Con todo, aquel documento no reflejaba al completo el alcance de la red
financiera que colaboró en el sostenimiento económico del régimen
leninista, ya que, junto a la Banca Khun&Loeb, que figuraba a la cabeza de
la causa, operaron también varias entidades bancarias adscritas a la
American International Corporation (Chase National Bank, de Rockefeller,
National City Bank, J.P.Morgan, Equitable Building, Bankers
Club, entre otras). así como diversas Corporaciones Comerciales (Guggenheim
Exploration, General Electric, Sinclair Gulf, Stone and Webster, etc).
Los fondos económicos enviados a Lenin y Trotzki recorrían un
largo circuito bancario hasta llegar a su destino final. Por lo regular, las
aportaciones financieras eran canalizadas hasta territorio europeo por Jacob
Schiff a través del establecimiento que la banca Warburg poseía en
Hamburgo, y esta última, a su vez, las hacía llegar a las diversas
cuentas abiertas por los intermediarios de Lenin en varias capitales europeas.
Los principales centros de aprovisionamiento fueron Copenhague, donde actuaba
como corresponsal recaudador un estrecho colaborador de Lenin llamado Israel
Gelphand (más conocido como Parvus), y Estocolmo,
ciudad en la que operaba otro fiel auxiliar de Lenin y Trotzki , de nombre Jacob
Furstemberg, aunque conocido en la nomenklatura bolchevique
como Hanecki. En la capital sueca, la entidad bancaria receptora de los fondos
destinados al gobierno soviético era el Nye Bank, dirigido por el
financiero judío-ruso Wladimir Olaf
Aschberg, quien a la muerte de Jacob Schiff, acaecida en 1920,
pasaría a desempeñar un papel similar al desarrollado por éste.
En 1921 Aschberg fundó la Banca Comercial Rusa, establecimiento a través
del cual se gestionaron entre las dos guerras mundiales buena parte de los empréstitos
concedidos por la Alta Finanza internacional a la Rusia soviética.
A todo esto deben añadirse las declaraciones públicas de
simpatía y los ofrecimientos de ayuda económica ( ayuda que se
hizo efectiva de forma cuantiosa) manifestados desde muy pronto al régimen
soviético por parte de los dos dirigentes más destacados del área
capitalista, el premier británico Lloyd George y el
presidente estadounidense Woodrow Wilson.
Otro personaje que desempeñó un relevante papel en este asunto
fue el financiero judío-nortemanericano Bernard Baruch,
quien ya durante el mandato presidencial de Woodrow Wilson le había "sugerido"
a éste el sexto punto de la Declaración de Apoyo a la Rusia soviética.
Aunque fue en los años de la Administración Roosevelt
cuando el peso y la influencia de Baruch alcanzaron su apogeo. Considerado unánimemente
como la eminencia gris de la Casa Blanca, así describía el
American Hebrew del 1-diciembre-1933 la posición de este
banquero en los círculos políticos: "Cuando el
presidente de los Estados Unidos sale de vacaciones de verano, Bernard Baruch es
oficialmente designado presidente suplente". Una vez concluida la 2ª
Guerra Mundial, el ínclito Baruch ocupó la primera presidencia de
la Comisión de Energía Atómica, si bien su labor más
significativa habría de desarrollarse en el marco de las negociaciones
tripartitas mantenidas por los vencedores de la Gran Guerra. Durante la
Conferencia de Londres de 1945, reservada a los ministros de Exteriores de las
potencias vencedoras, Bernard Baruch se trasladó a la capital británica
dispuesto a intervenir, cosa que hizo en efecto. Preguntado por el periodista
Victor Lasky sobre las razones de su presencia en dicha reunión,
el financiero respondió:"He venido a amenazar a los muchachos
grandes con el palo grande para asegurarme de que no estropeen la paz".
Una "paz" que, entre otras cosas, incluía la entrega de media
Europa al totalitarismo soviético.
