Cuarta nota
A continuación de esta cuarta nota, publicamos la segunda, titulada EL ACUERDO CON IRÁN HA CREADO UNA SUGESTIVA NERVIOSIDAD Y PROVOCA OBJECIONES MUY EXTRAÑAS, que no pudo ser incorporada antes.Cerramos el tratamiento del Memorando firmado con Irán, con la reproducción de un artículo aparecido el 17-2-13 nada menos que en Página/12. En él se podrá comprobar la dependencia que tuvo el fiscal Nisman respecto de la Embajada de EE. UU., a la hora de redactar el exhorto enviado a Irán.La Redacción
¿Tenemos la verdad o una ominosa mentira?
Si ya tenemos la verdad, ¿para qué necesitamos una Comisión de la
Verdad? ¿O es que el gobierno duda de la verdad descubierta por la
Justicia argentina?
La frase fue lanzada como un desafío por un senador puntano, cuando
languidecía el debate en esa Cámara del Parlamento sobre el Memorando de
Entendimiento con Irán.
Y ese senador, estimo que sin quererlo, metió el dedo en la llaga.
Porque nuestro drama es que los magistrados judiciales que actuaron en
el caso AMIA, desde el Dr. Galeano hasta los Dres. Nisman y Canicoba
Corral, no descubrieron la verdad, sino que armaron una gran mentira,
para ocultar la verdad.
Efectivamente, así es, senador: el gobierno desconfía de la “verdad” de los Dres. Nisman y Canicoba Corral.
Y creo que la presidente recurrió al subterfugio del Memorando y su
Comisión de la Verdad, para que cinco juristas internacionales dijeran
lo que ella seguramente sabe y no puede o no quiere decir: que nuestros
magistrados mintieron, que no tenemos una sola y mísera prueba contra
los iraníes, que todo fue armado a pedido y a gusto y paladar de EE.UU. e
Israel porque necesitaban un “casus belli” contra los ayatollah. Y debe
saber también que, con esa acusación irresponsable, nos metieron en
el ojo de la tormenta que se avecina en Medio Oriente, de la cual es
indispensable y urgente que nos “despeguemos”.
Y ahora que EE.UU. parece alejarse paulatinamente de las aventuras
bélicas que Israel prepara contra Irán, la Sra. de Kirchner puede estar
aprovechando la ocasión para deshacer, en forma más o menos elegante y
sin demasiado costo político para ella, el descomunal entuerto armado
por los Dres. Nisman y Canicoba Corral. La presidente no puede cambiar
de dirección en 180 grados, sin recurrir a este “álter ego” de la
Comisión de la Verdad, porque hasta hace dos años ella era una de las
más fervorosas propulsoras de la acusación contra Irán. Necesita a
alguien que le saque las papas del fuego.
En política, y en el tablero internacional con más razón,
periódicamente se da vuelta la tortilla y suceden estas cosas. ¿No
hubo acaso hasta hace poco una alianza de los hoy opositores al gobierno
con su antes odiado Menem? ¿Y no hay ahora una alianza con el mismo
“demonio” riojano de quienes, en 2007, se tocaron los testículos cuando
lo vieron jurar en el Senado? ¿No apoyó acaso la DAIA a Galeano hasta
acompañarlo en el soborno a Telleldín, y ahora lo tiene crucificado al
mismo ex juez?
Y si se desea un caso arquetípico de la política internacional, ¿no
firmaron Stalin y Hitler una alianza “de hermanos” para guerrear contra
Francia e Inglaterra en 1940, y terminaron siendo enemigos a muerte en
1944?
Lo que se viene
Una vez que el Senado dio media sanción al acuerdo con Irán, y ante
la creencia de que su aprobación por Diputados debe darse por descontada
y que se producirá la próxima semana, el interrogante que se nos
plantea es hasta dónde llegará la presidente en este vuelco de su
posición en el caso AMIA.
Puede ser que, una vez que la Comisión de la Verdad compruebe que no
tenemos prueba alguna contra los iraníes, fumemos la pipa de la paz con
Irán, y ahí termine todo. En ese caso, el expediente judicial volverá a
dormir en algún cajón de la Fiscalía del Dr. Nisman, o del fiscal que
eventualmente lo reemplace, y nunca sabremos la verdad.
