martes, 25 de junio de 2013

LOS FIELES DESOYERON A MONS. TAUSSIG

Los fieles desoyeron a Mons. Taussig
Se incluye un reportaje anterior a Caponnetto

Finalizada la primera de las dos jornadas que integran el 4º Ciclo de Formación Social que, para referirse a los padres Menvielle, Garvía Vieira y Furlog, se están realizando en San Rafael, Mendoza, podemos informar a nuestros lectores que el pueblo cristiano, acompañado de algunos valientes sacerdotes y haciendo caso omiso del consejo de Mons. Taussig, ha colmado la sala en las que aquéllas se llevan a cabo.
Situación que nos llena de esperanza, pues quiere decir que, a pesar de la enorme presión del Ordinario local, el sentido común ha prevalecido.
Nos han prometido los registros de las conferencias que se han pronunciado, lo cual pondremos a disposición de nuestros lectores oportunamente.
Mientras tanto, recordemos que en el segundo punto de su Comunicado, el Obispo dice:
Reiterar que no está autorizado para hablar en ningún ámbito de la diócesis de San Rafael.
Escribió "reiterar", porque en Mayo del año pasado, desde el púlpito de dos Iglesias, se había opuesto a la presencia de Antonio Caponnetto en la localidad de Gral. Alvear, aunque no lo haya puesto por escrito en esa ocasión.
En aquel momento, alguien nos envió un reportaje que un medio local le realizó al perseguido expositor y que copiamos abajo, del cual se concluye, como ya dijimos, que la principal diferencia con el Obispo, no son en realidad las críticas al Papa sino la vigencia de la Realiza Social de Jesucristo que para Taussig, como para la mayoría de los Obispos, es cosa del pasado.


EL FIN DE LOS TEMPOS EN GRAL. ALVEAR

(La Papolatría no es Católica)

Organizado por la Agrupación Formación Ciudadana, se llevó a cabo en Alvear el cuarto congreso de formación cultural católica, durante la jornada del pasado 12 de mayo, en vísperas de la Festividad de Nuestra Señora de Fátima. En esta ocasión el tema aglutinante fue el del Fin de los Tiempos.
Un sacerdote y dos laicos se dirigieron a la nutrida concurrencia, integrada por más de cien asistentes, que se arremolinaron desde la temprana y fría mañana en las instalaciones del Colegio Alvear, y permanecieron hasta bien entrada la noche. Al estudio siguió el fogón y la tertulia, la animada charla con los disertantes y un inusitado brío juvenil, entusiasmado por la calidad de los expositores.
Desde Buenos Aires fue invitado a pronunciar dos conferencias el Dr. Antonio Caponnetto, quien permaneció todo el fin de semana con los organizadores del Congreso, ocasión que nos permitió entrevistarlo para requerir sus impresiones y opiniones.
Nos parece particularmente pertinente escuchar este puñado de opiniones , teniendo en cuenta las muchas e inusitadas intervenciones del obispo, Monseñor Taussig, en orden a desalentar -y virtualmente prohibir- la simple asistencia de sacerdotes y de laicos católicos a las dos conferencias del Dr. Caponnetto. Caponnetto tiene un larga trayectoria como docente, investigador y escritor de marcada militancia católica, razón por la cual ha recibido apoyos y distinciones de hombres de Iglesia, dentro y fuera del país, a la par que por idénticos motivos ha sido y es blanco de muchas persecuciones por los enemigos declarados de la Cruz.
He aquí una síntesis del reportaje:
Dr. Caponnetto, ¿qué balance hace de esta Jornada de Formación Ciudadana?

-Estoy gratamente sorprendido. Vinieron muchos jóvenes, no sólo alvearenses, sino llegados también de San Rafael, de la ciudad de Mendoza, y hasta hubo unos participantes de la Patagonia. Procedían de ambientes parroquiales, escolares u hogareños. Siguieron con respetuosísimo interés las disertaciones, se me acercaron, me hicieron consultas bibliográficas, me pedían algún consejo, me hacían firmar mis libros. En fin, no tengo palabras para agradecerles tanta fidelidad a la Verdad, tantos deseos de servirla como católicos militantes, y tanto afecto a lo que uno representa, más allá de las propias limitaciones

Yo he visto que, incluso, los asistentes, le hacían firmar los ejemplares de la revista Cabildo que Usted dirige, y que es expresión del Nacionalismo Argentino.

