miércoles, 19 de junio de 2013

¿JUSTICIA DEMOCRATICA O JURADOS DEMOCRATICOS?

El debate no es democratizar, sino republicanizar la justicia
 
El ministro Alak está en lo cierto. Nos seguiremos manejando con una justicia borbónica, conforme a las cortes españolas de principios de siglo XVIII (Felipe V- Carlos IV). Y parece que nadie esta decidido a cambiarla, ni la Corte Suprema, por ahora al menos. La constitución de 1853 habla del juicio por jurados y desde la reforma de 1994 también el senador Yoma, a quien decididamente y con elocuencia, nuestra presidenta, defendió a capa y espada en ese proyecto de ley (38l5/06. Sorpresivamente perdió estado parlamentario cuando Cristina era presidenta y paso al olvido. Ayer, la corte, en un fallo mayoritario y contrario a la señora feudal -algo cansada de recibir emisarios como Julio De Vido, entre otros -, no solo aceptó el per-saltum sino que dejo un mensaje mas que explicito : no aceptaremos más embestidas contra la carta magna, ni contra nuestro ministerio; hasta acá han llegado. Nada ejemplar, solo justicia. Ya en la reforma de 1994 -la experiencia lo comprobó- ciertos hechos resultaron negativos al permitir que el Consejo de la Magistratura pudiera estar integrado por representantes del ámbito político (legisladores y mandatarios del PE). Pero, mas grave aún, era que a los representantes de los abogados y de los jueces dentro del Consejo, se los obligara también a realizar proselitismo en busca del favor popular (el voto), con el objetivo de desempeñar las importantísimas tareas que nuestra Constitución le encarga a dicho órgano. Prohibió, por ejemplo, la formación de agrupaciones o alianzas solo para competir en los comicios de consejeros. Colocó otras restricciones insólitas: el reconocimiento nacional en 18 distritos, cuando para una elección presidencial la exigencia trepa solo a 5. Tampoco interesarían mucho, a esta altura, los antecedentes profesionales que impulsaron a Alejandra Gils Carbo a la Procuración General. La jefa de los fiscales actúa como un ariete cristinista, al compás de las instrucciones que recibe desde la Casa Rosada. El que leyó el libreto con mas atención quizá haya sido el ministro Zaffaroni; su compromiso moral esta limado, sus antecedentes no lo califican como miembro vitalicio. Con el sofisma de la "democracia" judicial la presidenta intentó sostener algo que es falso. Tiene una apariencia de lógica benevolencia, pero arriba a una cívicamente falsa conclusión; la de que es necesario que haya democracia en el Poder Judicial, cuando el empírico resultado era una humillante claudicación ante el poder político. El cambio es necesario, profundizando su independencia, para lo cual no hay que democratizarla, sino "republicanizarla", con el voto popular pero esterilizado de políticas partidarias. El caso Marita Verón fue un botón de muestra del descalabro judicial. Durante estos días se ha hablado y especulado mucho sobre quienes fueron los jueces de la causa; cuales podrían ser sus intereses, su historial y sus conexiones con el mundo político. Las conclusiones ; un fuerte abrigo político a sus aspiraciones de continuidad en el degenerado "mundillo" feudal del gobernador Alperovich. ¿Qué diferencia hay, entonces, entre el resultado de aquel juicio y otros que han sido igual de perturbadores, pero cuyo fallo fue dictado por la gente común que interviene en la administración de la justicia?.. .Digamos en la ciudad de Córdoba que se da el juicio por jurados? Sin dudas, a ambos sistemas los separa una brecha gigante: la legitimidad. Es posible pensar que ante el mismo fallo, la gente hubiera reaccionado distinto, pero con una diferencia notable ; NO FUERON JUECES POSIBLEMENTE CONTAMINADOS, fue una nómina de ciudadanos de intachable origen los que decidieron la condena. EL JUICIO POR JURADOS no existe solo en las películas (Twelve Angry Men -Sidney Lumet) sino en la mayor parte de los países de América, Europa e incluso en nuestro propio país, como el caso Córdoba (2005), ya mencionado. Ya se han realizado en nuestro territorio más de 300 juicios con éxito y total aceptación. El jurado, en esa provincia, se compone por dos jueces profesionales y 10 ciudadanos y ha tenido que tratar casos que afectaron a toda la sociedad, sobre los que la prensa y los vecinos ya se habían expedido señalando un culpable. Los jurados actuaron con total imparcialidad y solo adhirieron a las pruebas. Esto no implica que los jueces sean figuras decorativas, todo lo contrario; intervienen, suspenden, abortan malas intenciones, deciden todo el tramite de juzgamiento : LO DIRIGEN. Es interesante destacar una fuerte decisión política por parte del ejecutivo de la Pcia. de Buenos Aires. Quiere ser parte del proyecto que la constitución exige. La cámara de diputados ya la ha votado y va mas allá en cuanto a la participación ciudadana : Establece que el jurado estará compuesto por doce miembros, todos ellos ciudadanos sin ninguna formación jurídica y un juez los instruirá y será una suerte de arbitro en el proceso , pero la decisión de si un hecho sucedió o no será de la gente. Así, la democracia ingresa al Poder Judicial y el proceso se transparenta. Con el juicio por jurado tanto fiscales como abogados deberán hablar en castellano, es decir, salirse de la jerga que acostumbran los juristas, para que tanto el acusado como la posible victima y sus familiares puedan entender el proceso que los involucra. El Poder Judicial no es solamente para abogados, es para toda la gente. Los actuantes funcionarios colegiados para un juicio por jurados deberán estudiar teatralización y, por supuesto, su profesionalismo ayudara a resolver enigmas que hoy son misterio en la cámara de un juez incompetente. Por ultimo, y volvamos al principio, a la legitimidad de la que goza el jurado popular. Tengamos en cuenta que los jueces sufren tensiones profesionales por el mismo proceso que comenzó mucho antes del juicio en si, mientra que EL JURADO NO . Por mas buena voluntad que tuviera un magistrado, incluso sin darse cuenta, es probable que se vea influenciado por las relaciones laborales, y la posible reacción de sectores políticos que promovieron su designación, cuando toma decisiones jurídicas. Por el contrario, para los ciudadanos, el juicio implica una participación de tres o cuatro días, luego de los cuales siguen con su vida normal. Los juicios por jurado, entonces, garantizan una mayor imparcialidad. Una mas ; hay que terminar con los cargos perpetuos. Hasta los sacerdotes tienen una vida "útil" y piden un alejamiento de sus funciones a una edad conveniente. No es posible que un magistrado se apoltrone en su despacho hasta su muerte o incapacidad. Tampoco es deseable que a un juez corrupto no se lo pueda enjuiciar, si una mayoría política lo impide. La Suprema Corte de justicia ha demostrado que esta a la altura de las circunstancias; ahora le toca el turno a los políticos y a sus electores, los ciudadanos.
Lorena Udaeta Siles