El País se lía: dice que la Iglesia no detalla sus gastos pero da una ‘exhibición de cifras’
Juan G. Bedoya, habitual recadero del diario de PRISA para atacar a la Iglesia Católica, firmó ayer una noticia tan panfletaria como ridícula en El País con un título mentiroso: “Los obispos informan al Gobierno sobre sus misas, pero no en qué gastan el dinero”. Bedoya habla de la Memoria de 2011 de la Conferencia Episcopal, revisada por la prestigiosa consultora PwC, presentada ayer y que detalla, precisamente, los gastos de la Iglesia en España.
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¿Son “muy poco” 7 páginas detallando en qué se invierte la casilla del IRPF?
Es de una torpeza supina que El País mienta en un titular negando
algo que puede comprobarse con una simple lectura a la Memoria 2011 de
la CEE. Pero el titular no es, por supuesto, el único punto de la noticia en el que el diario de PRISA miente y mete la pata.
A modo de ejemplo, sobre en qué se gasta el dinero que millones de
contribuyentes asignamos libremente a la Iglesia, Bedoya dice lo
siguiente: “Muy poco se dice al respecto”. Bedoya ha debido pasar por alto las páginas 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 53, en las que precisamente se detalla eso que echa en falta. ¿Le parecen pocas, acaso?
Omite que el gasto que indica la Memoria incluye la asistencia a enfermos
Las mentiras de Bedoya siguen, faltaría más. Sin haber pasado aún del
primer párrafo de la noticia, el periodista de El País afirma en
referencia a 2011: “la confesión católica destinó ese año 818 millones a actividades pastorales” Basta
con acudir a la página 21 de la Memoria para comprobar que Bedoya ha
decidido omitir que la CEE atribuye esa cantidad a “actividades
pastorales, sacramentales y de atención personal”, lo que
incluye la atención a enfermos. De hecho, a lo largo de todo ese libelo
Bedoya se cuida de omitir toda referencia a los gastos indicados por la
Iglesia para fines sociales o caritativos. A modo de ejemplo, la
Memoria refleja los 302 millones de euros que Cáritas y Manos Unidas
dedican a ayudar a los demás y el millón de euros donado por la Iglesia
para ayudar a las víctimas del terremoto de Lorca, así como los
6,3 millones de beneficiarios de la labor de esas ONGs católicas, las
12.785 personas que lograron encontrar un empleo gracias a ellas, los 51
millones dedicados a ayudar al Tercer Mundo… De eso El País no dice ni pío, seguramente porque da una imagen de la Iglesia muy diferente de la línea anticatólica que domina ese periódico.
Atribuye al Ministerio de Educación un pago que hacen las autonomías
De las mentiras, Bedoya pasa a las meteduras de pata: acerca de las escuelas concertadas católicas dice que la CEE no ofrece “el dato de dinero público que el Ministerio de Educación gasta en financiarlas”. Lo que Bedoya no dice es que el dinero que el Estado invierte en las escuelas concertadas no va a la Iglesia, sino a los colegios,
y que esos conciertos no se justifican porque los colegios que los
reciben sean católicos -de hecho hay colegios concertados que no son
católicos-, sino porque son colegios, porque cumplen con los requisitos
que marca la ley y porque las familias que eligen esos centros, y que
pagan impuestos como las demás, lo hacen ejerciendo el derecho a la
educación que ampara la Constitución en su Artículo 27. Pero es que
además el Ministerio de Educación no es el que paga los
conciertos: los pagan las autonomías, pues la educación es una
competencia que tienen transferida. ¿Tal mal informado está como periodista el señor Bedoya que aún no se había enterado de esto?
Miente sobre el contenido de los Acuerdos Estado-Santa Sede de 1979
Bedoya sigue mintiendo: dice que la Memoria anual de la CEE es “obligada por el concordato económico firmado entre España y el Estado vaticano en 1979″. Basta con leer el texto del Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre asuntos económicos -que no concordato- para comprobar que lo que dice Bedoya no aparece en ningún punto.