Entre los personajes que se distinguieron en las labores de mediación
y ayuda al bloque marxista destacan los nombres del magnate Edgard Bronfman,
presidente del Congreso Judío Mundial, y de su correligionario Armand
Hammer, otro poderoso financiero cuyos contactos con la URSS
se desarrollaron a través de la American Trading Organization, un
consorcio comercial controlado por él.
No menos digna de mención es la figura del multimillonario
estadounidense Cyrus Eaton, que en estrecha colaboración
con el clan
Rockefeller puso en marcha una sociedad comercial dedicada
específicamente a los países del Este. Dicho consorcio estaba
formado por la International Basic Economy Corporation, dirigida por Nelson
Rockefeller, y la Tower International Inc., encabezada por Cyrus Eaton junior.
La asociación de ambas entidades era descrita el 16 de enero de 1967 por
el New York Times (diario del Establishment) en estos términos:"El
esfuerzo mancomunado de la International Basic Economy y la Tower International
puede verse como una combinación de las habilidades inversoras y los
recursos de los Rockefeller con el privilegio de que goza la Tower dentro del
oficialismo comunista, como resultado de los contactos que a lo largo de los últimos
quince años ha venido cultivando Cyrus Eaton senior, recibido siempre
como un VIP en los países comunistas". Por otro lado, Cyrus
Eaton fue el promotor y organizador de la Conferencia de Pugwash, con la que se
iniciaron los contactos periódicos entre las altas esferas científicas
de ambos bloques.
Otros organismos que destacaron en esas mismas labores fueron el US-URSS
Trade and Economic Council (USTECO), y el American Committee on East-West Accord
(ACEWA), esta última una entidad adscrita a los círculos de la
Comisión Trilateral y creada por iniciativa de varios
miembros del poderoso Council on Foregn Relations (CFR) o
Consejo de Relaciones Exteriores, cuya importancia se irá viendo a lo
largo de las páginas sucesivas.
A mayor abundamiento, las cumbres periódicas convocadas por la Comisión
Trilateral (una especie de cónclave de grandes Multinacionales) contaron
desde el principio con la presencia de un delegado soviético. A esto podría
añadirse, entre otras "anécdotas", la consideración
de nación más favorecida otorgada por la Administración
norteamericana desde comienzos de los años 70 a la Unión Soviética.
Cabría significar por último el hecho de que los inicios de la celebrada perestroika se vieron precedidos por una reunión de alto nivel mantenida en Moscú entre una delegación del Comité Ejecutivo de la Comisión Trilateral, con David Rockefeller a la cabeza, y los principales dirigentes soviéticos, con Gorbachov, Yacovlev, Dobrinin, Arbatov y Primakov entre ellos. Por supuesto que se trató de una simple coincidencia.
El breve recorrido efectuado a lo largo de este capítulo bastará para constatar la puntualidad con la que se ha desarrollado la célebre dialéctica hegeliana, y cómo de la antítesis de los falsos opuestos (capitalismo y marxismo) ha resultado finalmente el capitalismo multinacional y progresista, que es la síntesis deseada y la fórmula más idónea para impulsar la expansión del modelo socio-económico materialista y consumista vigente en la actualidad. Justamente el modelo que mejor garantiza el dominio absoluto de la oligarquía plutocrática.
Cabría significar por último el hecho de que los inicios de la celebrada perestroika se vieron precedidos por una reunión de alto nivel mantenida en Moscú entre una delegación del Comité Ejecutivo de la Comisión Trilateral, con David Rockefeller a la cabeza, y los principales dirigentes soviéticos, con Gorbachov, Yacovlev, Dobrinin, Arbatov y Primakov entre ellos. Por supuesto que se trató de una simple coincidencia.
El breve recorrido efectuado a lo largo de este capítulo bastará para constatar la puntualidad con la que se ha desarrollado la célebre dialéctica hegeliana, y cómo de la antítesis de los falsos opuestos (capitalismo y marxismo) ha resultado finalmente el capitalismo multinacional y progresista, que es la síntesis deseada y la fórmula más idónea para impulsar la expansión del modelo socio-económico materialista y consumista vigente en la actualidad. Justamente el modelo que mejor garantiza el dominio absoluto de la oligarquía plutocrática.