Moral y corrupción política: 14 ejemplos del doble discurso del relativismo laicista
Utilizar un cargo público para beneficio propio es moralmente
criticable, pero si defiendes la vida de los niños por nacer estás imponiendo
tu moral. Así lo entiende el laicismo, que abomina de la moral o apela a
ella según lo dicten sus conveniencias políticas e ideológicas. En esta
entrada voy a ofrecer algunos ejemplos concretos de ese doble
discurso de quienes invocan el relativismo moral mientras practican un
aberrante absolutismo ideológico.
Por el relativismo hacia el absolutismo
Las raíces morales de la democracia
¿Cómo no va a haber corrupción en un país que consiente una matanza de inocentes?
Ante la corrupción, apelan a moral
La corrupción política, como la propia expresión señala, es algo más
que políticos que cometen delitos para aprovecharse del poder que se les
ha otorgado: es el ambiente moral en el que se propicia esa conducta.
Además de la maldad del hecho en sí, la corrupción provoca un grave daño moral a la democracia,
pues genera el descrédito de las instituciones y siembra la
desconfianza entre los ciudadanos. Esto parecen tenerlo claro los
partidos laicistas, aunque casi siempre cuando los casos de corrupción
afectan a sus rivales:
- “El secretario general del PSM-PSOE, Tomás Gómez, auguró hoy la victoria socialista en 2011 en la Comunidad de Madrid porque urge devolver la “decencia moral y la honestidad política” a la región y expulsar del Gobierno a los dirigentes del Partido Popular que “por la mañana se niegan a testificar ante el juez y por la tarde van a votan en el Parlamento autonómico”. (Publicado por la Agrupación Socialista de Madrid – Centro. 10 de mayo de 2009).
- “Lo que no evita que el fondo de la cuestión, el conflicto moral, esté planteado, ahora y aquí, con toda la crudeza. Hablamos del ejercicio desviado de las funciones públicas y del deterioro institucional y social que ello genera. Hablamos de corrupción.” (La corrupción corrompe. Agrupación Socialista de Benicarló – Castellón. 11 de abril de 2010).
- “Desde el punto de vista moral, me da vergüenza esta situación que hay en la Comunidad Valenciana, y la insensibilidad de la población que no es capaz de sancionar duramente estos comportamientos, me causan un escalofrío terrible”. (Declaraciones de Alfonso Guerra, diputado del PSOE, el 1 de diciembre de 2011).
- “A la crisis económica, social y política ha añadido una crisis de moral pública, y por eso le he pedido que abandone la Presidencia del Gobierno y dé paso a otro Presidente” (Discurso de Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE. 20 de febrero de 2013).
- “No estamos dispuestos a aceptar ni un paso más hacia la degradación moral colectiva.” (Palabras de Rafael Simancas, secretario ejecutivo de formación del PSOE, sobre el caso Bárcenas. 13 de julio de 2013).
- “El PP tiene mayoría absoluta pero han perdido autoridad moral“. (Declaraciones de Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE. 15 de julio de 2013).
Cuando la moral no se ajusta a sus dogmas ideológicos, abominan de ella
Durante muchos años la izquierda laicista ha promovido un
discurso relativista que ha servido para minar los diques éticos y
morales de nuestra sociedad frente a los abusos de poder. Las consecuencias no sólo se reflejan en lo que comúnmente entendemos por corrupción política. Antes bien, la
peor forma de corrupción política es que un político o un partido se
aprovechen de su poder para imponer su voluntad incluso a costa de
violar derechos humanos. Ese relativismo moral degenera en un
discurso positivista que mina el fundamento ético y moral sobre el que
se asientan las leyes, para sustituirlo por la opinión -acertada o no-
de la mayoría, incluso a costa de lesionar derechos fundamentales como
el derecho a vivir:
- “Nadie puede imponer ni fe, ni moral, ni costumbres, sólo respeto a las leyes”. (Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero, entonces presidente del gobierno y secretario general del PSOE. 6 de enero de 2008).
- “En Europa no se impone ninguna moral ni credo”. (Declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero, entonces presidente del gobierno y secretario general del PSOE. 31 de mayo de 2009).
- “El Tribunal Constitucional no está para decidir lo que es o no inmoral a nivel personal sino para decidir sobre derechos”. (Declaraciones de Soledad Cabezón, secretaria federal de igualdad del PSOE, contra los derechos de los niños por nacer. 18 de mayo de 2009).
- “No hay nada más inmoral que tratar de imponer la moral de uno“. (Declaraciones de José Blanco, entonces vicesecretario general del PSOE. 22 de mayo de 2009).
- “Hoy mi plegaria quiere reivindicar igualmente el derecho de cada persona en cualquier lugar del mundo a su autonomía moral, a su propia búsqueda del bien”. (Palabras de José Luis Rodríguez Zapatero, entonces presidente del gobierno y secretario general del PSOE. 4 de febrero de 2010).
- “No vamos a consentir que los obispos impongan su moral sobre el aborto”. (Declaraciones de Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, contra los derechos de los niños por nacer. 16 de abril de 2013).
Incluso llegan a tachar de inmoral lo que es una obligación moral
Como ya ha ocurrido en otros momentos de la historia, la
pendiente resbaladiza a la que nos empuja el positivismo acaba
convirtiendo la ley, incluso una ley injusta e inmoral, en un principio
moral. Así, si algo es contrario a la naturaleza humana -y
lesiona los derechos humanos que se derivan de ella- pero la mayoría
decide que debe imponerse por ley, entonces el capricho de la mayoría se convierte en ley y también en dictado moral, algo que casi siempre tiene consecuencias muy graves y puramente orwellianas, al convertir en mal en un bien que se debe imponer a toda la ciudadanía.
Una vez más vuelvo al ejemplo del aborto, que el caso más claro y de
consecuencias más terribles (118.359 víctimas según los últimos datos
oficiales de 2011): frente a la obligación moral de respetar el
derecho a vivir, el laicismo acaba tachando de “inmoral” que se defienda
a los miembros más débiles e indefensos de nuestra sociedad:
- “El Arzobispado actúa de manera inmoral exponiendo a los menores a la manipulación y el adoctrinamiento en creencias que pretendiendo equiparar un embrión a una persona humana cuestionan de forma indirecta las leyes españolas y exponen a la criminalización a las mujeres que deciden planificar su maternidad” (Palabras de Ángeles Álvarez, diputada del PSOE. 19 de febrero de 2013).
- “Resulta indignante e inmoral no superar este debate y quedarnos anclado en el debate religioso. La ley no obliga a todas las personas que por razones morales o religiosas tiene la opción de no hacer uso de la ley.” (Palabras de Mariví Monteserín, diputada socialista asturiana, contra los derechos de los niños por nacer. 26 de abril de 2013).
Ciertamente, resulta significativo que la derecha parlamentaria, que ha renunciado a dar la batalla cultural frente al relativismo, ahora se vea sumida en un serio escándalo de posible financiación irregular del PP, que recuerda mucho al escándalo FILESA de financiación irregular del PSOE. Es lo que tiene asumir poco a poco los presupuestos ideológicos relativistas: acabas pareciéndote peligrosamente a ellos, en todos los sentidos.