HABLA EL TIRANO, FRANCISCO CONCEDE
– Por Flavio Infante
En el vídeo consignado a continuación, tomado
de un discurso pronunciado por Obama hace cinco años, estremece constatar la
vigencia de la más cruda doctrina laicista, de separación neta entre el Estado
y la religión, con la inevitable y consiguiente elevación de la vida civil a
una instancia absoluta, autorreferencial, hierática. No podría ser de otro
modo, ni son novedosas las premisas. Lo que salta a la vista es el tono casi
conminatorio con el que se expresan estas cosas, como anticipando a quienes entienden
fundar las realidades terrenas en un principio trascendente, que no tendrán
lugar en el consorcio de los hombres.
http://www.youtube.com/watch?v=Jg906BfCnyU
Consta, entre otros roznidos que no ahorran
sarcasmos y difamaciones gratuitas para con la religión y los "peligros
del sectarismo" de ella supuestamente dimanados, que
la
democracia demanda que los que se hallan religiosamente motivados traduzcan sus
preocupaciones en valores universales más que en valores religiosos específicos
(...) Se requiere que sus propuestas sean sujeto de argumentaciones y
susceptibles al razonamiento
afirmando esa tan engañosa como ajada
oposición entre fe y razón, e identificando fe con fideísmo. Ésta fue, en
opinión de muchos eminentes maestros -entre los cuales Pieper- la enfermedad
que, en el otoño medieval, impulsó la antítesis creciente entre el poder
espiritual y el temporal, proyectándose luego -y extenuando sus consignas- en
la época moderna.
Dice luego, y nótense el cinismo y la
paradoja, que
en una
sociedad plural no tenemos elección
y,
una vez entendida la vida política como un «arte de lo posible» sujeto a
múltiples compromisos, arguye por contraste que
en un
nivel fundamental, la religión no permite el compromiso, es el arte de lo
imposible.
Finalmente, y con el afán de exponer con
franqueza la inspiración más crudamente empirista de su programa, concluye (en
palabras que admiten significados acaso por él mismo insospechados) que
nosotros
no escuchamos lo que Abraham escucha, no vemos lo que Abraham ve. Entonces lo
menos que podemos hacer es actuar conforme a las cosas que todos podemos ver y
todos podemos escuchar.
Éste es el mismo sujeto que, encarnando la
más alta potestad política de este zarandeado mundo, no dejó de expresar sus
parabienes tras la elección de Bergoglio al papado, e hizo recientemente
público su deseo -bien pronto concedido- de obtener una audiencia con el
pontífice, tal como lo comentamos en una
entrada anterior. Pontífice que no habla tan claro, que no apura
definiciones tan inequívocas, pero que fluctúa en dudas y semidicciones que no
hacen sino fortalecer el más enconado discurso laicista, cediéndole gustoso la
preeminencia. Recordamos a este respecto aquella entrevista en la que, un poco
al modo de los saduceos que tentaron al Señor con el problema de la mujer
casada sucesivamente con siete hermanos, Francisco trajo a cuento a aquella
mujer «que tiene a sus espaldas el fracaso de un matrimonio en el que se dio
también un aborto», y que «se ha vuelto a casar y ahora vive en paz con cinco
hijos. El aborto le pesa enormemente y está sinceramente arrepentida. Le
encantaría retomar la vida cristiana», rematando el argumento con la hiriente y
nunca resuelta pregunta: «¿qué hace el confesor?». Así otra multitud de veces,
en las que el Romano Obispo parece encarecer las vacilaciones al par que
desacredita todas las certezas, según locuela ya por todos conocida. Bien hizo Antonio
Socci en recordar el pasaje de un sermón del Aquinate, en el que éste
afirma que «son éstos los falsos profetas, o falsos doctores, pues proponer una
duda y no resolverla equivale a concederla» (sermón Attendite a falsis prophetis).
En la conspiración común de las dos espadas
al servicio de la Verdad se cifra la gloria de los siglos medios. En las
desavenencias crecientes entre ambas se desenvuelve la declinante modernidad.
De la nueva reunión de entrambas, pero esta vez al amparo de un principio
secularista, ¿qué otra cosa podrá resultar sino lo que entrevió cierta vez un
santo varón, en Patmos?
Visto en: http://in-exspectatione.blogspot.com.ar/
Nacionalismo Católico San Juan Bautista