-Es cierto y potencia mi gratitud y mi esperanza. Porque quiere decir que aún quedan muchos jóvenes que adhieren a este gran ideal polìtico sintetizado por San Pio X: Omnia instaurare in Christo. Todo debe ser instaurado en Jesucristo, empezando por la patria y las realidades sustantivas de la patria. Ese es el objetivo real por el que lucha el Nacionalismo Católico

-Pero, doctor, algunos dicen que es un ideal superado, que ya no estamos más en la Cristiandad, que no vale la pena dar batalla...
Pare un poco, mi amigo. Si eso que le dicen es el diagnóstico de un mal, el retrato de una enfermedad aborrecible, yo también estoy de acuerdo. Indudablemente ya no existe la Cristiandad ni quienes quieran librar el buen combate por ella. Pero una cosa es describir un tumor y otra querer tenerlo, aprobarlo o justificarlo. Jesucristo no dijo que nuestro deber de combatir se acaba en el siglo XIII, ni el Magisterio de la Iglesia consideró que el ideal de cristianizar y de evangelizar al mundo sólo tenía validez hasta tal o cual pontificado. Las palabras del Señor tienen vida eterna; y por lo tanto, en todos los tiempos y en todos los espacios hemos de luchar para que Cristo Reine. Releamos la parábola de los talentos, en el capítulo 19 de San Lucas: "En cuanto a mis enemigos, aquellos que no quieren que yo reine sobre ellos, traédlos y matadlos en mi presencia". Parece que Jesucristo no era el pacifista que nos presentan algunos lobos con piel de cordero.

Sin embargo Usted sabrá que en este tema de la reyecía social de Cristo, y de la consiguiente lucha por sostenerla, están los que sostienen la hermenéutica de la ruptura.

-Puedo admitir con dolor filial y con perplejidad creciente, que ciertas voces eclesiales dan por finalizada la obligación militante de propagar la fe católica en las estructuras temporales. Quienes así prediquen están en un serio error. Fue Juan Pablo II el que pidió “abrir de par en par las puertas a Cristo”, enfatizando “no tengáis miedo” de hacerlo. Esas puertas que pedía abrir incluían de un modo expreso las de la vida política. Recuerdo incluso que cuando Benedicto XVI asumió su pontificado, no sólo recordó y retomó estas palabras de su antecesor, sino que se permitió una fina ironía al respecto. Dijo que tenían razón en tener miedo quienes se seguían negando a abrir esas puertas. Porque de abrirlas de par en par, el Señor los habría despojado de la mentira, del robo, del crimen, etc. La exaltación de los arquetipos heroicos -hablemos claro:armados- como modelos de santidad, ha quedado plasmada para siempre en todos los altares de la Catolicidad. Si no, que remuevan cuanto antes las canonizaciones de San Luis o de San Fernando, entre tantísimas otras.

¿Se abordaron estas cuestiones durante el Congreso?

De algún modo sí. Sobre todo en la segunda conferencia que pronuncié. Pues allí propuse la toma de diez decisiones, y la necesidad de conservarlas con firmeza, a pesar de los pesares. Ese decálogo de decisiones puede sintetizarse en el anhelo de resistir al mal, y de oponerle a cada manifestación del mismo un bien singular, concreto y posible. Quienes más valoraron este aspecto fueron los mayores que estaban presentes: padres de familia, docentes, profesionales. Es que la esperanza –porque de esto hablé en definitiva- siempre es más apreciada por los que ya andamos pisando la vejez.

Dr. Caponnetto,estas referencias suyas, de carácter positivo, a los últimos pontífices, ¿cómo se conjugan con algunas observaciones críticas hacia ellos que le hemos leído?
Se conjugan sin dificultad alguna. El Papa -se llame como se llamare es el Vicario de Cristo- y cada vez que se pronuncia ex catedra le debemos acatamiento. Aún cuando se pronuncie sobre otras cuestiones le debemos respeto,caridad y atención. Pero la papolatría no es católica, la obsecuencia incondicional e irracional tampoco. De modo que si el Santo Padre emite opiniones sobre aspectos opinables y discordamos fundadamente con ellas, esta discrepancia no es sólo un derecho sino una obligación. Hay una larga doctrina al respecto en la tradición eclesiástica. Desconocer esta obligación de los súbditos a señalarle, respetuosa y responsablemente, a los pastores sus yerros, es estar fuera del Magisterio de la Iglesia; no lo contrario.

¿Habrá próximas visitas suyas a Alvear o a San Rafael?

Sólo depende eso de la renovada hospitalidad de Formación Ciudadana, y de que Dios quiera darme salud para seguir discurseando por cuanto pago de la patria me llaman. Incrementa además el deseo de seguir apostando a estas tareas formativas, la constatación de que a los protervos les molesta. ¡Ay de nosotros si nos auspiciaran los mercenarios! De modo que, entre el entusiasmo contagioso de los jóvenes , la fidelidad de los adultos y los ladridos de los perros, nos sobran las ganas para seguir adelante.