viernes, 26 de julio de 2013

ATENTADOS: LAS CLAVES DE LA CONSPIRACION SIONISTA

En los 90, el líder laborista israelí Yitzahk Rabin promueve un Plan de Paz para la región, el cual se refrenda en 1993 en Washington, con la firma de los Tratados de Oslo, junto con el lider palestino Yasser Arafat. Tal Plan de Paz, incluía tanto el reconocimiento de la Autoridad Palestina y la aceptación de un Estado Palestino independiente, como el desmantelamiento de la importante industria bélica israelí, incluso su plan nuclear, propiciado desde los 60 por Shimon Peres. Esta contradicción desata una feroz interna en la burocracia sionista que culmina con el asesinato de Rabin el 4 de noviembre de 1995, por los disparos de un joven nacionalista, Yigal Amir, quien juró haber "recibido sólo órdenes de Dios". Esta despiadada interna, se expresa por el terror, extraterritorialmente, en Argentina, en donde vive la cuarta colectividad judía del planeta. Los atentados de la Embajada de Israel, 1992, AMIA, 1994, el asesinato del hijo del Presidente, 1995, la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero un día antes del asesinato de Rabin, son todas expresiones de un plan criminal que procuraba silenciar la oposición de esta activa colectividad judía opositora a las políticas belicistas del Estado de Israel, buena receptora en su momento del Plan de Paz de Rabin. Este documento revela los móviles de los atentados, la responsabilidad intelectual de los mismos, sus beneficiarios, el encubrimiento de la clase política argentina, la complicidad de las autoridades de la colectividad judía argentina en el encubrimiento de investigaciones montadas para plantar pistas falsas, el sometimiento de la Justicia adicta al Poder político local e internacional.