martes, 23 de julio de 2013

¡PARA UNA ENFERMA GRAVE, SE NECESITAN DADORES DE SANGRE DE CUALQUIER GRUPO Y FACTOR!


El diagnóstico está hecho. La Argentina, ¡mi Patria, su Patria!, es una enferma grave. Lo que debemos procurar es que la paciente no muera, y recién después elaborar un programa de recuperación que le permita reinsertarse entre sus pares más destacadas. Habrá que detener una serie de procesos infecciosos que siguen socavando su ya por demás deteriorada salud. Se trata de una carrera contra el tiempo, y si no comenzamos a administrarle ya los antídotos necesarios que detengan la infección, aún con el riesgo que ello implica, lamentaremos y lloraremos por el resto de nuestros días, el no haber hecho nada por ésta paciente que es en definitiva, la madre de casi todos quienes le habitamos. Su sistema inmunológico no funciona; no genera anticuerpos, y los pocos que le quedan, están siendo devorados por la infección que les ha convertido en movilizadores de ella.
Un médico de cabecera que le atendiera durante dos períodos consecutivos de gobierno, incurrió en abandono de persona, en la única miserable intención de preservar la suya. Hoy asiste abrochado a su banca en el Senado, a la mala praxis a la que está siendo sometida desde hace diez largos años.
Un usurero; un taimado, se convierte por obra y gracia de “un padrino”, en el nuevo médico de cabecera de una Argentina que ya no estaba en su sano juicio. ¿Qué podíamos esperar de “El”?. ¡Nada!, o lo que es peor, ¡todo!. Su programa de estabilización y recuperación de la paciente, estuvo sustentado en la amenaza, el odio, el amedrentamiento, la prepotencia, la fuerza, que fueron en definitiva, los recursos a los que siempre echó mano ya en sus años mozos en la universidad del delito. Impuso sobre la víctima su ideología perversa y criminal, empeñado en devastarle en su provecho. El temor, el miedo que paraliza se apoderó de productores, empresarios, medios de comunicación…la sociedad toda, o casi toda. ¿Qué mensaje recibe ésta cuando quien toma por la fuerza una comisaría es premiado con un cargo público relevante y por sobre todo, generoso como pocos?. ¿Qué mensaje cuando aprovechando la genuflexa obediencia de un general de la nación, se le deja en la retina la más grande humillación sufrida por el Ejército Argentino a través de toda su historia, que nace junto a la patria, batallas perdidas en combate incluidas?. ¿Qué mensaje cuando encapuchados armados toman a voluntad la vía pública, cuando sabido es que quien oculta su rostro lo hace para evitar el ser reconocido, siendo su única intención la comisión de delitos y desmanes?. ¿Qué mensaje cuando el canal estatal de televisión, en tiempo de “El”, los fines de semana ofrecía macro programas de música villera, un género musical que “El” mismo reconociera como de su predilección cuando el contenido de sus letras, no constituyen otra cosa que no sea “la apología del delito”, y la burla ofensiva hacia las fuerzas armadas, de seguridad y policiales?. ¿Qué mensaje cuando los escraches protagonizados por alguna que otra organización que responde al poder, acomete contra alguna persona o personas que piensan distinto o discrepan?. ¿Es acaso necesaria la respuesta?.
Las Instituciones, sin las que un país no puede preciarse de tal, están  desacreditadas y destruidas. La Iglesia, sin duda la más poderosa de todas, no escapa a semejante vejamen. Sacerdotes y obispos violadores o autores de abuso sexual, curiosamente aparecen a la orden del día.
Las fuerzas armadas, de seguridad y policiales, incorporan masivamente a sus filas, elementos que no reúnen siquiera los requisitos mínimos de admisión. Esto se completa con el descabezamiento sistemático de sus cúpulas, y el paso a retiro obligatorio de oficiales superiores, jefes, oficiales y personal subalterno de real valía. La disciplina fue la base en la que estas instituciones se sustentaron. La disciplina está quebrada. Un subalterno necesita reconocer en su superior lo que otrora se diera en llamar  “autoridad natural o moral”. ¿Qué autoridad pudo tener sobre sus subalternos el general del banquito?. ¿Qué autoridad  puede tener un oficial o un oficial Jefe a cargo de un grupo de hombres, cuando es públicamente humillado, y admite la humillación de esos hombres, desarmados, quienes inertes reciben la descarga brutal de huevasos y pedradas que impactan sobre sus humanidades cuando se les supone el brazo armado de la ley?. ¿Es casual acaso que se les exponga en semejantes condiciones cuando la orden es “no reprimir”?.
