Los argentinos ya estamos acostumbrados. Cada feriado
conmemorativo de alguna fecha patria, gesta nacional o
recordatorio de algún prócer, nos enteramos que el kirchnerismo
no es contemporáneo ni la Cámpora se gestó en los ‘70. Muy por el
contrario, hemos descubierto con no poca sorpresa que ya en las
dinastías egipcias, en las campañas napoleónicas e inclusive
formando parte de los aguerridos guerreros angoleños el
movimiento kirchnerista con su fuerza de choque La Cámpora daba su
presente con estentórea voz en las páginas más importantes de la
historia universal. No importa si por una pachodonelliana
versión nuestra exitosa abogada supuso a los nativos de Angola
formando parte de los ejércitos patrios cuando en realidad
integraban las fuerzas imperiales del Brasil al mando del marqués
de Barbacena, derrotadas en la batalla de Ituzaingó por nuestro
ejército al mando del General Carlos Mar de Alvear. Es apenas un
detalle menor que los militantes seguramente pasarán por alto.
¿Qué nuevo descubrimiento nos deparará el próximo 9 de Julio?
Tal vez que Narciso de Laprida haya sido un exitoso abogado
instalado en nuestra Patagonia cuyos devotos discípulos
llegarían algún día a ocupar puestos de importancia en el gobierno
Patrio. Ya nada nos podría sorprender en este tema.
Pero sí nos sigue sorprendiendo la Presidente en cada discurso
con sus absurdos, desenfrenados y agresivos ataques a todo aquel
que se le cruce en su camino. Sin el más mínimo fundamento jurídico,
pese a sus blasones académicos, intenta convencernos de que la
Justicia no es un Poder independiente y debería, al igual que el
legislativo, arrodillarse a sus caprichos y aplaudir
efusivamente cada una de sus decisiones. “Nosotros pusimos esta
Corte para otra cosa” (Zannini dixit)
Pero señora, mala suerte. La Justicia o sea el Poder Judicial es
uno de los tres… … … .. pero para qué voy a seguir diciendo algo que es
tan claro que un aspirante a ingresar a la carrera de derecho lo sabe
de memoria. Le doy un consejo: Lea la Constitución Nacional. Ya
sé que tiene partes difíciles de entender y, más difícil aún
resulta conciliar unos artículos con otros y comprender cabalmente
su significado.
Admito que Ud., como exitosa abogada, tal vez se haya dedicado a
litigar y su fuerte sean los códigos de fondo y de forma, pero una
leídita no le vendría mal. Inclusive con el cuerpo colegiado de
ilustres abogados con los cuales Ud. cuenta, todos fervientes
demócratas, podría sacarse las dudas sobre los puntos confusos o de
difícil interpretación. No me caben dudas de que las Dras. Conti,
Garré, Lubertino, o los catedráticos Kunkel, Zannini, Aníbal
Fernández, inclusive el Defensor del Pueblo de la ciudad de
Buenos Aires, Dr. Kestelboim. Todos ellos son fieles defensores de
las Instituciones y partidarios de la independencia de los
tres poderes y de la democracia a ultranza — ya lo demostraron en
los ‘70 -, seguramente le sabrán desentrañar los secretos de la
Constitución Nacional
No se engañe señora Presidente, la Justicia es un poder
independiente, el último que nos queda y sería muy lamentable para
la Nación que Ud continúe con su irracional e ilegítimo ataque,
¿No comprende que se trata de uno de los pilares de la democracia?
No se deje engañar por los excesivamente efusivos aplausos de su
Vicepresidente. Su actuación tiene un interés personal: Resulta
que la causa que se le sigue por enriquecimiento ilícito la
instruye el Juez Lijo; pobre Amado no tuvo la suerte que tuvieron Ud. y
su esposo (q. e.p. d.) de ser investigados por el Dr. Oyarbide.
¿Recuerda con que eficiencia y celeridad archivó la causa? ¿Y el
fiscal que justo ese día tenía paperas y no apeló?
Imagínese Ud. lo que sería la Justicia si no tuviéramos jueces como el Dr. Oyarbide… .
Piénselo Dra. intentar destruir al Poder Judicial resulta una
gesta harto difícil. Su resultado es incierto y absolutamente
negativo: Si no logra su objetivo sus acciones irán a parar al
sótano, su descrédito sería la comidilla internacional, y si por
algún misterio lo llegara a conseguir, entonces quien
desaparecería de la faz de la tierra sería la REPÚBLICA ARGENTINA.
PIÉNSELO CRISTINA.
Autor: Juan Manuel Otero