Solo puede tener un nombre: "VERGUENZA NACIONAL Y POPULAR "
El lujo de José Alperovich y Beatriz Rojkés en Abu Dabi. FOTOS EXCLUSIVAS
Mientras 4 de cada 10 tucumanos se mantiene
por debajo de la pobreza, se conocieron imágenes del lujoso viaje de la
pareja Gobernant
TUCUMAN.- Las fotos de las vacaciones que el Gobernador
José Alperovich y su señora, la Senadora
Beatriz Rojkés se tomaron en noviembre de 2012 en
Abu Dabi permanecieron bajo
siete llaves porque su filtración significaría una afrenta a la
población de la Provincia que gobierna desde hace 10 años.
El lujo desmedido que rodea el estilo de vida de los Gobernantes de
una de las provincias más pobres del país contrasta con el de un pueblo
que, en su mayoría, subsiste gracias al trabajo rural, a planes
sociales o a empleos de salario mínimo, sin obra social ni aportes
jubilatorios.
El viaje
El 2 de enero de 2013 Alperovich anunció a la prensa que no se
tomaría vacaciones “porque nos quedaremos a trabajar”. Lo que no dijo
era que ya se las había tomado.
Las fotos de las vacaciones que el Gobernador José Alperovich y su
señora, la Senadora Beatriz Rojkés se tomaron en noviembre de 2012 en
Abu Dabi permanecieron bajo siete llaves porque su filtración
significaría una afrenta a la población de la Provincia que gobierna
desde hace 10 años.
El lujo desmedido que rodea el estilo de vida de los Gobernantes
de una de las provincias más pobres del país contrasta con el de un
pueblo que, en su mayoría, subsiste gracias al trabajo rural, a planes
sociales o a empleos de salario mínimo, sin obra social ni aportes
jubilatorios.
Ocurrió en noviembre de 2012. Alperovich y Beatriz Rojkés
abordaron un avión con destino a los Emiratos Árabes, el país que ofrece
el turismo más lujoso y caro del mundo.
Los acompañaban en el viaje el Ministro del Interior, Osvaldo
Jaldo; el cuñado del Gobernador, Carlos Rojkés y el Senador Sergio
Mansilla. Se avecinaba para todos ellos –salvo Mansilla- un período de
campaña electoral febril, en el que se plebiscitaría la tercera gestión
de Alperovich.
El hotel en el que se hospedaron está considerado como el más lujoso jamás construido.
Se llama Emirates Palace y fue inaugurado en Abu Dabi, la isla
capital de los Emiratos Árabes, en el año 2005. Tiene 302 habitaciones y
92 suites, parking para 2.500 vehículos, dos piscinas, una playa
privada y un helipuerto. Sus cúpulas son de oro puro, así como los
detalles de las suites, en tanto que el piso y los balcones son de
mármol. Las tarifas van desde los 2.000 a los 20.000 dólares por noche.
¿Con qué lo pagaron?
El Gobernador Alperovich no sabe cuánto cobra. En enero de este
año había dicho que su sueldo era de unos 16 o 17 mil pesos, pero luego,
su propio Secretario de Prensa, Marcelo Ditinis, salió a aclarar que
era de 24 mil.
En tanto, su esposa percibe ingresos totales como legisladora unos 45 mil pesos mensuales.
Es decir que, juntando ambos sueldos, sólo podrían haber pagado
tres noches de las más baratas del Emirates Palace, o bien, sumando los
sueldos de todo un año, cuatro noches de las más caras. En total, un
viaje de 10 días puede haber costado, incluyendo pasajes y comidas, 270
mil pesos en su versión gasolera; y cerca de 2 millones de pesos en su
versión más lujosa.
Beatriz Rojkés es la Senadora mujer más rica de la Cámara Alta, según se desprende de su declaración jurada de 2011.
Sobre la fortuna total de José Alperovich reina un absoluto
misterio: nadie sabe cuánto tiene, porque en Tucumán –a diferencia de la
Nación- no existe una Ley de Ética Pública que lo obligue a presentar
declaraciones juradas. Tampoco puede ser enjuiciado por enriquecimiento
ilícito, porque él mismo disolvió la Fiscalía Anticorrupción en 2005.
Mientras tanto, en Tucumán
Mientras los viajeros montaban a camello, visitaban mezquitas y se
tomaban fotos (que luego Jaldo y Carlos Rojkés se encargarían de cuidar
como a su vida), Tucumán ardía. El 8 de noviembre la Plaza
Independencia estallaba: más de 20 mil personas exigían fuertes cambios
en la gestión de Gobierno, especialmente en lo que hace a la
corrupción.
Era jueves. El día anterior, como todos los miércoles de los
últimos 10 años, los Jubilados de la Plaza reclamaban su 82 por ciento
móvil y exigían que, de una vez por todas, el Gobernador les conceda una
audiencia.
Un día antes, como todos los martes de los últimos siete años,
Alberto Lebbos, acompañados de centenas de víctimas de la impunidad,
marchaba exigiendo que por fin Alperovich dijera el nombre del asesino
de Paulina Lebbos, que había anunciado saber en 2006, y que nunca hizo
público.
En Tucumán las muertes impunes se cuentan de a cientos. Todos los
martes, esté Alperovich dentro de la Casa de Gobierno o divirtiéndose
sobre un camello, centenares de personas con las fotos de sus muertos en
el pecho reclaman el fin de la injusticia, que los asesinos vayan
presos, que se acabe la impunidad. Muchas de las víctimas fueron
asesinadas por policías, en otros casos, fueron policías, jueces y
fiscales los que paralizaron las causas.
