La reciente presentación del Presupuesto Nacional y la información
periodística sobre las preguntas y respuestas intercambiadas con la
presidenta de la Nación por un grupo de alumnos en una universidad de
Estados Unidos, estimulan a hacer algunos comentarios sobre el polémico
tema del cálculo de la inflación.
El cálculo del Índice de Precios al Consumidor que realiza el INDEC y
otros institutos provinciales de estadísticas se basa, como es casi
obvio, en un relevamiento de los precios de un conjunto de bienes y
servicios. Es decir, es información de algo ocurrido durante un período
previo.
La inflación esperada que el Gobierno incluye como proyección
macroeconómica del Presupuesto para el año 2013 es una estimación acerca
de lo que ocurrirá en el futuro, que también realizan organismos
internacionales, institutos de investigación y consultores privados.
Aunque se refieran al mismo tema, se trata de dos cuestiones
completamente diferentes conceptual y metodológicamente. No se puede
estimar la inflación futura a partir de relevar precios. Las
estimaciones sobre el futuro, de los privados, se basan en proyectar
cuestiones tales como la expansión monetaria y fiscal prevista, el
crecimiento de la economía y otros factores similares. Se supone que las
del gobierno siguen alguna metodología de ese tipo.
No se proyecta la inflación futura consultando en verdulerías,
fruterías, carnicerías, supermercados, tiendas de ropa y tantos otros
rubros cuáles son los aumentos de precios que se esperan el año próximo.
Veamos que ha ocurrido en el pasado inmediato. Para el año 2011 en el
Presupuesto presentado en ese momento se previó una inflación del 8,4%
y, al final de ese año, el INDEC informó que la inflación había sido
9,5%.
Aún quedan algunos institutos estadísticos provinciales que trabajan
de manera independiente. En la provincia de Santa Fé se elaboran dos
índices, uno correspondiente a dicha ciudad y otro para Rosario. En San
Luís también se elabora un índice de precios al consumidor. Para 2011
esos institutos registraron una inflación del 20,6% en Santa Fé, 21,2%
en Rosario y 23,3% en San Luís. Es decir, alrededor de unos diez puntos
porcentuales por encima del cálculo del INDEC.
En el Presupuesto presentado al Congreso para 2013 el gobierno estima
una inflación del 10,8%. Ni el INDEC ni los institutos provinciales
mencionados tienen ninguna estimación para el año próximo, simplemente
porque esa no es su tarea.
De manera que el debate sobre la inflación futura se basa en el
comportamiento que se espera de un conjunto de variables como las
mencionadas anteriormente. El gobierno plantea que el año próximo el
gasto público crecerá un 16% y el Producto Bruto Interno un 4,4%. Se
supone entonces que en esas condiciones habría también menor expansión
monetaria. Si efectivamente eso ocurriera, lo cual depende de la
voluntad del gobierno, bien podría ocurrir que la inflación descendiera.
El problema es que el gobierno arrastra una tradición de mucha mayor
expansión fiscal que la comprometida y de una política económica que
promueve un crecimiento de la demanda muy por encima de la oferta, por
sólo citar un par de cuestiones relevantes.
En síntesis, sería mucho más interesante que en lugar de concentrarse
en discutir o defender las cifras del INDEC sobre el pasado y el
presente el gobierno asegurara que esta vez si va a cumplir las metas
presupuestarias que plantea. Seguramente, entonces, las proyecciones
privadas se harían eco rápidamente de un cambio en la política económica
que por ahora no se advierte.
POR. JORGE TODESCA