Por el Mayor (R) Jorge Alberto Benítez

Autor del óleo: Pablo Albornoz
Cárcel del pueblo, Bouwer, 1° de Mayo de 2013
¡VIVA LA PATRIA!
En ese grito argentino tradicional está
resumido todo nuestro Amor. Amor a Dios, amor al terruño y amor a
nuestro prójimo. Es el grito que animaba a los espíritus de quienes, de
cara al peligro, en el combate o frente a una decisión importante para
la vida de la nación, lo lanzaron al aire con sonoridad, como prenda y
exteriorización de su Amor.
Es el grito que se escuchó en las
barrancas del Paraná, cuando el General Don Manuel Joaquín del Corazón
de Jesús Belgrano enarboló por primera vez nuestra Bandera Nacional: “En
fe de que así lo juráis decid conmigo….. ¡Viva la Patria!”. Y en Jujuy
el 25 de Mayo de 1812: “Jurad conmigo ejecutarlo así, y en prueba de
ello repetid:
¡Viva la Patria!”
Es el que resuena naturalmente,
rompiendo el silencio radioeléctrico, el 2 de Abril de 1982 cuando la
Escuadrilla de Pucará y el C-130 que los acompañaba, divisan recortadas
en el horizonte las costas de nuestras queridas Islas Malvinas.
Es también, el grito que brota
espontáneo de la garganta del legendario Capitán Jefe de Escuadrilla el
25 de Mayo de 1982, cuando efectuaba el escape después de hacer explotar
y enviar al fondo del océano al Destructor 42 “Coventry”.
Es en suma, el grito que convoca a
olvidarse de sí mismo y nos empuja a revalorizar nuestra pobre vida
terrenal en aras del superior bien de la Nación.
Si amamos a nuestra Patria, hoy se impone que resuene nuevamente este grito.
Quien roba a la Patria no se siente
motivado para gritarlo. Y no roba solamente el que se enriquece
ilegítimamente en el ejercicio del poder, también roba quien lo permite y
gravemente encuentra justificación para su inacción, en el mal ejemplo
de sus superiores.
En este trigésimo primer aniversario de
nuestro Bautismo de Fuego, rindo homenaje a quienes en Malvinas,
entregaron su vida por Dios y por la Patria y especialmente a los caídos
en ese 1° de Mayo de 1982. Los cincuenta y cinco caídos que, cual
cuentas del Santo Rosario, la Fuerza Aérea entregó en Malvinas como
ofrenda para la supervivencia de la Patria. Motivación y ejemplo para
las futuras generaciones de integrantes de la Fuerza Aérea.
Cuando en 1982 retornamos de la
batalla, mordiendo penas y lágrimas, resignamos nuestra ofensiva, pero
no abandonamos la Resistencia. Como decía el 2 de abril pasado, hoy
estamos ejecutando un nuevo “éxodo jujeño”, estamos “quemando el
pastizal”. La Patria hoy está soñolienta, confundida, apabullada con
tanto “progresismo”, que en realidad nos retrotrae a las peores épocas
de la humanidad, en donde las personas son objetos susceptibles de
manipulación para lograr oscuros objetivos y proteger espurios
intereses, el aborto, la eutanasia y tantos males e injusticias.
Pero a diferencia del “pastizal”,
nuestras raíces permanecen firmes, porque sus nutrientes son la “Sagrada
Eucaristía”, la “Palabra de Dios” y la “Confirmación” que nos ha
transformado en Soldados de Cristo y sustenta nuestro valor.
Si poseemos en nuestro corazón al Bien infinito: ¿Qué podemos temer, teniendo a Aquél que nos ama y todo lo puede?
Desde la cárcel, como los halcones, aves solitarias, y el apoyo de unos pocos, seguimos combatiendo… Como en Malvinas en 1982…
Que el Sol de nuestra Bandera y la Estrella de Belén nos guíen por el camino de la Reconciliación, el Bien y la Justicia.
¡VIVA CRISTO REY!, ¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA FUERZA AÉREA ARGENTINA!.
Mayor (R) Jorge Alberto Benítez