LA RIOJA
Unidad peronista en el acto por Angelelli y abucheo a Michetti
Con
la participación de una multitud se celebró la beatificación de
monseñor Enrique Angelelli, "quien evangelizó e hizo propias las
necesidades de los sectores más pobres de La Rioja", del padre Carlos de
Dios Murias, el presbítero Gabriel Longueville y el laico Wenceslao
Pedernera, quienes trabajaron a la par del obispo luchando por la
justicia social.
Los
gobernadores peronists de de Catamarca, Lucía Coparcci; de Salta, Juan
Manuel Urtubey; de Córdoba, Juan Schiaretti; y de La Rioja, Sergio
Casas.
Contenido
El 04/08/1976, poco
después de mediodía, Enrique Angelelli salió rumbo a La Rioja desde
Chamical al volante de su vieja camioneta Fíat 1500. Nunca llegaría a
destino.
La celebración del 27/04/2019 se inició con cánticos, bajo un sol
radiante, con la presencia de las imágenes de San Nicolás de Bari, de
San Francisco y del Niño Alcalde, en una misa que proclamó beatos a los
mártires, presidida por el enviado del papa Francisco, el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu.
“Modelo de virtud y fortaleza de la fe hasta el martirio”, exclamó el cardenal para dar paso, ante el aplauso de la multitud, a escribir en el libro de los beatos el nombre de
monseñor Enrique Angelelli, del presbítero Gabriel Longueville, del
padre Carlos de Dios Murias, y del laico Wenceslao Pedernera.
Con la lectura de Carta Apostólica del Papa Francisco se proclamó:
“Después de haber obtenido el parecer de la congregación de la causa de
los santos, con nuestra autoridad apostólica concedemos que los
siervos de Dios: Enrique Ángel Angelelli Carletti obispo de La Rioja,
Gabriel Rogelio Longueville, sacerdote diocesano, Carlos de Dios Murias,
sacerdote profeso de la orden de frailes menores y Wenceslao Pedernera,
padre de familia, mártires fieles de Cristo, de ahora en adelante sean
llamados beatos y que sea celebrado cada año y según las reglas
establecidas, el 17 de julio día del nacimiento al cielo”.
"El Papa Francisco conoció a Angelelli como provincial jesuita y
en esos años visitó la diócesis en la que trabajaban algunos sacerdotes
de su congregación, algunos de los cuales también sufrieron la
persecución y la cárcel en esos días", cuenta Marcelo Colombo, hoy arzobispo de Mendoza y durante mucho tiempo obispo de La Rioja.
Fue Jorge Bergoglio quien, en calidad de presidente
de la Conferencia Episcopal Argentina, ordenó la creación de una
comisión de investigación sobre la vida y la muerte de los 4 beatos.
Y Bergoglio realizó la búsqueda y el envío a la Justicia penal de 2
cartas que Angelelli llevaba consigo cuando fue asesinado, documentación
que recibió el tribunal que condenó a cadena perpetua a los militares Luciano Benjamín Menéndez, Luis Fernando Estrella y Domingo Benito Vera en febrero de 2013.
Urtubey
"Estoy feliz de estar en este acto de estricta justicia", manifestó el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, en la celebración por la beatificación de Enrique Ángel Angelelli Carletti y los otros mártires riojanos.
Urtubey consideró, también, que la beatificación de Angelelli, padre
Gabriel José Rogeri Longueville, fray Carlos de Dios Murias y Wenceslao
Pedernera “es un hecho histórico para toda América latina”.
En el Parque de la Ciudad de la Provincia de La Rioja, estuvieron presentes
la vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti; los gobernadores de
La Rioja, Sergio Casas; de Córdoba, Juan Schiaretti; de Catamarca, Lucía
Coparcci; y el ex gobernador de San Juan, José Luis Gioja.
La ceremonia concelebrada por unos 50 obispos argentinos y unos 300
sacerdotes convocó a cientos de fieles y vecinos de La Rioja y otras
regiones del país que se acercaron a vivir el acto litúrgico.
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, participó de la celebración para la Argentina.
“Vengo a traer el abrazo de todos los salteños", expresó Urtubey quien llegó junto a Schiaretti.
Michetti
La vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, fue repudiada, en 2 oportunidades, durante el acto de beatificación.
El
1er. repudio fue al anunciarse su ingreso al predio del Parque de la
Ciudad y la 2da. vez fue cuando se anunció a las autoridades presente
(masivo el abucheo).
Entre una y otra silbatina el grupo "Curas Opción por los Pobres" desplegó una pancarta con la leyenda "Michetti el gobierno nacional insulta la memoria de nuestros mártires".
Además, el padre Francisco Olivera, del Grupo de Curass, se acercó a Michetti y le dijo: "lo mal que está la Argentina y la cantidad de pobres que existen en el país gracias a Cambiemos".
También le entregó una cinta de luto con una estampita y le dijo: "A Angelelli lo mataron por ponerse en contra de políticas similares a las de su gobierno. Usted no debería estar acá".
El recuerdo
El 04/08/1976, Angelelli llevaba a su lado al padre Arturo Pinto, que lo había acompañado para celebrar una misa en memoria de los padres Gabriel Longeville y Carlos Murias, secuestrados, torturados y acribillados el 18/07/1976 en esa localidad.
Angelelli sabía que el asesinato de los 2 curas era parte de una
ofensiva que podía incluirlo, luego de la detención de los sacerdotes Eduardo Ruiz, en Olta; y Gervasio Mecca, en Aimogasta, y la muerte del laico Wenceslao Pedernera, ametrallado en la puerta de su casa por un grupo de tareas que había ido a secuestrar a otro cura.