La solución de arreglar el berenjenal que armaron los magistrados
judiciales y luego mandar el expediente a “descansar en paz”, sería el
verdadero ”punto final” a que aludió una familiar de las víctimas. Eso
sería muy conveniente para Israel, y podría constituir el eje de un
nuevo “statu quo” de ese país y sus aliadas (la DAIA y La AMIA) con el
gobierno argentino. Es el mismo, aunque no reconocido, acuerdo que
existe entre el gobierno de Tel Aviv y el nuestro en el caso del
atentado contra la Embajada de Israel: que quede paralizado “sine die”.
La Corte Suprema no toca ese expediente desde 1997, es decir desde hace
16 años, con el consentimiento (y, muy probablemente, debido a un pedido
reservado) del Estado de Israel, que es el único querellante en ese
caso. Y no lo toca desde que una pericia indubitable e inatacable, hecha
por la Academia Nacional de Ingeniería y el Departamento de Explosivos
de la Universidad Nacional de Tucumán, demostró que la explosión se
produjo adentro del edificio de la Embajada y que no existió un coche
bomba como adujo la “historia oficial”. Desde ese día la Corte “cajonea”
el expediente e Israel guarda silencio.
Pero llegar a un nuevo acuerdo con el tandem Israel-AMIA-DAIA,
para poner “punto final” al caso AMIA luego de concluir la labor de la
Comisión de la Verdad, le significaría al gobierno argentino tener que
soportar la permanente e indignada protesta pública de los familiares
de las víctimas que, con toda seguridad, no se quedarán quietos en ese
caso.
Y si de protestas indignadas se trata, la Casa Rosada tiene bastante
con la de los familiares de las víctimas de la tragedia ferroviaria de
Once. ¿Querrá sumar esta otra?
La causa por el atentado a la Embajada de Israel pudo ser “cajoneada”
impunemente por la Corte Suprema porque en ella, insisto, la única
querellante es la propia Embajada israelí, y las víctimas judías eran
ciudadanos israelíes, a quienes Tel Aviv puede mantener en silencio con
facilidad. En el caso AMIA, las 53 víctimas judías fueron todas
argentinas, a cuyos familiares difícilmente pueda hacer callar el
gobierno israelí.
Ésa es la diferencia, y ése es el escollo que tiene el poner “punto
final” en el caso AMIA, luego de que la Comisión de la Verdad compruebe
que no tenemos pruebas contra los iraníes.
A su vez, seguir adelante con la investigación hasta las últimas
consecuencias, luego de la labor de la Comisión de la Verdad, será
enfrentar de lleno a Israel. Porque, si no fueron los iraníes, las
sospechas recaerán inmediatamente sobre quienes acusaron permanentemente
al país persa en forma tan ligera como irresponsable. Y ese acusador
tiene nombre y apellido: Tel Aviv. Tal sospecha crecerá exponencialmente
cuando los iraníes mencionen ante esa Comisión, como seguramente lo
harán, que en el caso AMIA también existe una pericia hecha por el
Departamento de Explosivos de la Universidad Nacional de Tucumán, según
la cual la explosión se produjo, con toda seguridad, adentro del
edificio de la calle Pasteur, y que jamás hubo una Trafic-coche-bomba.
La comunidad de argentinos de fe judía debería preparar su espíritu
para ese momento que, a este paso, llegará inexorablemente y lo hará más
temprano que tarde. La verdad suele ser muy dura.
Nuevas objeciones
1.- La AMIA recurrirá ante la Corte Suprema para que se declare la
inconstitucionalidad del Memorando, ya que el art. 109 de la
Constitución Nacional prohíbe al Poder Ejecutivo arrogarse el
conocimiento de procesos judiciales (de un directivo de la mutual judía).
Con este acuerdo, el Poder Ejecutivo no hace más que ayudar en la
investigación, como lo hizo durante años la Comisión Bicameral de
Seguimiento del caso AMIA, que funcionó hasta 2002. Conviene remarcar
que la Comisión de la Verdad no pasa de ser un cuerpo de especialistas
ante el cual cada parte podrá mostrar sus pruebas y, de paso, las
autoridades judiciales argentinas podrán interrogar –no indagar- a los
imputados. Luego, el fiscal y el juez de instrucción nuestros quedarán
en libertad total para indagar a dichos imputados, si de la audiencia de
marras surge “motivo bastante para sospechar” la culpabilidad de ellos
(art. 294 del Código Procesal Penal). La garantía que el Memorando
ofrece a ambas partes es que todos estarán presentes y vigilantes en
esa audiencia, y que la presidirán cinco juristas de prestigio
internacional.