La Conferencia Episcopal presenta esta Memoria anual de forma
voluntaria, sin estar obligada a ello y en un ejercicio de transparencia
que ya nos gustaría ver, por ejemplo, en partidos políticos y
sindicatos. Esto es así porque el dinero que recibe la Iglesia a través de la casilla del IRPF no es una subvención:
es una asignación que hacemos voluntariamente los contribuyentes que la
marcamos, conforme a lo estipulado en el Artículo II punto 2 de los
citados Acuerdos.
Dice que la Iglesia no detalla sus gastos y luego habla de ‘exhibición de cifras’
Lo más curioso es que después de mentir en el titular
afirmando que los Obispos no detallan en qué gastan el dinero, Bedoya
acusa al episcopado español de hacer “una exhibición de cifras”. ¿Se
aclara usted de una vez, señor Bedoya? Por lo visto que haga lo
que haga la Iglesia, a usted le parece mal: primero se queja de que no
da cifras, y luego, ante la constatación de que sí las da, se queja de
que hace una “exhibición”. ¿Y aún tiene usted la osadía de decirse
periodista?
Atribuye a ‘expertos’ una cifra falsa publicada por las Juventudes Socialistas
De los gazapos y las mentiras, Bedoya ya pasa directamente a la
intoxicación. Lo que el Estado invierte en pagar los sueldos de los
profesores de religión -dinero que no va a las arcas de la Iglesia, sino
a las nóminas de los profesores-, el periodista de El País lo cifra de
la siguiente forma: “Los expertos calculan en 700 millones anuales ese gasto público.” Bedoya no dice a qué “expertos” se refiere, pero lo diré yo: a las Juventudes Socialistas, que fueron quienes publicaron esa cifra falsa hace dos meses. Como recordaréis, con esa cifra los cachorros del PSOE engordaron en 200 millones de euros -así, redondos- la también falsa cifra de 500 millones publicada por el grupúsculo cristianófobo Europa Laica. Para conocer la cifra real a Bedoya le bastaba con acudir a las hemerotecas: en marzo del año pasado el Estado publicó que ese gasto fue de 109 millones en 2011. Insisto, señor Bedoya: ¿y usted se hace llamar periodista?
Un periodista de El País conocido por sus falsedades sobre la Iglesia
Como he dicho al principio de esta entrada, Juan G. Bedoya es el
habitual recadero del diario de PRISA para atacar a la Iglesia Católica.
En ese empeño ha protagonizado hechos que retratan lo que este
personaje entiende por periodismo. Como ya comenté aquí en octubre de 2010 Bedoya firmó la primera aparición mediática -en El País, claro- de un bulo de Europa Laica
según el cual la Iglesia recibía del Estado 10.000 millones de euros.
La cantidad era el resultado de la suma de una serie de disparates
propios de personas que no tienen ni la más mínima idea de contabilidad,
pero el diario de PRISA la dio por buena porque entre decir la verdad y
atacar a la Iglesia, siempre opta por lo segundo. De hecho, en marzo de 2012 El País se negó a publicar
una carta de rectificación enviada por la Conferencia Episcopal, que
desmontaba las mentiras publicadas por Bedoya en otro artículo,
también dedicado a falsear datos relativos a la financiación de la
Iglesia. El diario de PRISA debió considerar que la carta le dejaba en
evidencia, y optó por negar a la Iglesia el legítimo derecho de
rectificación que le reconoce la ley. Para desgracia y vergüenza de El
País, la CEE acabó publicando la carta, que recogí íntegra aquí.
En 2009 Bedoya acusó a la Iglesia de contar los años igual que El País
A pesar de todo lo visto, el mayor ridículo hecho por Bedoya, con
muchísima diferencia, en su obsesión por atacar a la Iglesia Católica se
produjo en 2009: el supuesto experto de El País sobre temas religiosos acusó a la Iglesia de contar los años desde el nacimiento de Cristo.
Debió pasar por alto que esa misma cuenta de los años es la que hace el
periódico de PRISA y la mayoría de los países del mundo. Obvia decir
que si El País mantiene en plantilla a un señor capaz de meter la pata
de tal forma es porque sólo le quieren para atacar a la Iglesia, aunque
sea a costa de la verdad y de seguir hundiendo en el barro el supuesto
prestigio de ese diario.