Barones del Conurbano” peronistas de la 1ra. Sección Electoral, para llevar al “tigrense” como candidato a gobernador bonaerense por la lista de “Unidad Federal” y por una lista massista o de “Alternativa Federal”.
La movida del peronismo y el massismo, de concretarse, pondría en riesgo la continuidad en el cargo de Vidal, imponiendo el poder político de la 1ra. Sección Electoral bonaerense sobre la 3ra. Sección Electoral, que acostumbra elegir a los gobernadores peronistas; pero además, eliminaría una potencial PASO entre Axel Kicillof y los intendentes de La Matanza y Lomas de Zamora, Verónica Magario y Martín Insaurralde, que si se llevara a cabo, dejaría inmensas rupturas a nivel provincial, seccional y municipal.
Se espera que Servini declare inconstitucional el Decreto de Macri y habilite las “Listas Colectoras”, dado que desde la Cámara Electoral ya hicieron “guiños” al peronismo bonaerense que ellos rechazarán la norma macrista; lo que obligará a llegar el tema hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ya en dos oportunidades votó a favor de las “Listas Colectoras”, siempre para cargos provinciales.
Por si faltara algo, en una gestión torpe, se obtuvo un “apoyo” de Jair Bolsonaro hacia la reelección de Macri, sin tener en cuenta la pésima imagen que tiene el Presidente de Brasil en las clases medias, salvo que se haya tratado de recuperar el voto de la “familia militar”, otros 650.000 sufragios perdidos por las pésimas políticas instrumentadas por los 2 ministros de Defensa radicales los últimos 3 años y medio.
Muy en el fondo, quizás la Argentina no necesita acuerdos.
En especial, cuando Juan Gabrois dice que él será “garante” de que CFK, si vuelve al poder, no cometerá más hechos de corrupción.
Con “líderes sociales” de este nivel, ¿qué tipo de pactos se puede hacer en la Argentina? La respuesta es sencilla: Ninguno.