Pecado de omisión - Por Alberto Villasana
El domingo de Pascua, en Plaza San Pedro, el Papa
Francisco llevó a cabo un exorcismo, a un mexicano originario de Michoacán.
Este joven, de nombre Ángel, de 43 años, casado y con hijos, lleva varios años
poseído y obsesionado por demonios que lo atormentan continuamente.
En vano ha intentado obtener la liberación de
varios sacerdotes, pero sin lograrlo. Desesperado, viajó a Roma para ver si el
Papa podía hacerle el milagro. Lo acompañó el Padre Juan Rivas, L.C.
Estando en San Pedro, Ángel se sintió desvanecer,
por lo cual lo sentaron en una silla de ruedas. El P. Juan pensó que era la
ocasión ideal para llevarlo a la sección de enfermos y acercarlo al Papa.
Cuando el Papa pasó frente a ellos, el P. Juan se
acercó y le dijo al Papa que Ángel era un atormentado y que nadie lo había
podido liberar. Entonces el Papa intentó hacerlo. No lo logró, en parte porque
fue algo improvisado, mientras que hay requisitos previos para poder hacerlo.
Ángel cuenta que él vio que los demonios "se hacían chiquitos", pero
siguieron allí.
El hecho es que a los dos días, el P. Juan hizo
otro intento, llevándolo con el P. Gabriele Amorth, quien es el exorcista
número uno en la Iglesia, autor de varios libros sobre exorcismo.
Ángel perdió el conocimiento durante el ritual y
los demonios que trae dentro comenzaron a hablar en latín y en italiano con el
Padre Amorth. Por esa conversación, el Padre Amorth logró saber lo que él mismo
declaró a la prensa, a saber, que esa persona está poseída por cuatro demonios,
y que esa posesión es una consecuencia y un signo.
Consecuencia, de que los obispos mexicanos no
hicieron nada cuando se aprobó el aborto en la Ciudad de México. Y signo, de la
liberación por la que México pasará una vez que se hayan liberado las diócesis
del mal que vino a raíz de la omisión de los obispos cuando se aprobó el
aborto, y cuyo efecto directo son los
homicidios en México. Por cada aborto habría un asesinato de parte del crimen
organizado, que entre otras cosas hacen sacrificios rituales y misas negras a
la "santa muerte" para obtener la protección del demonio en el
negocio del narcotráfico.
La liberación de México, señaló el P. Amorth, se
obtendrá una vez que los obispos se arrepientan de su grave omisión, y una vez
que se haga una gran cruzada en que los mexicanos consagren el sufrimiento que
están padeciendo mediante su ofrenda personal. Una mención particular se hizo
de la Basílica de Guadalupe, señalando que la Santísima Virgen está muy
ofendida de que en la Ciudad donde está su presencia, se estén cometiendo miles
de abortos. Después de que los obispos hagan ceremonias de reparación y México
sea liberado, entonces se podrá derogar la ley del aborto en la Ciudad de
México, origen de todos esos males que sufre la nación.
El P. Juan Rivas comentó a diversos medios que es
urgente comenzar con una cruzada de reparación y de liberación en todas las
diócesis del país, porque ningún esfuerzo del ejército o de la policía federal
va a lograr acabar con el flagelo de la violencia hasta que no se vaya a la
raíz que ocasionó ese mal. Mientras que los obispos no se arrepientan por su
pecado de omisión, insiste, y los mexicanos ofrezcan humildemente su reparación
y sufrimiento, el aborto y la violencia del crimen organizado seguirán
creciendo.
Visto en:
ultimostiempos.org