A pesar de todo, el obispo seguía en La Rioja.
“Ahora es mi turno”, le confesó su sospecha a su sobrina María Elena.
Días antes, él se había entrevistado con el jefe del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, para denunciar las violaciones de los derechos humanos en su diócesis y la persecución de que era objeto el obispado riojano.
“General, usted y yo somos católicos, tenemos que rezar un padrenuestro por los perseguidos”, le dijo al militar.
Menéndez le contestó: “Yo no rezo el padrenuestro por los subversivos porque no los considero hijos de Dios”.
Y antes de despedirlo le advirtió: “El que se tiene que cuidar es usted”.
Ese 04/08/1976, en el asiento trasero de la camioneta, Angelelli
llevaba una carpeta con la documentación y los testimonios que había
reunido en los últimos días sobre los asesinatos de Murias y Longeville,
y que señalaban a por lo menos uno de los responsables de sus muertes: el jefe de la Base Aérea de Chamical, comodoro Luis Estrella.
Él pensaba entregar copias a la cúpula de la Iglesia Católica Argentina y al nuncio apostólico, Pío Laghi.
Al llegar a Punta de los Llanos, en la ruta desierta, un Peugeot 404
encerró a la camioneta del obispo, la hizo volcar y dar varios tumbos.
Angelelli salió despedido y quedó inconsciente sobre el asfalto.
El cura Pinto quedó, herido, dentro del vehículo.
De acuerdo con pericias posteriores, al obispo lo remataron con varios golpes en la nuca; a Pinto, creyendo que no había visto nada, lo dejaron con vida.
El cadáver de monseñor Angelelli quedó más de 6 horas tirado sobre la ruta, rodeado de policías que impedían que nadie se acercara.
A Pinto lo trasladaron a un hospital. Cuando se recuperó, se alejó de
La Rioja hacia el obispado de Neuquén, a cargo de monseñor Jaime de Nevares, uno de los pocos obispos que no silenció las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura.
El destino de la documentación que Angelelli llevaba en la camioneta se conoció años después, por el testimonio del represor Peregrino Fernández ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU: “Uno
o dos días después de ocurrido el suceso, los papeles que portaba el
obispo Angelelli en el momento de su fallecimiento llegaron a la Casa de
Gobierno dirigidos al ministro (del Interior, Albano) Harguindeguy, en
una carpeta remitida desde la guarnición militar de Salta, con expresa
indicación de que se trataba de documentación confidencial. Este hecho
llamó la atención del declarante, ya que los citados papeles no fueron
entregados a la causa judicial, como tampoco entregados a los allegados
de monseñor Angelelli (…) La documentación fue entregada al general
Harguindeguy (…) Quiere aclarar el dicente que prestó especial atención
al hecho por la forma estrictamente ‘secreta’ que se dio a la existencia
de esta carpeta. Añade que no tiene conocimiento del destino posterior
de la misma, puesto que el general manejaba en forma personal todos los
hechos referentes a la Iglesia”.
El 05/08/1976 los diarios titularon que monseñor Angelelli había muerto en un accidente automovilístico.
Sin embargo, en Punta de los Llanos, un paraje ubicado a la vera de
la ruta que une la ciudad de La Rioja con Chamical, entre 1976 y 1983 se
levantaron sucesivamente 3 cruces.
La 1ra., de madera, fue rápidamente destruida; la 2da., de cemento,
fue volada en pedazos por un explosivo en 1977; la 3ra., de hierro
forjado, se mantuvo hasta la vuelta de la democracia.
A su alrededor solía haber flores frescas, dejadas por manos
anónimas, pero lo que más llamaba la atención de quienes se detenían a
observarla era un neumático casi nuevo, semienterrado, que alguien había
colocado a pocos metros de ella, relató una vez el cronista Daniel Cecchini.
"La presencia de ese
neumático era en sí misma un mensaje que contradecía la versión oficial
que sostenía que el obispo había muerto como consecuencia de un
accidente de tránsito", agregó.
3 días después de la muerte de Angelelli, un grupo de clérigos dirigió una petición a Raúl Primatesta, arzobispo de Córdoba y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, instándolo a hablar en defensa del clero.
Pero el cardenal, que gozaba de la confianza de Menéndez, aconsejó la "prudencia de las serpientes" y recordó que "hay un tiempo para hablar y un tiempo para callar".
El otro cardenal local en ese momento, Juan Carlos Aramburu, señaló: "Para hablar de crimen hay que probarlo y yo no tengo ningún argumento en ese sentido".
Ya se conoce hoy día el diálogo tan particular que había entre Pío Laghi y el almirante Emilio Massera.
Sin embargo, algunos prelados como Jaime de Nevares, Jorge Novak y Miguel Hesayne denunciaron el asesinato.
El diario vaticano L'Osservatore Romano informó la muerte de Angelelli como "un extraño accidente".
Pero el incidente no fue discutido posteriormente por publicaciones oficiales de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Recién el 04/08/2006, al cumplirse 30 años de su muerte, el
entonces presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Jorge
Bergoglio, celebró una misa en la catedral de La Rioja en memoria de
Angelelli.
En la homilía, él señaló que Angelelli recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello.
Sin hacer mención explícita de la participación militar en la muerte de Angelelli, Bergoglio dijo que el obispo "removió piedras que cayeron sobre él por proclamar el Evangelio, y se empapó de su propia sangre".
Bergoglio sentenció luego con una frase de Tertuliano: "[la] sangre de los mártires [es la] semilla de la Iglesia".