En un conflicto diplomático como el que han creado los Dres. Nisman y
Canicoba Corral con su desaprensiva acusación a los iraníes, el logro
de esa audiencia es muy valioso, y de ninguna manera vulnera la
Constitución Nacional. Si algún día se pronuncia la Corte Suprema sobre
ese punto, se comprobará que es acertado lo que afirmo.
2.- El defecto principal del acuerdo es que no contempla que Irán
ya rechazó las imputaciones que le hizo la Sra. de Kirchner en la
Asamblea de la ONU en setiembre de 2010 (del segundo editorialista político del diario La Nación).
Dije en mi nota anterior que el diario La Nación estaba cayendo en la histeria y aún en la comicidad en este debate.
En efecto, la ocurrente afirmación del editorialista parece formar
parte de alguna antología del dislate, y no de una nota seria de un
medio que se precia de serio.
Si Irán hubiera aceptado las imputaciones efectuadas por nuestra
presidente en 2010, ¿a santo de qué habrían negociado trabajosamente
ambos países durante dos años para llegar a acordar el Memorando?
Convendría que alguien le informe al editorialista de La Nación que,
cuando hay coincidencia total entre dos países sobre un punto,
comúnmente no suelen perder el tiempo negociando la forma de ponerse de
acuerdo sobre ese punto. Otro tanto sucede entre los particulares: si
dos personas están totalmente de acuerdo en los términos en que zanjarán
un diferendo, no necesitan buscar un mediador que zanje el diferendo…
El asunto es sencillo, y estoy seguro de que, si el diario La Nación y
su editorialista político recobran la cordura y la seriedad, luego del
ataque de histeria y comicidad que sufren, lo entenderán en forma
rápida. Es de esperar que así sea.
3.- La Argentina irá a esa audiencia, no a pedir, sino a dar explicaciones (del mismo jocoso editorialista).
¿En qué artículo del Memorando se establece que en la audiencia, o en
alguna otra instancia, ambos países deben dar o recibir explicaciones?
El texto es clarísimo:
… las autoridades de Irán y de la Argentina se enviarán entre
ellas y a la Comisión la evidencia y la información que se posee sobre
la causa AMIA (art. 3).
La Comisión y las autoridades judiciales argentinas e iraníes se
encontrarán en Teherán para proceder a interrogar a los cinco iraníes… (art. 5).
Interpretar que de ello surge nuestra obligación, expresa o
encubierta, de dar explicaciones, forma parte del reino de la fantasía o
de la comicidad en el que, insisto, parecen haber caído el diario La
Nación y su editorialista, luego de pasar por el de la histeria.
¿O será que el editorialista y su diario, así como otros medios,
saben desde ya que no tenemos evidencia alguna para enviar a la Comisión
de la Verdad, y eso es lo que los preocupa tanto?
4.- Timerman admitió que sólo podrán ser interrogados los cinco
iraníes que tienen pedidos de captura de Interpol. Los otros tres, no (del mismo jocoso editorialista).
Pero si Interpol no emitió la captura para los otros tres iraníes
irresponsablemente acusados por los Dres. Nisman y Canicoba Corral,
¿cómo se lo podría interrogar? ¿Pasando por sobre Interpol y burlándonos
de sus resoluciones? ¿No somos un país parte de Interpol nosotros? ¿O
pretende el editorialista que, para dejarlo conforme a él, violemos el
Tratado de creación de Interpol que suscribimos desde el primer día?
Otra más para la antología del dislate. Y van…
5.- Si Irán no colabora y todo sale mal, no habrá pronunciamiento
de la Comisión de la Verdad, y sin ese pronunciamiento la Justicia
argentina no podrá dar un solo paso (nuevo dislate del editorialista).
¿El diario La Nación no tiene algún abogado de buena voluntad que le
explique a su editorialista estrella (porque vive en la estratosfera, al
parecer) que si Irán no colabora, la Argentina puede denunciar el
Tratado por incumplimiento de la contraparte con graves consecuencias
de desprestigio y aislamiento para el incumplidor?
O, en todo caso, que alguien le acerque al editorialista estrella mi
segunda nota en la que expliqué detalladamente las consecuencias
negativas que aparejaría a Irán su incumplimiento.
Por otro lado, aún ahora, nada del Memorando impide a los Dres.
Nisman y Canicoba Corral seguir adelante con la causa AMIA. Y si el
fiscal y el juez de instrucción avanzan aunque sea un milímetro en estos
días en que aún estamos “libres” del “cerrojo” del Memorando, nos
vendría muy bien, pues desde 2008 a esa causa la tienen totalmente
paralizada y “cajoneada”. ¿Por qué no aprovechan para avanzar antes de
que el Memorando se los “impida”…?
