“Quien no está en nuestro espacio es porque está en contra” Amado Boudou
Descontrol en el Penal de Marcos Paz
y amenazas al Servicio Penitenciario
El día viernes 21 de junio de 2013 durante casi todo el día,
en el complejo penitenciario de Marcos paz, se escuchaban
redoblantes y bombos de la murga del “Batallón Militante” que
estaban practicando en el módulo residencial V, que aloja a los
“menores-mayores”, jóvenes presos cuyas edades oscilan entre los 18 y
21 años.
El permanente ritmo percusionista, del Batallón Militante,
exacerbó los espíritus de los internos, que al realizarse el
relevo del servicio y por consiguiente el recuento de los internos,
aproximadamente a las 19: 39hs, en puro argot penitenciario, se
desbandó todo.
Los menores-mayores alojados en cuatro pabellones (pabellones 2
al 6), se amotinaron, tomaron de rehenes a los celadores que
estaban realizando el recuento, rompieron un candado que cierra
una puerta que comunica a una escalera que permite el acceso al
sector de control, en el piso superior, y llegaron hasta el CCM
(Centro de Control Monitoreado)del módulo.
Una vez ahí, tomaron el módulo, se hicieron del control del mismo,
hasta que el personal del servicio logró reunir un considerable
grupo de agentes provenientes del sector requisa, dos grupos GEI
(Grupo especial de Intervención), bomberos y cuanto celador estaba
en el servicio, que luego de un rato retoman el control del módulo.
Por supuesto, esta actividad no resultó gratuita, dieciséis
agentes penitenciarios resultaron afectados con contusiones
de diferente magnitud y tres de ellos heridos de gravedad.
Lo triste, doloroso y GRAVE de esta historia no lo constituye
este hecho, que no deja de formar parte del folclore de toda cárcel;
sino que tanto los agentes que resultaron heridos, como aquellos
que pese a salir indemnes de la refriega participaron de la
recuperación, fueron “conminados” por las autoridades del
complejo penitenciario, a no radicar denuncia alguna.
Aunque parezca mentira, las propias autoridades
penitenciarias, les “indican la conveniencia”, a sus
subordinados (a quienes –supuestamente-deberían proteger y
apoyar), de “dejar pasar el hecho”, deslizando (veladamente, por
supuesto) amenazas en caso de desoír tales recomendaciones.
Dichas “directivas”, que no es la primera vez que se manifiestan
ante hechos similares, “bajan” directamente del DIRECTOR NACIONAL
DEL SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL, DR. VICTOR HORTEL;
DISPUESTO A PROTEGER “A CAPA Y ESPADA” A SU FUERZA DE CHOQUE, EL
“BATALLÓN MILITANTE”, que tiene representantes en cada una de las
unidades penitenciarias que dependen de él.
Autor: María Cecilia Pando