De la misma manera en que un contacto me hiciera llegar el contenido de este correo, siento como Cristiano y Nacionalista la obligación de reenviar a los mios, además de publicarlo en este blog tratándose de previstas y cobardes venganzas a que serían sometidos los vencedores de la guerra en la que se enfrentò a la atea y perversa subversión gramsciano-marxista.
Tras
la muerte del Teniente General Videla por hemorragia interna el 26 de
mayo, tras una lenta agonía de diez días sin atención médica, el
miércoles 29 de mayo a las 12.30, el director del Servicio Penitenciario
Federal —VICTOR HORTEL— se constituyó en las instalaciones de la Unidad de Detención de Ezeiza.
No bien llegó, procedió a ordenar el corte de la línea directa de la sala de videoconferencias y mediante la Disposición 1244 —un "traslado con efecto"— dispuso
que los internos de mayor edad que estaban detenidos en el penal de
MARCOS PAZ fueran llevados a EZEIZA. Ellos eran Marcelo Barberis, Juan
Manuel Bayón, Lucas Billich, Eduardo De Lío, Hugo Delmé, Hugo Fantoni,
Vicente Forchetti, Horacio Luján, José Madrid, Emilio Felipe Picabea,
Luis Alberto Rodríguez Vázquez, Julio Héctor Simón, Julio Alberto
Tommassi, Mario Torres y Martín
Zuñiga.
A
su vez, ordenó que todos los marinos que estaban alojados en el
Hospital Penitenciario sean trasladados de inmediato a MARCOS PAZ, aún
siendo también pacientes de riesgo.
Los
castigados con la inminente falta de atención médica fueron Jorge
Eduardo Acosta, Adolfo Donda, Carlos Capdevila, Víctor Olivera, Carlos
Guillermo Suárez Mason (h), Carlos Capdevilla, Miguel Ángel Rodríguez,
entre otros, tras una exhaustiva requisa de todas sus efectos
personales, que le restituyeron parcialmente luego del brutal éxodo
compulsivo de los catorce enfermos que convalecían en el dispensario de
la penitenciaría, denominado “HOSPITAL PENITENCIARIO C1”, sito en
Constituyentes S/Nº de la localidad de EZEIZA.
Aquella apresurada y absurda disposición fue tomada por el Dr. JUAN PABLO SALAS, integrante de “la cámpora” y
actual magistrado subrogante de los juzgados federales N° 1 y 3 de
Morón, que oficia como Juez de Ejecución con jurisdicción en MARCOS
PAZ. Estos tribunales tienen su sede en calle Crisólogo Larralde 673 –obviamente en Morón– y sus teléfonos son: (011) 4483-1443 (011) 4483-1443 / 4627-9900 4627-9900, por si alguien tiene alguna duda.
En
ese estado, intervino de inmediato el abogado defensor de los marinos,
el Dr. GUILLERMO JESÚS FANEGO, quien interpuso un RECURSO DE HÁBEAS
CORPUS a favor de parte de los trasladados, con inminente riesgo de
vida. VÍCTOR HORTEL, le contestó a la Jueza Federal titular del TOF Nº 5
que el Complejo Penitenciario Federal Nº 2 de MARCOS PAZ estaba en
condiciones de atender enfermos terminales. Pero la Jueza
siendo la propia Presidente de ese alto Tribunal, la Dra PALLIOTTI,
inmediatamente se constituyó en la Prisión de Máxima Seguridad de MARCOS
PAZ, donde constató que el “hospital” que pretendidamente funciona en
esa dependencia del SPF está inoperante e inactivo, de donde se infiere
que HORTEL mentía una vez más.
Por
ello la Dra PALLIOTTI ordenó que, en forma inmediata, los afectados que
corrían peligro de muerte, sean llevados al Hospital Naval de Buenos
Aires a recibir el tratamiento adecuado a sus respectivas afecciones,
previo a ser reintegrados a EZEIZA.
A todo esto, el flamante Ministro de Defensa, Ingeniero Agrónomo AGUSTIN ROSSI,
en una de sus primeras medidas prohibió que los prisioneros militares
sean atendidos en los Hospitales Naval, Militar o Aeronáutico.
Aparentemente fundamentado en dicha resolución, el Recurso de Hábeas Corpus fue apelado por integrantes de “la cámpora” pero el Juez Federal de MORÓN, que recordemos que oficia como juez de ejecución jurisdiccional, el camporista Dr. JUAN PABLO SALAS, ordenó que se traslade a los recurrentes al HOSPITAL MUNICIPAL DE MARCOS PAZ “DR HECTOR J DAGNI”,sito en Leandro N Alem 250 de esa localidad (Teléfono:
(0220) 477-1333 y (0220) 477-1333.
