domingo, 21 de julio de 2013

APELA A LA MORAL ANTE LA CORRUPCION POLITICA Y ABOMINA DE ELLA ANTE EL ABORTO

Moral y corrupción política: 14 ejemplos del doble discurso del relativismo laicista

Dom 21·7·2013 · 7:57h 5
Utilizar un cargo público para beneficio propio es moralmente criticable, pero si defiendes la vida de los niños por nacer estás imponiendo tu moral. Así lo entiende el laicismo, que abomina de la moral o apela a ella según lo dicten sus conveniencias políticas e ideológicas. En esta entrada voy a ofrecer algunos ejemplos concretos de ese doble discurso de quienes invocan el relativismo moral mientras practican un aberrante absolutismo ideológico.
Ante la corrupción, apelan a moral
La corrupción política, como la propia expresión señala, es algo más que políticos que cometen delitos para aprovecharse del poder que se les ha otorgado: es el ambiente moral en el que se propicia esa conducta. Además de la maldad del hecho en sí, la corrupción provoca un grave daño moral a la democracia, pues genera el descrédito de las instituciones y siembra la desconfianza entre los ciudadanos. Esto parecen tenerlo claro los partidos laicistas, aunque casi siempre cuando los casos de corrupción afectan a sus rivales:
Cuando la moral no se ajusta a sus dogmas ideológicos, abominan de ella
Durante muchos años la izquierda laicista ha promovido un discurso relativista que ha servido para minar los diques éticos y morales de nuestra sociedad frente a los abusos de poder. Las consecuencias no sólo se reflejan en lo que comúnmente entendemos por corrupción política. Antes bien, la peor forma de corrupción política es que un político o un partido se aprovechen de su poder para imponer su voluntad incluso a costa de violar derechos humanos. Ese relativismo moral degenera en un discurso positivista que mina el fundamento ético y moral sobre el que se asientan las leyes, para sustituirlo por la opinión -acertada o no- de la mayoría, incluso a costa de lesionar derechos fundamentales como el derecho a vivir:
Incluso llegan a tachar de inmoral lo que es una obligación moral
Como ya ha ocurrido en otros momentos de la historia, la pendiente resbaladiza a la que nos empuja el positivismo acaba convirtiendo la ley, incluso una ley injusta e inmoral, en un principio moral. Así, si algo es contrario a la naturaleza humana -y lesiona los derechos humanos que se derivan de ella- pero la mayoría decide que debe imponerse por ley, entonces el capricho de la mayoría se convierte en ley y también en dictado moral, algo que casi siempre tiene consecuencias muy graves y puramente orwellianas, al convertir en mal en un bien que se debe imponer a toda la ciudadanía. Una vez más vuelvo al ejemplo del aborto, que el caso más claro y de consecuencias más terribles (118.359 víctimas según los últimos datos oficiales de 2011): frente a la obligación moral de respetar el derecho a vivir, el laicismo acaba tachando de “inmoral” que se defienda a los miembros más débiles e indefensos de nuestra sociedad:
Ciertamente, resulta significativo que la derecha parlamentaria, que ha renunciado a dar la batalla cultural frente al relativismo, ahora se vea sumida en un serio escándalo de posible financiación irregular del PP, que recuerda mucho al escándalo FILESA de financiación irregular del PSOE. Es lo que tiene asumir poco a poco los presupuestos ideológicos relativistas: acabas pareciéndote peligrosamente a ellos, en todos los sentidos.