Alemania rechaza transgénicos argentinos
Un
comité argentino fue a hacer lobby a Berlín para explicar los beneficios
de la producción con transgénicos, pero recibieron un rechazo enérgico:
“No queremos esos cultivos, ni tampoco importarlos”.
Fue uno de los papelones de los que los
medios no se hicieron eco (por intereses compartidos, obviamente) y por
eso la noticia casi pasó desapercibida, pero no deja de ser menos
impactante.
Hace unos días se presentaron en la Feria Agrícola y de la Alimentación (Grüne Woche), en Berlín, una funcionaria del Ministerio de Agricultura argentino,
Verónica Caride, junto a Francisco Iguerabide, vicepresidente de la
Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación
Agrícola, AACREA.
Ambos estuvieron contando las maravillas
de la producción con semillas transgénicas. Verónica, por ejemplo,
dijo: “Argentina produce un volumen de alimentos 10 veces superior a su
número de habitantes”, “Nuestro país está en condiciones de aumentar en
forma sustentable su producción, que ofrece al mundo. Cuenta con
tecnología punta y experiencia en las cadenas agregadas de valor”, “Esta
tecnología es la oportunidad para el mundo para incrementar fuertemente
los rendimientos agrícolas. Existe un exhaustivo análisis antes de la
aprobación de cada uno de los productos. En todo el Continente
Americano, no sólo en Argentina, hay un auge. Esto ha incrementado
fuertemente la superficie cultivada con semillas biotecnológicas. “
Francisco no se
quedó atrás: “Hasta ahora la ciencia nos ha permitido mejorar los
indicadores ambientales y queremos producir más por dos motivos: como
país es lo que tenemos para ofrecer al mundo, pero además, el mundo
seguirá creciendo, los humanos queremos ser más y Argentina también lo
necesita. “, “Es una tecnología que ha sido beneficiosa y no solamente
está presente en los alimentos, también está en los medicamentos y llega
hasta la vestimenta. La biotecnología es una forma de conducir la
genética que mejora las especies.”
Todo parece un
cuento de hadas. Sin embargo, la experta en biotecnología y bioética
alemana Hedwig Emmering, asesora del Partido de Los Verdes, explicó que la
tecnología genética es controvertida en Alemania, en donde no es
considerada sustentable. Emmering preguntó a los ponentes si había
conciencia en Argentina de que los consumidores alemanes no quieren
estos productos.
“Tengo
la impresión de que los problemas que vemos en Europa asociados a la
manipulación genética no son percibidos en Argentina, por lo menos no a
nivel político. Me sorprendió que no haya sido respondida mi
pregunta al detalle, abordando los problemas conocidos, la resistencia
que generan los agrotóxicos en hierbas e insectos, pero también las
grandes cantidades de pesticida que utilizan y los peligros para la
población local. No queremos tener productos genéticamente manipulados en los alimentos.
Eso no lo toman en cuenta y es sorprendente porque eso reduce sus
posibilidades de exportar”, afirma la experta en conversación con DW.
Alemania
importa soya genéticamente manipulada de Brasil, que es usada como
pienso de animales. “En teoría podría ser usada como alimento porque no
hay ninguna restricción, pero el consumidor no compraría estos
productos, que en el futuro serán etiquetados, aunque hayan sido usados
como pienso animal, para que el consumidor los distinga” explica
Emmering.
“Incluso como
consumidores sabemos que estos cultivos tienen desventajas para la salud
y para la biodiversidad en los países en donde se cultivan y no
queremos apoyar este desarrollo. No queremos esos cultivos en Europa, ni
queremos importarlos”.
La DW también recordó a las corporaciones como Monsanto que liderar el mercado a nivel mundial.
¿Será cuestión
de tiempo el ingreso de transgénicos en la industria agrícola europea?
Seguramente sí pero, por el momento, Argentina pasó papelones en
Alemania.
Es una noticia
que no la vas a ver en los medios debido que para los oficialistas es
mala prensa y a los opositores no les conviene meterse con algunos de
sus auspiciantes más importantes.