Por Francisco Sotelo, El Tribuno
Milagro Sala no
es sólo un personaje por el trágico enfrentamiento del miércoles en Humahuaca:
es personaje desde que emergió hace varios años como arquetipo de un tiempo de
crisis social y signado por la regresión
al caudillismo, al personalismo y al ejercicio fáctico del poder.
La muerte de Daniel
Condorí[1],
de 29 años, no es casual. No es una muerte más. Es el resultado previsible de
una nefasta moda política que se presenta como popular, pero es burguesa, y que
se disfraza de progresismo, pero es retrógrada donde se relativiza el derecho y
se consagra el poder de hecho. Milagro
Sala no sería quien es, una de las personas más poderosas de Jujuy, de no haber recibido millones de pesos mensuales
otorgados discrecionalmente y sin control por el poder central.
La historia de su feudo, la Tupac Amaru, y la de los Sueños
Compartidos de Sergio Schoklender
no son demasiado diferentes en la trama. Ambas se presentaron como una
respuesta política a problemas habitacionales; por ahora la diferencia el
desenlace.
La vida de Milagro
Sala la muestra como una mujer de personalidad fuerte y sentimientos
nobles, que sobrevivieron a violencias de esas que demuelen a la mayoría de las
personas.
Nada de sutilezas ideológicas. La suya es una “orga” cuya esencia es la disciplina en
torno de la líder. Esa disciplina se
devuelve en ciertos beneficios para los que se encolumnan, en severas sanciones
para los que se apartan y en fuertes votos de fidelidad.
Las organizaciones de izquierda temen a las patotas de “La
Flaca”, que incluye barrabravas del Lobo. La dirigencia política,
también.
Entre los detenidos por la muerte de Condorí figuran Marcos Guerra, su hermano Miguel Ángel, y Moisés
Lavallén, los tres jefes de la agrupación "Titi Guerra",
que integra la Túpac Amaru.
En Humahuaca, como en todo el país, hay problemas de
vivienda, hay usurpaciones y hay asentamientos precarios. Es coherente con las
políticas habitacionales de la época. El grupo Tití Guerra llegó desde Jujuy para dirimir a tiros una disputa
sobre un lote. Probablemente les haya parecido razonable, porque el universo
político en el que ellos viven Milagro
y los Guerra pone a la legalidad
entre paréntesis.
Roberto Lamas |
El miedo a Milagro
Sala llevó al intendente
kirchnerista de Humahuaca, Roberto
Lamas, a renunciar al cargo. Después, alentado por el gobernador Eduardo Fellner, el jefe comunal cambió de idea. Pero no
hay que equivocarse: “La Flaca” es más poderosa, en los
hechos, que el gobernador. Por
personalidad, por compromiso, por extracción social o por alguna otra razón, Milagro emerge como una figura
extraordinaria dentro de un sistema ilegal que permite al Tesoro nacional
potenciar a intendentes o dirigentes sociales “puenteando” a los gobernadores.
Los homicidas de la Titi
Guerra dicen ser los propietarios de las tierras en litigio y decidieron
hacer lo que el progresismo no admitiría si lo hubiera hecho la policía:
reprimir a los usurpadores.
Hugo Yasky |
¿Cuál es la diferencia entre Condorí y el maestro
neuquino Carlos Fueltealba? ¿Por qué la CTA de Hugo Yasky ignora este crimen? Porque los Guerra pertenecen a una agrupación a la que ese gremialismo
apoya e idealiza.
Según el relato del fiscal,
Condorí murió cuando acudió a
prestar ayuda a la familia Urbina,
dueña de la Venia Colorada, que la Tití Guerra quería apropiarse.
Milagro Sala
reconoció que tanto Condorí como sus
victimarios tienen vínculos con Tupac
Amaru. De hecho, fue una guerra de
pobres contra pobres. Llorando, repudió el crimen pero acusó al gobierno
jujeño por el fondo del conflicto.
Milagro Sala
nació en el barrio Bajo Azopardo de la ciudad de San Salvador de Jujuy. Creció
entre marginales, ladrones y prostitutas. Estuvo presa y organizó una huelga de
hambre tras la cual las detenidas adquirieron el derecho de cocinar su propia
comida.
Esa experiencia está en la base de su militancia social y
política. Tupac Amaru es un símbolo
de la resistencia al imperio español, pero la organización también honra a
líderes “nacionales y populares”,
como Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón.
La organización se atribuye la construcción de miles de
casas y de varias escuelas. En el currículum de éstas figuran tres materias
propias: Autoestima, Historia y cultura de Jujuy y de los pueblos originarios y
Lucha del movimiento obrero.
Viviendas, fábricas,
cooperativas, centros de asistencia, todo lleva la impronta social de una
organización que se consolida como poder paralelo.
Demonizada por muchos, temida y adorada por los suyos, Milagro Sala encarna enormes
contradicciones: en un país donde la exclusión es el mayor desafío social, ella
se ocupa de los excluidos. Pero lo hace
recurrriendo a la ilegalidad y la violencia, que empañan sus realizaciones.
La Argentina es un
país acostumbrado a vivir fuera de la ley. Probablemente, esa naturalidad
de la ilegalidad haya contribuido al retroceso. En lo económico, pasamos en un
siglo de ser un proyecto de potencia a una nación en vías de subdesarrollo. En lo social, desde hace 35 años, la
fractura no deja de abrirse y la destrucción del empleo y de la escuela pública
van creando un núcleo de acero de millones de marginales.
Milagro es un
personaje paradojal: su vida y su acción política constituyen un llamado de
atención sobre la pobreza; al mismo tiempo, son síntoma de que el poder
prefiere buscar soluciones ilegales y discrecionales en lugar de construir el
futuro transitando por los senderos del orden legal y de las instituciones.