Queridos amigos:
Cuando José Hernández escribe
en uno de los versos del Martín Fierro la frase “hasta el pelo más delgado hace
su sombra en el suelo” expresa de
poética manera el respeto que merece hasta el más débil o aparentemente
insignificante ser. Pero para que el respeto cobre su verdadera dimensión en la
vida comunitaria necesita ser omnidireccional. Quién pretende ser respetado en
toda su dimensión existencial debe proceder de idéntica forma hacia todos sus
semejantes, sean ellos quienes fueren o pensaren como pensaren, como fundamento
de una reciprocidad en la virtud.
No escapa a esta premisa el
respeto a la autoridad, a la investidura del funcionario o al rol que cada
quien encarna en una sociedad organizada, incluyendo de modo especial el
respeto que merece el ciudadano sin más títulos que su pertenencia a la
comunidad en que habita y convive.
En la semana que pasó la
señora presidente protagonizó una serie de hechos en que desatendió el respeto
debido a los símbolos, a las conmemoraciones con valor espiritual, a la
justicia y a sus jueces y, sobre todo, a sí misma. Estas actitudes constituyeron
un pésimo ejemplo para la sociedad pese a que, afortunadamente, los agredidos
con acceso mediático evitaron responder en el mismo tono.
El elemento desencadenante fue
el fallo con que la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional las
reformas al Consejo de la Magistratura y frenó las elecciones de consejeros dispuestas
por el gobierno. Fue un fallo esperable
y casi ineludible por lo burdo y obvio de las violaciones a la Carta Magna que
tales reformas promulgaban. La Corte Suprema
no es un dechado de virtudes, pero tiene
la ventaja que la mayoría de sus miembros fueron designados durante el gobierno
de Néstor Kirchner por lo que no hay manera de endilgarles el mote de
opositores. De modo que para atacarlos luego de su claro y contundente fallo,
la señora presidente y sus repetidores tuvieron
que acudir a la difusa acusación de ser “corporativa”.
A partir de allí la presidente
mostró su irritación y su euforia en una
sucesión de acciones más propias de un personaje de la farándula que del funcionario
de mayor rango de la nación. Se despojó de su
abrigo para bailar en un acto público en Córdoba, permitió que se
ejecutara una versión del himno nacional muy alejada de la oficial en el acto
del día de la bandera y la acompañó con ritmo de baile. Atacó sin eufemismos a
los jueces acusándolos de ejercer el “poder de veto” y se permitió todo tipo de
ironías como plantear su deseo de ser jueza en el 2015 para disfrutar de los
supuestos beneficios de esa profesión. Desde su cuenta de una red social
continuó sus ataques sin reservas ni atisbo de respeto. Detrás de ella salieron
sus ministros y repetidores habituales que hicieron saber su voluntad de seguir
dando la batalla como si un fallo de
inconstitucionalidad del más alto cuerpo jurídico de la nación fuera un
mero episodio circunstancial.
Este pésimo ejemplo
presidencial enturbia el buen funcionamiento de las instituciones y enmarca
hechos lamentables como las amenazas a un juez de la Corte y la crispación de las relaciones sociales.
Vienen tiempos de campaña y las dificultades económicas arrecian, por lo que la
serenidad del ejecutivo y el respeto que debe mantener hacia sus oponentes reales o imaginarios es imprescindible.
Otros funcionarios, como el
Juez Eugenio Zaffaroni, le faltaron el respeto
a su propia trayectoria jurídica al forzar argumentos para fundamentar
un fallo en disidencia en favor de la postura del gobierno que, por su
inesperada endeblez, parece más un acto de adscripción oficialista que una
opinión jurídicamente fundada. De todos modos, esa aislada actitud refuerza la pluralidad e imparcialidad de la
Corte en su conjunto, al menos en este tema.
También falta el respeto a su
rol social la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, cuya desembozada posición
oficialista la llevó a pedir nada menos que una reforma constitucional para asegurar
la continuidad del proyecto nacional y popular y consideró que el fallo de la Corte
Suprema era una “resolución corporativa”. La utilización que hace la señora
Estela de Carlotto de la solidaridad que despierta en la sociedad para
desarrollar su acción política pro gubernamental y apoyar al oficialismo,
es también una falta de respeto y un
abuso hacia esa misma sociedad.
