domingo, 14 de julio de 2013

DEMOCRACIA Y NUEVO ORDEN MUNDIAL

  (Democracia y Anticristo)


  La democracia tiene según Aristóteles su fuente en la creencia de que los hombres siendo iguales en algunos aspectos, lo son en todos y a pesar del evidente error, todos los estados en vez de buscar tener más y mejor educación, justicia y seguridad lo que proponen es la decisión democrática en todas las cuestiones, es decir de acuerdo a la voluntad de la mayoría, ya que según esta moderna concepción política, es la única forma de gobierno que podría asegurar lo antes mencionado, aunque los hechos demuestran exactamente lo contrario. Así  son democráticos todos los gobiernos de hoy en día, ya sean capitalistas, socialistas, comunistas o monárquicos. Así la Democracia propone la Igualdad y la libertad como valores absolutos. Señala el contrarrevolucionario irlandés Edmund Burke: “La libertad no la conozco, existen libertades concretas, determinadas, obtenidas a través de largas luchas, Por lo demás no toda libertad es buena. Está la libertad del hombre de ejercer honestamente su oficio y la del ladrón de robarle. ¿Cómo podemos declarar buena la libertad sin especificar de qué se trata?”.
  Por su parte la Igualdad sin límites tampoco puede ser buena al desconocer la diversidad de posibilidades que se pueden presentar en un mismo individuo en el que las desigualdades son mayores a las igualdades entre las personas. Pero lo que se trata de destruir casualmente es eso, el ser un individuo, la individualidad, para ser solamente un igual, igual en derechos, igual en posibilidades.  Así cuando se habla de igualdad de derechos en todos los casos,  estamos sosteniendo una postura que aunque no resiste el más mínimo de los análisis, se utiliza siempre para imponer conductas inadecuadas  que son útiles a las políticas globalistas que pretenden generalizar  la eugenesia o destrucción la familia como célula básica de la sociedad a través de llamados derechos igualitarios. De esa forma por ejemplo, se promueve el matrimonio homosexual aunque hasta etimológicamente esa denominación sea inadecuada o el derecho sexual de los niños para hacerlos promiscuos y de esa manera débiles y manejables y sin arraigo familiar ya que estarían apegados fuertemente a sus desordenes de conducta.
  No deja de resultar evidente que para exista igualdad de derechos es necesario igualdad de condiciones por lo que no podríamos considerar que como todos tenemos derecho a manejar, mi condición de ciego no debería impedírmelo y si así lo hicieran estarían discriminándome.
  Por eso como lo señala el Dr. Julián Gil de Sagredo, la democracia implica la rebelión del hombre contra Dios al contradecir las palabras de Nuestro Señor cuando dijo: “La verdad os hará libres” (Juan 8), por lo que la verdad es la generadora de la libertad, pero el liberalismo invierte la  proposición al sostener que es la libertad quién engendra la verdad, ya que en los estados democráticos las leyes son quienes establecen que es lo bueno. Así tendríamos que aceptar lo legislativamente decidido aunque implique por ejemplo la legalización de la pedofilia puesto que al ser una ley del senado elegido libre y democráticamente por el pueblo, estamos obligados coactivamente por efecto de la libertad democrática a obedecer dichos mandatos legislativos. Aquí cobra vigencia el comentario del P. Castellani que sostenía que estas democracias tienen el imperativo de “Hazte libre o te mato”.
  Las democracias absolutistas y totalitarias (o mal llamadas modernas), tratan de imponer un paraíso terrenal a sus adoradores, haciéndoles creer que tienen el carácter de participes necesarios en su formación, cuando en realidad no son más que espectadores mudos de las imposiciones de sus titiriteros, estableciendo un antropocentrismo que despersonaliza y deshumaniza al aislar al hombre en nombre de su realización personal que requiere estar libre de ataduras. Así el hombre masa del que hablaba Ortega y Gasset es el más acabado producto de la democracia, es la extrema vulgarización del hombre satisfecho de su ignorancia e inclusive seguro de ella misma, al considerarse un igual entre iguales a pesar de las obvias e innegables desigualdades las que habrá que ocultar sin recurrir a argumentos  ya que la sola imposición de esta postura por medio de la democracia hace innecesario otro razonamiento y la mayoría no pueden equivocarse. De esta manera la broma de “coma mierda, millones de moscas no pueden equivocarse” termina convirtiéndonos en algo similar a esos insectos pero con la alegría de haber llegado a esa condición por consenso.
  El poder según nos enseña Nuestra Iglesia solo viene de Dios, por lo que la democrática idea de la soberanía popular, esto es el pueblo como el dueño y ejecutor del poder es absolutamente contraria al Magisterio. El pueblo puede conceder solamente el ejercicio del poder al gobernante pero no el poder mismo porque el origen de este es divino como bien fue señalado por Nuestro Señor a Poncio Pilatos “No tendrías sobre Mí ningún poder, si no se te hubiera dado de lo alto” (Juan 19,11). Pero el considerar lo contario, implica el ejercicio del poder solamente según la voluntad popular y no con base en el derecho y el orden natural, por lo que hoy se puede observar aberraciones legislativas que son realmente inhumanas como las leyes sobre el aborto, y esto porque se concede la potestad al capricho del pueblo vicioso dejando de lado la razón iluminada por el Espíritu Santo.
  En ese sentido señalaba S.S. San Pio X en su carta apostólica Notre Charge Apostolique enseña: “nuestro predecesor (S.S. León XIII)…ha condenado una democracia que llega al grado de perversidad que consiste en atribuir en la sociedad la soberanía del pueblo”
  Esto sin considerar que en definitiva esa supuesta voluntad y soberanía popular no es sino el plan de la elite mundial llevado a las masas con sus estrategias propagandísticas que los hace creer dueños de ese poder del cual en realidad son víctimas.

  Trabajando para que Cristo Reine y vuelva pronto.

Augusto TorchSon

Nacionalismo Católico San Juan Bautista