Si
estudiamos la actuación política de la judío-masonería, veremos que casi sin
excepción la masonería ha traicionado a todos los países donde se le permitió
actuar.
La masonería ha traicionado siempre a un país en favor de otro, y
trabajado para el hundimiento interior de los pueblos desencadenando
revoluciones, creando malestar político, social o económico, o paralizando el
funcionamiento del aparato estatal en los momentos cruciales. Esa acción
traidora busca siempre beneficiar los intereses locales o internacionales de la
judería, arma secreta y propulsora siempre ha traicionado un país en favor de
otro.
Cuando
ese mismo judaísmo ha necesitado del conflicto entre dos países o grupos de países
cristianos, entonces la secta masónica ha recibido el encargo de preparar y desencadenar
loa conflictos, trabajando al mismo tiempo, con ese propósito, en los dos
campos.
Esas
maquinaciones subterráneas de la judería —a través de la masonería—, han sido
la verdadera causa de casi todas las guerras que ensangrentaron a Europa
cristiana durante los últimos dos siglos.
Esas
guerras fratricidas entre los pueblos europeos cristianos los debilitaron poco
a poco a todos, abriendo al mismo tiempo abismos de odio entre ellos, como es
el caso actual entre el pueblo alemán y el inglés, sin que realmente exista una
causa válida para tal estado de cosas, excepto la permanente intriga e
incitación de la judío-masonería.
Hoy
día, cuando el judaísmo se ha creado una nueva fuerza por medio de la cual espera
obtener el dominio universal, o sea la fuerza comunista, el papel principal que
le ha sido confiado a la masonería internacional es el de traicionar a todo el
mundo cristiano, a todo el occidente y a todo el mundo libre en favor del
imperialismo comunista.
La
masonería traiciona al occidente, la traiciona paralizando su lucha
anticomunista, paralizando a las fuerzas nacionalistas de los países.
La
masonería traiciona, porque esa es su tradición secular.
Resumiendo
su actividad en los últimos doscientos años, encontramos que el primer país
traicionado fue Inglaterra.
La
masonería penetró en Norteamérica como en todas las colonias británicas, difundida
por judíos en gran parte provenientes de la Gran Logia de Inglaterra. El deseo
de la judería era crearse una nueva base donde sus actividades no encontraran mayores
obstáculos. La influencia política del judío aumentó enormemente en Inglaterra
después que Cromwell les abrió la puerta; hasta consiguió apoderarse secretamente
del gobierno del país.
El
judío no podía desarrollar libremente sus actividades, porque chocaba con la
tradición, las costumbres y la antipatía del pueblo británico. Lo que requería
el judío para desarrollarse rápidamente, era un nuevo país sin historia, sin
tradición, sin arraigados hábitos cristianos, sin población homogénea y
solidaría cuando se tratara de rechazar la penetración del judío en las
actividades humanas. Y ese nuevo país, ese nuevo Canan de todas las riquezas y
libertades, al que la judería podía transformar mucho más de prisa, eran las
colonias inglesas de América.
Y
bien que supieron aprovechar la condición de independencia. Las víctimas fueron
primero Inglaterra y luego los mismos norteamericanos que en menos de cien años
llegarían a ser "esclavos libres" del monopolio político y económico
que la judería creó en los Estados Unidos y que dura hasta hoy. Después de la
emancipación de América, se dieron la mano las secciones francesa, inglesa y
norteamericana de la judío-masonería.
Entre
los jefes del movimiento, el más prominente y el más inteligente como político fue
Benjamín Franklin. Aunque masón, tuvo el valor de intentar introducir en la Constitución
unas cláusulas que debían prohibir la penetración judía, después de que se dio
cuenta de lo que en realidad había en el fondo del movimiento.
Benjamín Franklin
era el más viejo, el más culto y el más cristiano entre sus colegas que oficialmente
practicaban también la religión cristiana puesto que en aquella época la masonería
guardaba todavía las apariencias y se hacía aparecer como "asociación cristiana".
De otra manera, no habría podido prosperar dentro de una sociedad eminentemente
cristiana. Convencido del peligro judaico que amenazaba a la nueva nación,
Franklin intentó excluir a los judíos de la sociedad americana. Durante los debates
preliminares de la Constitución, Franklin pronunció un discurso en el que dijo:
"En cualquier país donde los judíos se han establecido en gran, número,
ellos han rebajado el nivel moral. . . Han hecho banda aparte. . . Ellos han ridiculizado la religión cristiana. . .Ellos
han construido un Estado en el Estado y cuando se les ha opuesto resistencia,
ellos han intentado estrangular al país que los abrigaba...: "Si en esta
Constitución ustedes no los excluyen de los Estados Unidos, en menos de doscientos
años, ellos hormiguearán en una cantidad tan considerable que dominarán y
devorarán nuestra Patria y cambiarán la forma de gobierno. Os advierto,
señores; si no excluís a los judíos de nuestra comunidad, nuestros hijos nos
maldecirán en nuestras tumbas"
Las
previsiones de Franklin se cumplieron matemáticamente, En menos de doscientos
años Norteamérica ha sido transformado en una verdadera colonia del judaísmo.
Los judíos dominan el gobierno y en toda la vida del país, y aun así la masa del
pueblo norteamericano no se da bien cuenta de lo logrado por la] judería, a la
que siempre auxilió eficazmente la masonería.
Hoy
que los judíos dominan a los Estados Unidos, son ellos quienes paralizan la
acción contra el comunismo, visto durante la actuación de los sucesivos
gobiernos judío-masónicos de Washington.
TRAIAN ROMANESCU - "TRAICIÓN A OCCIDENTE" Segunda ed.1961 Cap.IX (extractos)
Nacionalismo Católico San Juan Bautista