Dejo sin poner en evidencia muchos otros dislates del editorialista
estrella del diario La Nación, porque mis lectores podrían llegar a
pensar que tengo alguna inquina personal contra él. Además, de comicidad
y dislates ya estamos llegando a la sobredosis.
De todos modos, tendremos que prepararnos para leer y escuchar más y
mayores dislates para cuando comience a ejercer como nueva asesora
estrella de la DAIA, la xenófoba y discriminadora Pilar Rahola. La
señora Rahola es una deslenguada catalana que fue vicealcaldesa de
Barcelona y odia y desprecia a los árabes y al resto de los musulmanes.
De su boca suelen salir los más soeces epítetos contra todo lo que no
sea blanco y europeo. Pronto conoceremos sus dislates.
Se me ocurre que los directivos de la DAIA, al designar como asesora a
esa impresentable y discriminadora representante de lo peor de la
xenofobia europea, están dando muestras de sufrir, también ellos, un
ataque agudo de nervios. ¡Mala señal!
Con el gobierno como amigo, el Memorando no necesita enemigos
El mayor obstáculo que existe para que el Memorando goce de credibilidad y comprensión es el gobierno argentino.
En primer lugar, porque la oposición tiene razón cuando dice que la
presidente ha cambiado su postura. En 2010, la señora de Kirchner aún
invitaba a la dirigencia de la AMIA y de la DAIA a subirse al Tango Uno
para que la escucharan atacar y acusar duramente a los iraníes ante la
Asamblea General de la ONU, tal como hizo su finado esposo desde 2004. Y
ahora se sienta a dialogar con Irán, llevando a sus ex amigos de la
DAIA y la AMIA, no a Nueva York a bordo del Tango Uno, sino al borde
del ataque de nervios.
Por otro lado, es tan pobre (y a veces tan torpe) la defensa y las
explicaciones que ofrecen los voceros del gobierno sobre el acuerdo con
Irán, que nos invita a decir: “con tales amigos, el Memorando no
necesita enemigos”.
Hasta la forma de anunciarlo a los argentinos y al mundo (¡por varios “mensajitos” de twitter de la señora presidente de la Nación…!) fue poco seria.
El Memorando nació baldado ante los ojos de los observadores
argentinos imparciales. No digo ya ante los ojos de los opositores de
profesión y vocación que, sin haberlo leído, lo fulminaron con cualquier
pretexto… porque bogaba y porque no bogaba.
A ello debo agregar una sorprendente experiencia personal. En la nota
anterior informé a mis lectores que el 13 de este mes, entregué en la
Casa Rosada una carta personal dirigida a la Sra. de Kirchner,
felicitándola por el paso dado con el Memorando. En esa carta aclaré que
lo hacía al margen de toda postura política partidaria, del signo que fuere, porque consideraba que…estamos, con toda seguridad, ante cuestiones de Estado y no simplemente políticas, y menos aún partidarias.
Luego de entregarla fui a la sede de TELAM, la agencia noticiosa
oficial, para darle una copia a sus directivos y proponerles hacer una
mesa redonda con algunos opositores al Memorando, como una forma de
disipar las dudas y las sospechas que ya existían sobre él. A la
entrada, en la planta baja, me atendió un joven de buena voluntad de la
guardia de seguridad… Debí llamar por el interno a cuatro
“funcionarios” distintos (al presidente, al jefe de redacción, al jefe
de políticas y al de judiciales). La secretaria de uno, luego de
consultar con su jefe, me “sugería” hablar con el escalón que seguía más
abajo. Al final, la secretaria del último eslabón de la cadena de
mandos me dijo que ahí todos estaban ocupados, y que dejara la nota en
“la ventanilla de la izquierda”. Me fijé: era la ventanilla para
proveedores… Se lo hice notar a la secretaria del último eslabón. “No
importa, déjela igual ahí. Ellos la van a subir luego”, fue su respuesta
imperativa. La dejé.
Regresé a la casa de gobierno y pedí hablar con algún periodista de
la Sala de Prensa que perteneciera a un medio oficial o adicto,
aclarando el motivo que me llevaba. Luego de varios minutos, vi llegar
hacia mí a una persona de aspecto bonachón. “Soy periodista de un medio
privado del interior. No soy peronista. Vengo yo, porque nadie de los
medios oficiales desea hablar con un ‘peronista histórico’ como usted”,
me dijo. “Tienen miedo de ‘meter la pata’ y que los reprendan desde
arriba. Es algo parecido a la autocensura”. Charlamos un rato. Me pidió
varias copias de mi nota a la presidente para entregárselas a sus
compañeros de la Sala de Prensa. Se las di. No pude hablar con nadie
más.