La maquiavélica planificación de este martirio se le ocurrió a VICTOR HORTEL (a) “Negro de Mierda”, según el mismo se autodenomina. Como todos saben, HORTEL es uno de los más caracterizados militantes de “la cámpora”, por lo que fue premiado con el cargo de Director del SPF, donde organizó el conocido “Vatayón Militante”, integrado por a
Esta suerte de dispensario precario, que decididamente no es un hospital, está a cargo del Dr MIGUEL CASTELLVI.
Al llegar los enfermos del Presidio, el Dr CASTELLVI manifestó que se niega a atenderlos por razones personales. En una palabra, quien
se desempeña como “director del hospital” ya les adelantó verbalmente a
sus nuevos pacientes-víctimas que, según sus principios políticos, se
niega a atenderlos.
Es
más los alojó frente en el lugar más aislado del lugar, junto al patio
donde se depositan los residuos patológicos, y en el cuarto contiguo al
pabellón de “terminales”, leprosario donde agonizan los tuberculosos sin
esperanza de cura.
Como
ya informé a principios de la semana, los militares están sin
especialista alguno ni tratamiento, ni medicación. Situación que también
fue constatada por el Defensor, el Dr GUILLERMO FANEGO, quien informó
esta dramática situación a la Cruz Roja Internacional.
La
habitación donde están alojados los cinco marinos más graves: el
Capitán de Navío Carlos Guillermo Suárez Mason (con una seria afección
cardíaca de la cual fue operado), el Capitán de Fragata Jorge Eduardo
Acosta, el Capitán de Fragata Médico Carlos Capdevilla, Capitán de
Fragata Miguel Rodríguez y el Suboficial Primero de la ARA Víctor
Olivera (diabético y con un tumor en la cabeza) es lo que se conoce como
el "pabellón de indigentes" del "Hospital" Municipal de Marcos Paz.
Tal
como indiqué tras conocer el lugar personalmente, el “hospital” en
cuestión no es más que una salita precaria todo el dispensario en
general, sin médicos ni medicinas.
El
cuarto donde fueron depositados los tiene cinco metros por tres, y
allí, cual lata de sardinas, se emplaza una cama al lado de la otra.
Vale decir que sólo pueden permanecer acostados, ya que pueden caminar
de a uno por el estrecho pasillito que divide el pie de la cama con el
paredón, donde pululan los escorpiones entre los lamparones de humedad y
las moscas.
Por ejemplo, la madre del Capitán Carlos Guillermo Suárez Mason (h) tuvo que comprarle a su hijo los medicamentos más básicos –que no se le suministran–
como estreptocarbocaftiazol, medicamentos para la presión, aspirinetas,
warfarina sódica (anticoagulante cardíaco) así como también
antifebriles y agua mineral embotellada.
Ya cité llegar a Leandro N Alem 250 de MARCOS PAZ es una odisea, y el horario de visita sumamente escueto: de 16:00 a 17:00.
Debo decir que tampoco alimentan a estos expiantes en forma adecuada.
Además
el único sanitario que hay en el sitio infecto que visitamos el
viernes último es ridículamente pequeño y es compartido por los cinco
prisioneros más los diez guardias que los custodian en el exterior.
A los pobres mártires les han soldado la única ventana que da al patio de basura orgánica, abertura que también está clausurada.
Hay
una sola bombita eléctrica funcionando, lo que significa, en
definitiva, que esta gente está siendo torturada también por falta de
luz y aire. Para colmo el agua para beber está contaminada por las napas
freáticas.
Hay
diez guardias armados del Servicio Penitenciario Federal en el
exterior, que, por razones de seguridad no dejan abrir la puerta donde
yacen los ancianos, por lo que el vaho imperante es insoportable e
insalubre.
Si
bien los alojados allí están con problemas de salud, informo también
que el lugar está invadido por las moscas y otras alimañas —que pululan las paredes impregnadas de moho—
por lo que tienen gran posibilidad de agravarse ya que la humedad en
las tapias produce la bacteria que genera trastornos pulmonares.
En una palabra, les están acelerando la muerte. Su
ejecución, decidida directa o indirectamente por Cristina Fernández de
Kirchner, es por medio de estos tormentos y el suplicio que están
abnegadamente soportando.
El
atroz escenario que describo deja expuesta las diversas situaciones de
crueldad, torturas, abandono y falta de atención médica hacia un grupo
humano determinado: los viejos integrantes de las FFAA y de Seguridad
que prestaron servicio durante la guerra contra el terrorismo en la
Argentina durante la década de 1970.
Este
estado de cosas configura lo que está definido como la violación de
derechos humanos elementales de ese conjunto de personas, sean ellas las
mejores o las peores.
Y ello es inadmisible en el Estado de Derecho, en el cual se supone que la vida es sagrada.
Carlos Marcelo Shäferstein
L.E. 8.565.804
CIUDAD DE BUENOS AIRES, 26 de junio de 2013