La mayoría es gente pobre, que apenas sí gana para costearse el colectivo hasta la Plaza o que, muchas veces, viene a dedo.
Una cachetada a los tucumanos
El descomunal lujo que rodeaba a los Alperovich Rojkés aquellos
días exóticos del mes de noviembre contrastaba con la realidad que aquí
habían dejado. En Tucumán la pobreza ataca con furia a más del 40 por
ciento de los tucumanos, según se desprende de las mediciones
independientes. De las 335 mil personas pobres de la provincia, casi 52
mil son indigentes: es decir, que no tienen ingresos suficientes para
comer. Todo ello contemplando a la población del Gran San Miguel de
Tucumán y Tafí Viejo, que es la única relevada periódicamente por la
Encuesta Permanente de Hogares.
Con el empleo ocurre algo similar. Prácticamente 1 de cada 2
trabajadores en Tucumán está en negro, sin obra social ni aportes
jubilatorios. De la población con trabajo, unas 15 mil personas
sobreviven gracias al Plan Argentina Trabaja, con ingresos inferiores a
los $2.000 mensuales. Cabe destacar que, para el Estado, basta que una
persona haya trabajado una hora la semana anterior a la encuesta para
ser considerada “empleada”.
El Estado Provincial se muestra indiferente ante los indicadores
sociales. Sí en cambio se ocupa, con grandes partidas de dinero, a otras
cuestiones de mayor interés político. En Casa de Gobierno, ante la
cercanía de las elecciones, se repartieron 130 contratos temporales de
trabajo por el tiempo que dure la campaña
En tanto, las partidas continúan saliendo para financiar las
campañas de la oposición, con miras a atomizarla de tal manera que no le
haga sombra al oficialismo en las urnas.
Los viajeros
Las fotos de las vacaciones en Abu Dabi de los Alperovich-Rojkés
fueron celosamente guardadas por los viajeros hasta hoy. Tanto el
Gobernador como su esposa (y su fiel asesor y hermano Carlos Rojkés)
están lanzados a una campaña electoral en la que deben demostrar su
compromiso con los más humildes. Osvaldo Jaldo, uno de los turistas de
las fotos, se presenta como candidato en segundo término en la lista
oficial. El Senador Mansilla en cambio tiene asegurado su cargo como
Senador hasta 2015, por lo que no tiene el mismo interés personal en
esta campaña electoral.
En tanto la clase media tucumana subsiste con el salario promedio
más bajo del país, según reconoce el propio Indec, sólo superado en
miseria por el de Santiago del Estero. En Tucumán el sueldo promedio es
de $4.330, muy por debajo de la media nacional. Y si de clase media
hablamos, hablemos de turismo.
Vacaciones de los ricos, veraneo de los pobres
Para la masa trabajadora tucumana el turismo es un objeto de lujo.
No debería serlo, considerando que por ser una provincia tan pequeña,
las distancias son cortas y Tucumán tiene centros vacacionales a no más
de media hora del centro. Sin embargo, para una familia trabajadora
llegar a pasar un día en el cerro San Javier es algo así como una
odisea: sólo cuatro colectivos diarios, atestados de gente, surcan la
subida a la montaña por cerradas curvas y pronunciados precipicios.
Arriba, nada espera al turista local más que una lujosa hostería, donde
un almuerzo familiar cuesta aproximadamente el salario de tres días de
trabajo.
El Cadillal, la otra opción “gasolera”, tampoco ofrece mayores
posibilidades. La poca frecuencia de los colectivos y la cantidad de
gente desbordante hace del viaje por la autopista un verdadero reto al
destino. La informalidad del transporte público y la suspensión sin
previo aviso de los servicios obliga al turista local a optar por los
“autos truchos”, que por no tan módicos precios acercan al visitante al
centro, eso sí, en autos a punto de desarmarse en plena autopista.
A la clase media y media baja, para vacacionar, no le queda más
opción que alquilar un auto, o morir sin conocer las bellezas que
Tucumán ofrece. O bien montar un ciclomotor cargando a la familia, o
quedarse en casa a ver televisión.
El lujo y la injusticia
Las postales de Abu Dabi de los Alperovich, los paisajes y hoteles
que los tucumanos jamás podrán conocer si no es por fotos, las paredes
adornadas en oro y los desayunos de 250 dólares representan más que un
sueño inalcanzable la expresión más descarada de la injusticia.
La falta de pudor es una cachetada a Florinda, la jubilada que hace 10 años reclama su justo salario en la plaza.
Es una afrenta a Lebbos, a Don Agüero y a los centenares de
personas que exigen justicia por sus muertos y a quienes no les alcanza
el dinero para llegar en colectivo a tribunales.
Es un golpe bajo a Irma Galván, la odontóloga despedida del PAMI y enferma de cáncer cuyo lugar ocupó Sarita Alperovich.
Es un desafío a Karina Pellasio, a quién Beatriz Alperovich exige
un pago de un cuarto de millón de pesos por haberle dicho ladrona.
Es un volver a matar a Morena, la bebé que falleció por la falta
del avión que Alperovich usa para sus viajes. Es una burla a la mitad de
los trabajadores en negro, al 40 por ciento de personas en situación de
pobreza, a los 52 mil indigentes que tiene Tucumán.
La obscenidad, la ostentación, el abierto despilfarro de los
Gobernantes de una de las provincias más pobres en el hotel más lujoso
de oriente medio son más que una postal de la desigualdad: son la
representación de la injusticia.
Fuente: El Aconquija