Rompiendo las cadenas del fanatismo a
ultranza
El día de la independencia nos lleva a reflexionar sobre lo que, consideramos, debe ser una independencia perentoria e imprescindible. Independizarse del fanatismo hueco y porque sí.
El que suscribe nunca estuvo más lejos de un
gobierno como del kirchnerismo. Nunca tan alejado de un sector
social, como de los kirchneristas. Sin embargo debo admitir que en
algo los envidio. Aún desde el error, tienen una identificación
intelectual con ciertos conceptos que los hace estar siempre parados
a todos en el mismo sitio, y que está haciendo demasiada falta aquí,
en la vereda de enfrente.
Tienen convicción. No consideran miles de caminos alternativos para
llegar a destino, van siempre por la autopista del convencimiento.
Uno sabía de antemano que el llamado
antikirchnerismo es un colectivo que no está unido por el amor, sino
por el espanto; pero lo que se está confirmando, por estos días, es
que esa parte de la sociedad tiene la misma incongruencia que la
dirigencia política que, supuestamente, la representa.
Así como Prat Gay se saca fotos con la imagen del Che Guevara
detrás, y se abraza con el guerrillero Tumini...así como la alianza
tantas veces desmentida como ratificada entre Macri y Massa hace
recordar a la paradoja de la que estaba un poquito embarazada,
juntar 4 opiniones ciudadanas reporta 6 teorías diferentes. Y no es
que se trate solamente de teorías, sino que a la hora del debate,
se convierten en verdades taxativas e irrefutables, sostenidas a
ultranza y contra cualquier ejemplo o argumento que se exponga.
Nos está faltando autocrítica, tolerancia y amplitud. Pisarla,
levantar la cabeza y otear el panorama, para ver dónde está el
compañero mejor ubicado, con quien tocar. Le estamos pegando de
puntín a la platea. Estamos cometiendo errores curiosamente
garrafales.
Porque por un lado, somos capaces de sostener auténticas
barbaridades como si fueran la verdad revelada, y por el otro,
elegimos a determinadas personas como nuestros máximos referentes de
opinión, y repetimos lo que dicen sin razonarlo, firmándoles
absolutamente cualquier cheque en blanco de confianza. Estamos mal.
La desesperada búsqueda de referentes válidos hace que perdamos la
facultad de tamizar lo que dicen y lo que hacen. No puede ser que
nos fanaticemos del modo en que lo hacemos con un periodista, con un
político, o con lo que sea.
La existencia del ídolo le quita sustancia al
que idolatra. A causa de esto, precisamente, Maradona pasa de ídolo
a demonio. Porque nunca entendimos que era, apenas, el mejor
futbolista de la historia, pero nada más.
Así se le gritaba "Dale Campeón" a Carlos
Monzón mientras era trasladado, preso, por haber asesinado a
su esposa. Nunca entendimos que era un gran campeón sobre el ring,
pero un maltratador de mujeres debajo.
¿Por qué motivo no podemos razonar que Jorge
Lanata es un gran periodista pero a veces puede cometer errores? Si
Lanata es el primero que debería entender que su categoría
periodística lo debería alejar de personajes tan menores como Rial o
Ventura, pero él mismo insiste en referirlos, buscarlos y
emparentarse con ellos, no comete acaso un grave error? Y que
sus seguidores evalúen y critiquen ese error no lo hace ser menos
Lanata, en absoluto.
¿Por qué motivo no podemos comprender que los referentes que
buscamos pueden ser válidos aún sin ser necesariamente perfectos e
infalibles?
El propio periodismo virtual de las redes, como el que uno ejerce,
también es responsable del maregmágnum de confusiones. Estamos
leyendo y escuchando auténticas barbaridades acerca del tema que
fuere. El caso de la infortunada piba Ángeles Rawson está siendo
llevado a extremos que rayan con el delirio; la candidatura a
diputado de Sergio Massa ha hecho elaborar teorías que no se le
hubieran ocurrido a Ian Fleming ni a Robert Ludlum...
Hay una borrachera periodística que se exhibe impúdicamente día tras
día volcándole a la gente cualquier estupidez demencial en forma de
noticia fidedigna .....es el reino del rotten fish...pescado podrido
para todos, y todas.
Ok, hay que aprender a tamizar, porque nos volveremos locos. Créame;
usted y yo, todos muy locos. Y además de volvernos locos
terminaremos enfrentados entre nosotros, cuando en realidad somos
tan parecidos.
No nos fanaticemos más con nadie. No le creamos el 100% a ningún
político, periodista ni cura de parroquia. Hagámoslo por nuestro
propio bien y por el bien de todos. Es imprescindible abrirnos a la
posibilidad de que alguien que está de nuestro lado tenga opiniones
objetivas sobre cosas con las que no coincidimos, sin que eso
implique que se ha cambiado de bando, que ha traicionado, o que
esconde oscuros e inconfesables intereses.
Y no le pongamos más a nadie una etiqueta
de "ista" sin antes habernos tomado la molestia de preguntarle lo
que realmente piensa.
Cuando termine de leer esta nota, critíquela. Si le gusta o si no le
gusta, si me equivoqué, si dije algo coherente, si fui verídico en
un 90% o en un 15%, si leyó una buena nota que lo hizo reflexionar,
o una porquería que le hizo perder el tiempo, o un término
medio.....Hágalo, se lo ruego, porque esa es la forma. Esa es la
única manera de comenzar a tener coincidencias parciales pero
sólidas, y respetuosas disidencias. Y de construir cosas que
verdaderamente sirvan para algo y para alguien.
La raíz de muchos de nuestros problemas como sociedad está en
esa imposibilidad de formar un pensamiento crítico y despasionado.
Hay que independizarse de ese mal.
Esa es la única manera de desfanatizarse, y
formar anticuerpos intelectuales que impidan que otra vez aparezca
un Kirchner, o un Menem, y nos fume en pipa durante 10 años.Fabián Ferrante