Quinientas mil personas…quinientos mil ciudadanos, a través del voto, manifestaron su soberana voluntad para que Luis Patti ocupara una banca en la cámara de diputados de la nación. Luis Patti, no obstante estar habilitado por la cámara electoral – de otro modo mal se podría haber presentado como candidato -, no pudo acceder a su banca, gracias a la ilegítima impugnación propiciada por un para entonces peso pesado de “la gestión”, de apellido Bonasso, ex montonero devenido en diputado. Semejante decisión, acompañada hasta por aquellos “de quienes se esperaba otra cosa”, tuvo dos lecturas más; descalificar al congreso de la nación, que es el poder legislativo de la nación, y desalentar el sufragio de ciudadanos entenados, u opositores al régimen. Hoy, el llamado Bonasso, se encuentra parado en la vereda de enfrente, al parecer advertido de la acción predadora de éste gobierno.
Una médico de cabecera toma la posta, digitada por el médico de cabecera saliente. Su nominación, cuatro años después, se legaliza a través del voto popular, aportado por la mayoría de los pacientes de la misma clínica, ¡nosotros!. Nada voy a agregar respecto a la profesional, cuando todo está a la vista y consideración de los presentes.
La proliferación de las denominadas villas miseria, sumadas a los asentamientos que no dejan de ser incipientes villas miseria, más la toma a través del delito de usurpación de cientos de viviendas que “tienen dueño”, estrangulan e invaden los grandes centros urbanos, con Buenos Aires a la cabeza. Estas villas, son idénticas a las favelas de Sao Pablo con una única diferencia; mientras éstas se escalonan sobre morros, las nuestras se extienden sobre superficies llanas. Sao Pablo es un estado de la República Federativa de Brasil que cuenta con una población que supera los once millones de habitantes, algo así como una sobrada cuarta parte del total de nuestra población. Los narcos, cuyos ejércitos se refugian en las favelas, se han apoderado de ese Estado, no obstante el contar el mismo con un ejército legal y una policía debidamente entrenada para acceder y combatir en esas favelas. Nosotros carecemos de Ejército, y solo mantenemos para consumo de “la gilada”, una expresión denigrada de fuerzas policiales y de seguridad. Sobre nuestras cabezas tenemos sentado al Estado de Sao Pablo, y países como Bolivia (exportador de coca), y Paraguay, (recién ahora descubierto como el paraíso de la marihuana. ¿Le gusta el cóctel?. ¿Estamos dispuestos a digerirlo y servírselo en bandeja a nuestros hijos, a nuestros nietos?. ¡Es verdad, quizá la reflexión respecto a este punto resulte tardía; ya nos hemos convertido en potencia en materia de narcotráfico.
El 90% de los delincuentes que son aprehendidos, poseen prontuarios con antecedentes por delitos iguales al último que se les imputa. Homicidios, secuestros extorsivos, asaltos a mano armada, violaciones, tráfico de estupefacientes, pedofilia, etc. ¿Cómo es posible que estén en libertad, pavoneándose campantemente entre los miembros de una sociedad a la que ya han herido de muerte?. La respuesta seguramente la tiene el Dr. Eugenio Zaffaroni, hoy miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien basa su doctrina garantista y permisiva por entender que el concepto de persona es incompatible con el de “peligrosidad”. Evidentemente Zaffaroni, soslaya que cualquiera tratado de ética y moral, habla de personas buenas y malas, y la responsabilidad que como tales les cabe, concepto no extensivo a los otros animales que solo actúan por instinto. Evidentemente el Dr. Zaffaroni, tal cual lo traduce en su vida privada como pública, jamás ha leído o asimilado un tratado de ética y/o moral.
Y la respuesta seguramente también la tienen muchos gobernadores de provincias, empeñados en sostener establecimientos carcelarios obsoletos, incapaces de albergar y contener semejantes poblaciones delictivas. Por otra parte, advierta Ud., que la mayoría de esos establecimientos, se encuentran ubicados en plenos centros urbanos, circunstancia que hace más viable la invitación a motines y fugas. Una cosa es fugar de una cárcel y deber recorrer cientos de kilómetros a pié y a campo traviesa, a tomarse un colectivo de línea en la mismísima puerta de la cárcel. Nuestro territorio es extenso hasta por demás. Existen grandes zonas no fértiles donde podrían construirse tantas cárceles como fueran necesarias, algunas de máxima seguridad, y dotadas de todos los elementos que los DDHH reclaman para seguridad de sus protegidos.
Las habituales charlas de café, que ya no son tantas habida cuenta de lo costoso que sale tomar un café fuera de casa, pueden ser muy ricas o muy pobres en contenido, dependiendo exclusivamente de quien o quienes compartan la mesa. Sin embargo, todas tienen un componente común…¡no conducen a nada!.
Seguramente la salud de la paciente sería otra, si los argentinos no descansáramos en la penosa costumbre de “esperar todo del otro” convirtiéndonos en críticos espectadores, sin asistir al llamado que dice: “¡urgente, se necesitan dadores de sangre de cualquier tipo y factor para una paciente en estado grave, llamada Argentina”.
Ricardo Jorge Pareja