La presidente está muy nerviosa. se advierte en
sus discursos y en los detalles que trascienden off the record, de
su relación con sus propios funcionarios. Grita, amenaza, sanciona,
se desencaja, busca compulsas para adentro y para afuera, castiga
como nunca a Scioli, a esta altura un mero sparring, y busca
denodadamente candidatos para presentar en las PASO, sin mayor
éxito.
Tiene motivos para encontrarse en ese estado.
Ha llegado a este año electoral, donde se juega nada menos que la
gloria o Devoto, siendo la principal víctima política de su propio
modelo.
Hay que decir que el de Néstor Kirchner nunca fue un plan de
gobierno sustentable en el tiempo, sino un modelo de transición,
para unos pocos años, luego de los cuales debía virarse hacia otro
tipo de políticas. Un modelo heredado, por cierto. Esto era hacia el
año 2007, cuando CFK llegó a la presidencia, y era el momento de,
por ejemplo, comenzar a disminuir paulatinamente los subsidios
otorgados a las empresas de servicios, básicamente transportes y
energía, hacer una sólida política de captación de inversiones
extranjeras para generar puestos de trabajo, y tratar de reinsertar
a la Argentina con potencial propio en el mundo.
No hicieron nada de esto. Ni supieron cómo hacerlo ni tampoco les
interesó demasiado. Se refugiaron en el populismo demagógico,
dedicaron su tiempo a los negocios personales, y dejaron al país en
un piloto automático cuyas coordenadas las proporcionaban la soja y
la interdependencia comercial con Brasil. Creyeron que la fiesta iba
a ser eterna. Mentalidad de pueblo chico.
El modelo que nunca existió cayó víctima de tormentas autogeneradas
por su propia impericia.
Se quedaron sin autoabastecimiento de combustibles, sostuvieron el
populismo a pura emisión descontrolada, entraron en un ciclo
inflacionario que ya lleva mas de 6 años, se ubica entre los mayores
del mundo y destruyó la moneda, se vieron obligados a cerrar
importaciones para sostener el superávit comercial, comenzaron a
comerse las reservas del central, y llegan a la situación actual
donde corren desesperadamente detrás de cada dolar, porque
sencillamente, lo que entra, no alcanza.
Como las erogaciones van siempre en alza, llegamos al momento en el
cual el ingreso de los dólares por exportación tampoco les alcanza ,
porque, por ejemplo, deben pagar el nuevo y creciente pozo de
obligaciones en dólares, que es el déficit energético.
Para dar una idea de la magnitud de este gasto. Si las importaciones
de energía (básicamente gas y gas oil) llegan a U$S 14.000 millones
(como alertan los mismos expertos que avisaron sobre este problema
en el verano) y las exportaciones rondan los U$S 4.500 millones, el
rojo de la balanza energética se aproximará a los U$S 9.500
millones, para finales de 2013. Es decir, unos U$S 600 millones más
de los que se le adeudan al Club de París, solo a modo de ejemplo.
"Como
para interpretar la notable impericia del oficialismo: El
gobierno de Cristina Kirchner perdió U$S 13.000 millones de
reservas del Banco Central, en 2 años "
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Básicamente puede decirse que los dólares que
ingresan no alcanzan. Y eso provoca una sangría de las reservas. El
gobierno apeló al blanqueo para tratar de conseguir los U$S 4000
millones que necesita para llegar a las elecciones sin que la
economía muestre el inicio de un grave colapso, y los haga entonces
perder la elección de forma contundente.
La presidente hoy, pierde apoyo y popularidad,
y ninguno de los serios problemas que afronta su gobierno tiene
solución de corto plazo. Pero en el cortísimo plazo de apenas 60
días, debe afrontar nada menos que la elección más importante de su
década.
Está atrapada en las redes de su propio relato. Kirchner fue tan
farsante que a la primera que engañó con las supuestas bondades de
su modelo, fue a su propia esposa. Le hizo creer que estaba
gobernando con un plan y con un modelo, cuando lo único que estaba
haciendo era administrar frutos recogidos por las políticas de sus
predecesores, y cerrando buenos negocios personales. A Cristina le
estalla su propia impericia para conducir un barco que su marido le
dejó averiado y sin rumbo. Y tiene la desgracia de que cada vez más
gente se está dando cuenta
Fabián Ferrante