Los muertos de la corrupción no se solucionan
con renuncias administrativas, con discursos de ocasión o con
funcionarios disfrazados de lloronas que van a los velorios.-
Otra vez el Sarmiento……y la verdad que cuesta escribir sin calentura. En este tipo de accidentes no se pueden deslindar responsabilidades. Si hubo fallas en el sistema de señalización, si hubo una falla humana, si hubo una falla en el sistema de frenos, el culpable final sigue siendo quien tiene la obligación de cuidar esos trenes. Y en este caso, la culpa consiste en no hacer, en no controlar, o, lo que es peor, en simular que se hace.
El sistema ferroviario argentino es DESASTROSO. Y es el medio más económico para que la gente más humilde se pueda desplazar. Su control es responsabilidad del Estado mediante la Administración Pública. Sus funcionarios son responsables en distintos grados. Y tiene una cabeza, cuya responsabilidad, como mínimo, es política. Para determinar y juzgar esa responsabilidad está el Poder Judicial. El Poder Legislativo, mediante el juicio político, determina que un funcionario no cumplió con sus deberes y le quita los fueros para que el Poder Judicial continúe con el proceso iniciado hasta las últimas consecuencias.
No es admisible que el Poder Ejecutivo pretenda controlar al Poder Judicial. Por más que la presidenta se enoje y pretenda darnos lecciones de derecho constitucional (materia que evidentemente no cursó o no aprobó en su supuesta carrera de derecho). El poder judicial no es un órgano político, la sociedad debe entenderlo de una vez por todas.
Acá la clave está en la Justicia. Las pruebas están ahí, todavía tibias. Lo de Castelar, luego de lo sucedido en Once, es casi un delito in fraganti.
Hoy leerán la condena a Carlos Menem por la causa del tráfico de armas que terminó con la voladura del arsenal en Río Tercero. Esto ocurrió hace 18 años.
Y si bien no deja de ser positivo que un ex presidente al fin sea condenado, la Justicia no puede demorar tanto. Porque justicia que llega tarde no es justicia. Porque las responsabilidades se diluyen y porque los familiares de las víctimas se mueren sin ver presos a quienes los condenaron a la pena de tristeza eterna.
Por todo lo expuesto, señores jueces, provean de conformidad, con celeridad y que se haga justicia.
Gustavo Batakis
Otra vez el Sarmiento……y la verdad que cuesta escribir sin calentura. En este tipo de accidentes no se pueden deslindar responsabilidades. Si hubo fallas en el sistema de señalización, si hubo una falla humana, si hubo una falla en el sistema de frenos, el culpable final sigue siendo quien tiene la obligación de cuidar esos trenes. Y en este caso, la culpa consiste en no hacer, en no controlar, o, lo que es peor, en simular que se hace.
El sistema ferroviario argentino es DESASTROSO. Y es el medio más económico para que la gente más humilde se pueda desplazar. Su control es responsabilidad del Estado mediante la Administración Pública. Sus funcionarios son responsables en distintos grados. Y tiene una cabeza, cuya responsabilidad, como mínimo, es política. Para determinar y juzgar esa responsabilidad está el Poder Judicial. El Poder Legislativo, mediante el juicio político, determina que un funcionario no cumplió con sus deberes y le quita los fueros para que el Poder Judicial continúe con el proceso iniciado hasta las últimas consecuencias.
No es admisible que el Poder Ejecutivo pretenda controlar al Poder Judicial. Por más que la presidenta se enoje y pretenda darnos lecciones de derecho constitucional (materia que evidentemente no cursó o no aprobó en su supuesta carrera de derecho). El poder judicial no es un órgano político, la sociedad debe entenderlo de una vez por todas.
Acá la clave está en la Justicia. Las pruebas están ahí, todavía tibias. Lo de Castelar, luego de lo sucedido en Once, es casi un delito in fraganti.
Hoy leerán la condena a Carlos Menem por la causa del tráfico de armas que terminó con la voladura del arsenal en Río Tercero. Esto ocurrió hace 18 años.
Y si bien no deja de ser positivo que un ex presidente al fin sea condenado, la Justicia no puede demorar tanto. Porque justicia que llega tarde no es justicia. Porque las responsabilidades se diluyen y porque los familiares de las víctimas se mueren sin ver presos a quienes los condenaron a la pena de tristeza eterna.
Por todo lo expuesto, señores jueces, provean de conformidad, con celeridad y que se haga justicia.
Gustavo Batakis