Durante los días siguientes revisé los despachos de TELAM y los
ejemplares de los muchos medios oficiales y oficialistas existentes.
Ninguno publicó una línea sobre las felicitaciones que un crítico de la
presidente le enviaba por su decisión de dialogar con Irán.
Lo dicho: con esos amigos, el Memorando no necesita enemigos.
Pretextos para no dialogar
También informé en mi nota anterior que el 13 de este mes invité a
los tres juristas que asesoran a la AMIA y a la DAIA, los Dres. Pablo
Lanusse, Luis Moreno Ocampo y Daniel Sabsay, a dialogar públicamente
sobre los aspectos jurídicos del Memorando. Van diez días desde que
formulé tal invitación. Uno de ellos aún no da señales de vida. Otro
tampoco respondió, pero unos días antes yo lo había invitado a tomarnos
un café y charlar sobre el Memorando, y él me había respondido que lo haríamos una vez que terminara su labor como asesor de la AMIA y de la DAIA… Es decir, cuando la charla ya fuera inocua.
Y el tercero me envió un mensaje con motivos tan endebles para
rechazar el diálogo conmigo, que más parecían simples pretextos. No
puedo transcribirlos porque me indicó que ese mensaje suyo era
confidencial… es decir, también inocuo.
Si los tres juristas de la AMIA y de la DAIA se niegan a dialogar
sobre el Memorando, en público y aún en privado, con un colega que opina
diferente a ellos, ¿quién lo hará?
¿Qué miedo ha invadido al gobierno y a sus opositores que nadie
acepta dialogar sobre una cuestión de tanta importancia para nuestro
país?
Quizás la respuesta esté en la primera parte de esta nota: ¿Tenemos la verdad o una mentira?
Tenemos una ominosa mentira que nadie se anima a blanquear porque,
¡ahí, sí, hay que tener espaldas (y algo más…) para resistir la ira de
Israel, la AMIA y la DAIA!
Habría que averiguar, también, si los EE. UU. están dispuestos a
“bancar” una investigación a suerte y verdad, a fondo, en la que el FBI
y la CIA, y sus aliados del Mossad y del Shin Beth podrían quedar
salpicados… o algo peor.
Porque conviene repetir que los EE. UU., junto con Israel, fueron los
inventores de la pista Irán-Siria-Líbano-Hezbollah-Edul, en un tiempo
en que ambos países, agresores seriales en el tablero de Medio Oriente,
creían que podrían destruir a los ayatollah como hicieron con Saddam
Hussein en Irak, y Khaddafy en Libia.
Pero, si bien es cierto que un diálogo de esa naturaleza, jurídico y
educado pero sin concesiones, molestaría a algunos dirigentes, también
lo es que se lo merecen los familiares de las víctimas, lo reclaman
todos los argentinos, y lo necesita la nación.
Hoy más que nunca, sólo la verdad nos hará libres, y nos evitará
vernos gratuitamente enredados, sin beberla ni comerla, en un conflicto
que podría ser muy violento, si Israel ataca a Irán como es su
permanente y afiebrado deseo.
Como apéndice, les envío el texto de la carta que entregué en la
Cámara de Diputados de la Nación, de la cual estoy a la espera de
respuesta:
Buenos Aires, 18 de febrero de 2013.
Señor secretario parlamentario
H. C. de Diputados de la Nación
Lic. Gervasio Bozzano
De mi mayor estima:
En mi carácter de diputado nacional (m.c.), me dirijo a usted para
solicitarle ser invitado a participar y hacer uso de la palabra en la
audiencia que, las respectivas comisiones de esa H. Cámara, efectuarán
próximamente para considerar el Memorando de Entendimiento con Irán.
Mis antecedentes para este caso son:
- Diputado Nacional m. c. (1973/1976)
- Embajador Extraordinario y Plenipotenciario (1989/1992)
- Asesor presidencial en temas de Política Exterior (1990/1992)
- Abogado defensor de Alberto Kanoore EDUL, imputado en la causa AMIA.
- Autor de libro “AMIA, Embajada: ¿Verdad o fraude?”, que acompaño.
Sin más, y agradeciendo desde ya su gentileza, lo saludo cordialmente.
Juan Gabriel Labaké