Por cierto que también se vive
como una falta de respeto al intelecto ciudadano la insistencia en negar los
datos del deterioro económico y social que se vive en el día a día. Esta semana
volvieron a aumentar los combustibles y ya se perciben fenómenos propios de los
procesos de inflación acelerada como la pérdida de noción de los precios de los
productos, dados su dispersión y su rápido cambio y la progresiva disminución
del peso y la cantidad que contienen los envases en un inútil intento por disimular
los aumentos. El gobierno, por su parte, ha comenzado a
señalar a los jueces como responsables de la inseguridad aunque es evidente que
son sus teorías abolicionistas y su
falta de políticas públicas efectivas las que han provocado tanto el auge de la
delincuencia como la pérdida de efectividad de la justicia.
Completando el cuadro,
mencionamos la pérdida de respeto al usuario de los servicios públicos en
general y de los trenes en particular como uno de los males que más afectan a
nuestra vida cotidiana. La hipótesis de que fallaron los frenos del tren que
chocó en la Estación de Castelar se consolida, mientras que el gremio de los señaleros ha lanzado frases tan fuertes como
que solo depende de la suerte que no
haya más accidentes. Dada la sucesión de recientes tragedias, esta opinión ha
pasado a merecer un preocupante respeto.
El otro tema fuerte de la semana
fue el desenlace de las candidaturas para las Primarias Abiertas
Simultáneas y Obligatorias (PASO) que en la provincia de Buenos Aires
alcanzó la intensidad de una serie
televisiva de intrigas y suspenso,
hábilmente sostenida por sus protagonistas para aumentar su cotización e
instalación, con la colaboración del periodismo
que siguió con entusiasmo la sucesión de reuniones “secretas” y de interminables rumores y desmentidas.
Finalmente, el Intendente de Tigre, Sergio Massa, presentó su candidatura por
un espacio sin definición ideológica, que no se identifica ni como opositor ni como oficialista. El
gobernador Scioli se quedó dudando sin presentar listas propias, De Narváez conduce
solo y el Frente para la Victoria, como siempre, designó a quien prefirió la
presidente en su espacio unipersonal del
que ya no participa ni formalmente el partido justicialista de la provincia. Para
quien prefiera las posiciones ideológicas claras, tendrá que buscarlas en espacios numéricamente menos
poblados en los que se ubican las fuerzas retrógradas pero activas de la
izquierda y centro izquierda y la
oposición sin eufemismos de dirigentes cono Gerónimo Venegas con quien nos hemos aliado para esta contienda. Esta
historia recién empieza pero, hasta ahora, se ha asemejado más a una partida de
naipes que a una exposición de propuestas y dirigentes convencidos. Esperemos
sinceramente que la contienda mejore su perfil por el respeto que merece la
ciudadanía.
Cerramos este informe con una
apelación al respeto. Al respeto que deben mostrar los más altos funcionarios
porque tienen la enorme responsabilidad de conducir y dar ejemplo. Al respeto de los organismos
públicos hacia los ciudadanos a los que tienen que informar sincera y claramente sin pretender inventar un país
ficticio alejado de la realidad. Al respeto al ciudadano como usuario de
servicios por los que paga elevados impuestos pero que son de pésima calidad
por efecto de la corrupción, la incompetencia y las políticas públicas teñidas
de ideologismo populista y prejuicios injustificados.
Finalmente apelamos fuertemente a un pedido de respeto al
ciudadano en la campaña política que se
inicia para que las agresiones, chicanas e indefiniciones propias de quienes
quieren sacar ventajas de la ambigüedad sean reemplazadas por sanos debates de
ideas y definiciones claras, para que ningún dirigente nos robe nuestro voto
fingiendo lo que no es u ocultando sus
secretos compromisos. Es un pedido y un deseo de quienes queremos ser
respetados por los dirigentes políticos para
poder devolverles ese respeto con sinceridad.
Un abrazo para todos
Juan Carlos Neves, presidente de
Nueva Unión Ciudadana
Twitter @NevesJuan Carlos